Cuando llegué aquí me costó mucho adaptarme a todo este nuevo entorno. Una ciudad nueva, un idioma que no dominaba muy bien, un nuevo clima. En España el clima era frío, por lo menos en el norte, que es donde yo vivía. El tiempo era horrible, un día en invierno te podías morir de calor y desear ponerte ropa de verano y al siguiente te podría nevar, no mucho pero podía. Aquí en cambio es casi siempre calor, hay alguna tormenta que otra pero, si soy sincera echo de menos ese tiempo tan raro de allí.
Las chicas siempre quieren que les cuente cosas de España y de mis amigas... Pero muchas veces intento evitar eso y hablar de otra cosa completamente diferente.
— Hay que planear las cosas bien— oigo que dice Sophia— habría sido mejor preparar todo antes y así tener más tiempo.
— Sí pero no se nos ha ocurrido antes así que a la aventura— dice Olivia
Somos todas tan distintas pero a la vez somos lo que las demás necesitan, nos ayudamos entre nosotras, nos apoyamos entre todas, nunca me había sentado tan bien en un grupo... Salvo en... prefiero no recordarlo...
— Tierra llamando a Sam— siempre me pasa lo mismo, acabo pensando en mis cosas y no escucho lo que dicen.
— Decirme ¿qué pasa?— pregunto sin enterarme de nada de lo que pasa.
— ¿Tenemos que llevar algo más a parte de los pijamas?— pregunta Sophia y yo niego con la cabeza.
Tengo mil cosas en la cabeza, una de ellas que esta noche no me voy a poder librar de hablar de mí, no quiero hablar de mí, lo odio. No hay una cosa que odie más en este mundo hablar de mi misma, yo no soy el puto centro del mundo.
Estoy con las chicas en llamada pero no sé qué pasa que hay veces que no las escucho, si, vale tengo la música puesta pero sé que no es por eso, siempre la tengo puesta y más cuando tengo que hacer maletas, porque si no me aburro mucho.
Ellas me ayudan a elegir que llevarme a Los Ángeles y que dejar aquí o que donar a los niños pobres. La verdad es que sí que tengo ropa que ya no uso para absolutamente nada y no tiene sentido guardarla cuando hay niños que la necesitan más que yo y se la puedo dar porque está en buen estado.
— Chicas tengo que acabar de recoger antes de que vengáis así que os cuelgo y luego nos vemos, chao— cuelgo.
Tras unos minutos recogiendo me suena el teléfono pero al ver quien es cuelgo y tiro el móvil encima de un cojín que tengo tirado en el suelo. No puedo hablar con ella, no ahora.
Mi madre entra por la puerta de mi habitación— creo que deberías recoger todo esto antes de que vengan tus amigas.
— Lo sé, estoy en ello, pero estoy muy cansada, creo que debería haber empezado a hacer la maleta algunos días antes y así ya lo tendría todo más organizado— mi madre se acerca y ve la ropa de baile encima de la mesa.
— ¿Y eso?— señala la ropa de baile— ¿Piensas llevártelo?
— No creo que me lo lleve, es parte de mi pasado
— Ahí estás muy equivocada, eso es parte de ti, es parte de lo que eres y no lo puedes dejar por lo que te pasó, por miedo a que te pase lo mismo, tienes que enfrentar ese miedo que tienes a fracasar, así que esto te lo vas a llevar— agarra la ropa y la mete en la maleta.
— Te he dicho que no voy a volver a bailar— levanto algo la voz
— Me da igual, te lo vas a llevar
— No puedo volver a bailar, ¿no lo entiendes?— grito
— Sí que puedes, pero tienes que confiar en ti, cosa que no, haces así que te lo vas a llevar porque lo digo yo, que soy tu madre.
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¿Y Si No Vuelvo? #1
Teen FictionSam lleva cinco años separada de su familia y amigos, se ha negado durante mucho tiempo a rehacer su vida en el nuevo lugar, en la nueva ciudad pero hace relativamente poco decidió dejar de perder el tiempo y volver a hacer su vida, sin la gente del...