Al terminar de desayunar Violet y Eliade se levantaron de la mesa y se dirigieron a la barra, en donde encontraron al anciano profesor de pie hablando con Tom, el cantinero.
– Buenos días, profesor Dumbledore –lo saludó Eliade.
El profesor se giró y les dedico una amable sonrisa.
– Buen día, Eliade, Violet.
Dio un último sorbo a su té.
– Muchas gracias, Tom.
Luego miro hacia ellas.
– Creo que es hora de irnos.
Tras dar unos pasos hacia el salón donde estaba la chimenea por la que habían llegado la tarde anterior, por lo que Violet asumió que de nuevo viajaría por Red Flu, el anciano se detuvo y levantó un dedo en el aire como si hubiera recordado algo de repente.
– Por cierto, Tom, alguien vendrá más tarde por el equipaje de ambas, creo que la reconocerás de inmediato.
Y sin más palabras se dirigió hacia la puerta con Violet y su madre siguiéndole.
El fuego ya estaba encendido, por lo que el calor era bastante fuerte. Dumbledore sacó el pequeño saco de polvo brillante y se lo ofreció a Eliade quien tomo un poco.
– Normalmente es necesaria una serie de palabras en clave para llegar a la chimenea correcta en Hogwarts –comenzó a decir Dumbledore mientras le ofrecía polvos Flu a Violet– no solo por el innumerable número de chimeneas que hay en el castillo, sino también por el nivel de seguridad de este. Pero solo por esta vez, ya que Violet no está acostumbrada a viajar por este medio, limité todo este embrollo para que solo sea necesario el nombre de la escuela para llegar a la oficina del director, es decir, la mía.
Le sonrió a Violet.
– Pero ya que es solo por tiempo limitado es mejor que nos apuremos. Violet, si eres tan amable.
De inmediato Violet lanzo el polvillo al fuego y este se volvió color esmeralda y creció a la altura de la chica, la cual, ahora menos nerviosa que la primera vez que utilizó este método, entro en el fuego, luego respiro profundamente.
– ¡Hogwarts! –exclamó con voz segura.
Luego de dar vueltas durante medio minuto y ver pasar muchas chimeneas, apareció en una habitación circular iluminada por una gran araña de luces que colgaba del techo. Frente a ella había un gran escritorio de roble con patas en forma de zarpas. Tras la mesa había un gran estante lleno de curiosos objetos de plata, algunos de los cuales hacían ruidos bajos o de los cuales salían pequeñas bocanadas de humo, sobre la chimenea había un gran escudo brillante con una gran "H" que estaba rodeada por cuatro animales –un león, una serpiente, un águila y un tejón– bajo el escudo se veía un lema: «Draco Dormiens Nuquam Titillandus.» Violet asumía que este era el escudo del colegio. Todas las paredes del lugar estaban cubiertas de retratos de hombres y mujeres, estos, como notó Violet, se movían como el retrato de Madame Bubbary.
Se escuchó un estallido y su madre salió de la chimenea. Luego de unos segundos apareció Dumbledore.
– Bienvenidas a Hogwarts. –Les dijo el anciano director mientras les sonreía. – siento decirles que no podré darles una guía turística. Estamos aquí porque hay alguien a quien quiero que conozcan.
– ¿Quién es? –preguntó Violet de inmediato.
– En un momento le conocerán, la he convocado y deberá llegar en cualquier instante. –respondió el anciano profesor.
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La Princesa de la Alquimia (Harry Potter Fanfic)
FanfictionViolet Bancroft es una chica prodigio pero ademas de eso... Ella es una bruja. Su misión no será fácil, pero deberá sobreponerse a la adversidad y aprender a conocer su nuevo mundo con todo lo que conlleva ser una bruja, una aprendiz de alquimista y...