Capítulo 12

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Luego de comer en el caldero chorreante, Violet y Eliade se trasladaron vía chimenea a la 'Mansión Bancroft'.

Era un lugar inmenso, rodeado de verdes jardines repletos de rosas y fuentes, por donde las enredaderas trepaban y en donde los pajarillos se bañaban. Un gran bosque envejecía justo al lado izquierdo de la casona y solo a unos cuantos metros del inicio de los árboles, había un lago de agua clara rodeado de rocas y helechos. Las paredes exteriores de la mansión estaban rodeadas por enredaderas en las que florecían flores de vivos colores y hacían ver al lugar como un mágico castillo encantado. Dentro de la casa todo era elegante pero acogedor. En cuanto entró, Violet sintió como si volviera a casa luego de un largo tiempo fuera, y eso es lo que había pasado, había vuelto a su hogar luego de doce años de una falsa vida. Violet recorrió todas la habitaciones; la inmensa cocina, repleta de las más curiosas cosas; el amplio comedor de caoba, tan grande que doce personas podían comer allí sin problemas; los baños, de mármol, cristal y plata; los pasillos, tapizados y alfombrados con acogedores colores; la biblioteca, la habitación más grande del lugar, repleta de mágicos libros sobre todos los temas; el salón de música, con instrumentos que Violet ni siquiera conocía; y su habitación. Clover había organizado la antigua habitación de su madre para que fuera la nueva habitación de Violet. Una gran cama de dosel dominaba el lugar, repleta de sedas y plumas, el armario era una pequeña habitación justo al lado de la puerta del baño. Toda la ropa de Elizabeth Bancroft estaba ahí, hermosos vestidos de gala, abrigos de pieles, ropas elegantes, ropas cómodas para estar en casa, pijamas, zapatos, joyas... todo hermoso, y todo había pertenecido a su madre. La ropa de Violet estaba aún empacada en el baúl, pero no quería desempacarla, pues no era capaz de sacar las cosas de su madre del armario, y mucho menos deshacerse de ella. Era como la continua presencia de una desconocida, pero una desconocida que había comenzado amar ¿Cómo no amar a la persona que dio su vida por ti? Pero entonces tuvo una idea. ¿Por qué deshacerse de las cosas de su madre?

Llamó a Eliade –quien estaba aún acomodándose en su nueva habitación, que antes había sido una de las tantas habitaciones de huéspedes y como tal, había estado desocupada–, y le pregunto si deseaba quedarse con algunas de las cosas de su hermana.

– No sé si deba, cariño.

Eliade miraba el armario con duda.

– Estoy segura de ser de la talla adecuada pero... no sé si...

– ¿No te sientes cómoda utilizando las cosas de mi madre?

Eliade la miró entrecerrando los ojos, con una rara expresión entre triste y curiosa.

– Es raro escuchar que llames madre a alguien más.

– ¡Oh! –exclamó Violet dándose cuenta de lo que había dicho.

Se había acostumbrado tanto a llamar a Elizabeth Bancroft 'madre' en sus pensamientos, que la había llamado así frente a Eliade, su madre de crianza.

– Lo siento tanto, mamá, en verdad no quería...

– No importa, cielo, ella era tu madre, naciste de su vientre, y creo que se ofendería mucho si la llamaras de otra forma, es solo que es... extraño para mí.

– También lo es para mí.

– Lo sé, pero no importa, eres una chica afortunada con dos madres a las que nunca les importó hacer todo por ti.

Entonces Eliade se vio envuelta en los brazos de Violet y permanecieron así por un largo minuto.

– Así que... ¿quieres que me quede con las cosas de Elizabeth?

La Princesa de la Alquimia (Harry Potter Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora