Capítulo 30

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Abrió los ojos esa mañana, supo que todo sería diferente desde ese momento. Su misión había comenzado.

Al bajar a desayunar se sentó en la mesa apartada en la que Severus y ella siempre comían y pidió café y huevos. Siempre la miraban raro cuando comía cosas tan "americanas". 

Luego esperó.

El chico bajó un rato más tarde con ojos curiosos recorriendo el lugar. Tom salió a su encuentro y lo acomodó en una mesa no muy lejos de Violet, quien se escondió tras el Profeta que le habían llevado junto con su desayuno.

Algunas personas se acercaron a la mesa del muchacho a saludar o presentarse y él, claramente avergonzado, pasaba del blanco al rojo en microsegundos cada que esto pasaba, varias veces tuvo que quitarse los anteojos y limpiarlos ya que estaban empañados. Un mago encorvado se acercó a Potter mientras sostenía dos tazas de té, empeñado seguramente en tener una seria y larga conversación con el niño que vivió, y Violet estaba segura de que esa era su entrada, lo salvaría de aquella penuria y así habría un acercamiento natural entre ambos, bajó el profeta y cuando se preparaba para levantarse un joven rubio se sentó en el asiento frente al suyo, tapándole toda la visibilidad del muchacho de la cicatriz.

– Buenos días.

Tenía el cabello húmedo y olía a jabón, seguramente de una reciente ducha, la deslumbrante sonrisa de oreja a oreja confundió a la chica y la hizo ruborizar.

– Buenos días, señor Diggory. ¿Hay por alguna razón en especial para que se vea tan feliz?

– Que bueno que lo pregunte, señorita Bancroft –a la chica se le escapó una sonrisa cuando el muchacho le siguió el juego– mi padre y yo iremos de cacería al bosque de Rock Bale. –Violet levantó una ceja a modo interrogatorio– osos –le aclaró el muchacho.

Ella asintió, pero no dijo nada, no sabía si le gustaba esa clase de actividades.

Guardaron silencio un momento y luego Cedric suspiró.

– Solo venía a despedirme, nos veremos en Hogwarts, espero.

– Nos veremos. –le aseguró la chica

Ante esta afirmación ambos sonrieron.

– ¡Cedric!, esos osos pardos no se cazarán solos. –escucharon llamar al señor Diggory, el padre de Cedric.

El muchacho puso los ojos en blanco, pero luego se levantó.

– Bueno, me voy entonces. –Anunció– ¿te quedarás aquí el resto de las vacaciones?

– ¿En el caldero chorreante? Creo que sí.

– Está bien, ten mucho cuidado, ya sabes, por lo de Sirius Black.

El chico se fue directo hacia su padre quien lo apremiaba por salir con un par de grandes mochilas en sus manos.

Violet no le prestó mucha atención al comentario, lo único que le interesaba era poner de nuevo la vista en el pequeño chico de anteojos. Fijó su mirada en la mesa y... ya no estaba, por ningún lado. Violet se levantó impulsada de la silla. No lograba ubicarlo en ningún lugar.

Violet sintió la ira se le acumulaba en la cabeza.

Maldito Cedric Diggory.

Piensa, Violet, piensa.

Había tres posibilidades: el chico podría haber subido a su habitación, pero lo dudaba, cuando bajó de allí se veía preparado, como si estuviera listo para salir; tal vez había salido al Londres muggle, lo cual era improbable y ya que no creía que dejaran vagar a un chico de trece años por una ciudad que no conocía, a menos que si la conociera...

La Princesa de la Alquimia (Harry Potter Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora