Violet y Clover aparecieron en medio de una solitaria plaza, el suelo y una fuente que estaba en medio del lugar estaban compuestos por grises adoquines de piedra; la fuente, rodeada por una reja ligeramente oxidada, estaba seca y silenciosa.
Violet dio un paso hacia la primera calle vacía que entró en su campo visual, pero fue detenida por una pequeña mano.
– Es por aquí, señorita– le informó Clover, jalándole la mano e instándola a avanzar hacia la dirección contraria, pero antes de que la muchacha comenzara a caminar, un fuerte 'crac' resonó en medio de la plaza vacía
Sobresaltada, Violet se llevó la mano al alargado bulto en su pierna donde llevaba su varita.
Dos personas se habían materializado a unos diez pasos de Violet y la elfina. Ambos, una mujer y un chico que no parecía ser mayor que Violet, estaban vestidos de gala, por lo que la muchacha sospechaba que podían dirigirse, justo como ella, a la cena del ministro.
– ¿Qué pasa, querido? –Preguntó la mujer– ¿te encuentras bien? Te mareaste con la aparición, ¿no?
El chico se alejó un poco de la mujer y del ademán protector que esta le dirigía.
– Estoy perfectamente, madre.
Ambos tenían el cabello de un rubio tan pálido que casi parecía blanco a la luz de las lámparas de la plaza, su piel se veía pálida y delicada. La mujer llevaba un vestido azul oscuro sin mangas que le llegaba hasta la pantorrilla, un chal color crema le cubría los hombros y el cabello suelto le caía lacio hasta la cintura. Tenía una expresión dulce pero cansada.
El chico llevaba un traje negro de pajarilla y sobre este, una capa del mismo color que le llegaba casi a los tobillos. Sus ojos eran azules, o al menos eso alcanzó a divisar antes de darse cuenta de que ambos la miraban fijamente, la mujer incluso con un deje de reconocimiento.
– ¿Quién es esa? –le preguntó el muchacho a su madre al tiempo que un segundo 'crac' se escuchaba en la plaza.
– Modales, Draco... –Lo reprendió la voz grave del hombre que acababa de aparecerse; medía aproximadamente 1.85 y vestía de negro, justo como el muchacho. Su cabello, del mismo color que el de los otros dos, lo llevaba largo y recogido en un elegante moño en la nuca. Se veía imponente, con un porte que podría intimidar a cualquiera.
El chico miró al hombre con insolencia.
– ¿Hubo algún problema, cariño? –Preguntó la mujer apartando la mirada de Violet.
– Fudge tardó un poco en enviarme la ubicación mediante Patronus –le respondió a la mujer, que Violet suponía era su esposa, y luego se giró hacia la muchacha– ¿es también usted invitada del ministro, señorita?
Violet sonrió, recordando que aquella familia muy seguramente era una de las 'más importantes del mundo mágico' y, tal vez, los Mortífagos que esperaba conocer esa noche.
–Eso parece –le respondió al hombre– pero me temo que mi elfina y yo estamos un poco perdidas. –mintió.
Las miradas de los tres se posaron en la pequeña criatura parada junto a Violet quien, tal vez erróneamente, percibió un poco de odio en sus ojos.
– Bueno, pues, ya que nos dirigimos hacia el mismo lugar, ¿le parece si vamos juntos?
– Me parece maravilloso, muchas gracias.
– ¡Estupendo! –Exclamó él con una protocolaria sonrisa en los labios, mientras se acercaba a ella y le extendía la mano– Mi nombre es Lucius Malfoy –se presentó– y ellos son mi esposa Narcisa y mi hijo Draco.
«Esos nombres tan extraños me van a dar migraña» –pensó la muchacha.
– Es un placer conocerlos –dijo Violet con cortesía mientras estrechaba la mano del Sr. Malfoy –Yo soy Violet Bancroft y ella es mi elfina doméstica, Clover.
La elfina hizo una reverencia en muestra de respeto.
Pero entonces fue como si el mundo se detuviera.
Nadie se movía, nadie respiraba, y los señores Malfoy la miraban fijamente con expresión aterrada; Narcisa, en un momento de debilidad y desconcierto, tomó la mano de Lucius, como si con eso absorbiera un poco de su seguridad, de su capacidad de mantenerse en calma.
– ¿Bancroft? –preguntó el señor Malfoy recuperando la compostura– tal vez me equivoque, pero ¿no será usted hija de Elizabeth y Robert Bancroft?
– De hecho, lo soy.
Un ligero gritito de asombro salió de la garganta de la señora Malfoy, quien no parecía poder dejar de ver a la chica ni un segundo.
El chico que acompañaba a la pareja miraba en silencio de un lado para otro de los presentes sin entender claramente lo que sucedía, pero sin interrumpir el momento.
– Lo siento, ¿dije algo malo?
Pero ella sabía que era lo que causa la conmoción, para muchas personas la Familia Bancroft había desaparecido por completo, el hecho de que una chica apareciera portando ese apellido era motivo de sorpresa... mucha sorpresa, al parecer.
– No, no, es solo que... –comenzó el hombre, pero no pudo terminar la frase, y tampoco dejar de verla tan fijamente que Violet sintió el rubor subirle a las mejillas.
– Sabía que se me hacía conocida... –decía Narcisa Malfoy– es la viva imagen de Elizabeth.
¿Por qué todos tenían que repetir eso?
Aun así, la chica sonrió.
– Es un honor para mí que diga eso, señora.
Lucius Malfoy por fin logró recuperar la compostura y se dirigió hacia ambas.
– Se está haciendo tarde, será mejor si conversamos en el camino.
Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron a avanzar por uno de los caminos de piedra.
Pero Violet necesitaba más información, para eso estaba allí.
– ¿Conocía usted a mis padres? –le preguntó a Narcisa quien era la que más afectada se veía con todo aquello.
– Eh... sí. Elizabeth y yo fuimos amigas en Hogwarts, íbamos al mismo curso, incluso compartimos el mismo dormitorio
La chica levantó las cejas.
Ella era una persona, aparte de Severus, que había conocido a su madre en vida, no solo de vista. La miró fijamente. Esa era la edad que tendría su madre si hubiera vivido lo suficiente como para alcanzarla.
Al girar un poco la mirada de la mujer vio que el chico, Draco, la estaba mirando fijamente mientras fruncía el ceño. Violet levantó una ceja hacía él y el muchacho giró el rostro de inmediato.
– Debe ser aquí. –anunció el señor Malfoy.
Estaban justo al frente de una corta escalera ascendente hasta una puerta doble en madera blanca que se abrió justo cuando llegaban al lugar.
Un hombre alto de expresión seria apareció en el umbral.
– El señor ministro los está esperando.
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Me tardé un poco en actualizar y lo siento.
Espero que dos capítulos seguidos compensen la tardanza.
Un abrazo.
Lizz
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La Princesa de la Alquimia (Harry Potter Fanfic)
FanfictionViolet Bancroft es una chica prodigio pero ademas de eso... Ella es una bruja. Su misión no será fácil, pero deberá sobreponerse a la adversidad y aprender a conocer su nuevo mundo con todo lo que conlleva ser una bruja, una aprendiz de alquimista y...