Luego de despedirse de Dumbledore, quien dijo que pasaría por ellas a las 8:00 a.m, Tom les mostró el camino a sus habitaciones que quedaban en el segundo piso del lugar. Se detuvieron frente a una puerta de madera con un número 14 de metal colgado en ella. Tom la abrió con la llave, la cual entrego luego a Violet.
– Su habitación –anunció.
Justo cuando iba a entrar fue absorbida por un fuerte abrazo de su madre. Con esto, Violet pensaba que su madre trataba de expresarle todas las disculpas que no podía decirle frente al hombre. Violet le devolvió el abrazo, esperando que su madre comprendiera que la amaba y que nada cambiaria eso. Cuando se separaron, Eliade tenía los ojos llenos de lágrimas.
– Descansa, cielo, vendré por ti en la mañana.
Luego Tom y ella se dirigieron a la habitación contigua, la numero 15, repitiendo el mismo procedimiento. Luego de una leve reverencia para ambas, el hombre se retiró.
Violet entro en su habitación y cerró la puerta.
La habitación tenía una gran cama de dosel de aspecto bastante cómodo, algunos muebles y un gran armario. Una chimenea yacía apagada justo frente a un gran sofá color vino tinto. No le sorprendió ver su baúl ahí, en la parte baja de la cama.
Un repentino mareo le golpeó, haciéndola caer sobre la cama. Al parecer todo el estrés, el miedo y todas las cosas extrañas que le habían sucedido en las últimas horas estaban dando sus frutos. Se quitó los zapatos de una patada y dio vueltas sobre la cama tratando de quitarse el abrigo hasta que por fin se deshizo de él.
Antes de darse cuenta, ya había caído en un sueño profundo.
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Cuando Violet despertó aún estaba obscuro.
Justo a la izquierda de la cama había una ventana con cortinas café-dorado. La chica se levantó lentamente de la cama y se acercó a la ventana, corrió las cortinas y miró hacia la calle iluminada por las farolas. Aparte de unos cuantos vagabundos y un borracho que caminaba en zigzag, la calle estaba sola. Se quedó mirando un momento hacia la calle y luego de decidir que no sería capaz de dormir, se acercó a su baúl.
Durante un rato solo lo miró, dubitativa, luego se agacho a su lado.
«¿Enserio ahí están todas mis cosas?» pensó la chica.
Dudó un momento, pero luego, en un impulso de valentía, abrió el baúl. No sabía que esperaba encontrar, pero sabía que no lo era su ropa doblada de forma organizada. Estaba incluso más organizada de como ella la había dejado. Allí no estaban sus libros y tampoco veía sus zapatos. ¿Dónde había puesto ese hombre sus cosas? Tomó una camisa blanca de las que estaban primero y, para su sorpresa, una falda azul que había justo debajo tomo su lugar. Rápidamente comenzó a sacar ropa y a tirarla a todas partes haciendo montones por toda la habitación y, cuando estaba a punto de dejarlo, ¡vio sus libros! Estaban allí. Justo encima pudo ver el libro que se estaba leyendo actualmente, Cuentos de Hans Christian Andersen. Entonces era así como lo había hecho. Había "hechizado" el baúl para que tuviera más espacio del que aparentaba. Le estaba comenzando a gustar esto de la magia.
No sabía que era exactamente lo que Snape había hecho, pero ya no funcionaba. Cuando intentó volver a meter sus cosas al baúl, pasó lo lógico, se hizo una gran montaña de ropa, pero no se podía cerrar el baúl por más esfuerzos que hiciera.
Tenía que conseguir un palito mágico como el que le había visto a Tom y al profesor Snape.
Violet se sentó con su libro en la mano en un sillón de cuero suave y cómodo junto a la ventana, en donde la luz tenue de la luna sería suficiente para leer.
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La Princesa de la Alquimia (Harry Potter Fanfic)
FanfictionViolet Bancroft es una chica prodigio pero ademas de eso... Ella es una bruja. Su misión no será fácil, pero deberá sobreponerse a la adversidad y aprender a conocer su nuevo mundo con todo lo que conlleva ser una bruja, una aprendiz de alquimista y...