Ha pasado una semana desde el día de la playa y la confianza con los chicos ha ido aumentando todos los días. He salido todos los días con ellos—
Estoy recogiendo el piso cuando llaman al timbre de casa y voy a abrir.
— ¿Leo? No esperaba verte, pasa— digo un poco extrañada.
— Ya lo siento por no avisar que iba a venir.
— ¿Necesitas algo?— le pregunto.
No hemos intercambiado muchas palabras desde que estoy aquí y ahora viene a mi casa sin avisar, ¿acaso este chaval está bien? Sí que es cierto que yo le he dejado pasar, pero no le iba a dejar en el pasillo.
— La estás decorando bien— dice echando una primera vista a todo
— Gracias...
Puedo percibir que le está dando vueltas a su piercing del labio con la legua desde dentro de la boca.
Tiene sus manos en los bolsillos de sus pantalones, se pasea un poco por la sala y se queda mirando por la ventana.
— ¿Para qué has venido?— pregunto de nuevo.
— Me apetece conocerte mejor— confiesa girándose y clavando su mirada en mis ojos.
— Llevo aquí una semana y creo que no hemos hablado mucho, al contrario que con el resto— le digo.
— Sí, la verdad, tienes toda la razón.
Me quedo un poco confusa cuando me da la razón.
Él se sienta en una punta del sofá y yo me siento en la otra.
— Bueno cuéntame de ti— dice.
Parece que este chico no piensa, ¿nunca le ha pasado que cada vez que dicen eso es como que no se sabe que decir? ¿O acaso soy la única? A mí o me hacen preguntas concretas o no sé qué decir.
— O me haces preguntas concretas o yo no voy a saber que decir— confieso.
— ¿Es enserio?— asiento y él pone los ojos en blanco— ¿Qué te gusta hacer en las horas libres?
— Kick boxing— se sorprende al escuchar eso— hasta el año pasado estaba apuntada pero bueno, tengo un saco y unos guantes aquí, que me he traído.
— Eso no me lo esperaba.
Mucha gente se sorprende al escucharlo pero cuando dejé de bailar tuve que buscar otra cosa que hacer y elegí eso.
— No soy una persona de muchos amigos, y antes no conseguía confianza tan rápido con la gente.
— Pues el otro día sí que tuviste confianza para abrazarme por la cintura— dice con un tono de superioridad.
Le tiro un cojín y él lo atrapa al vuelo.
— Ya te dije que no me di cuenta y era porque estaba cansada— digo algo molesta
— Sí, como digas.
— Si has venido a joderme te aviso que te puedes ir marchando.
— Tranquila, no he venido a joderte— pongo los ojos en blanco— es cierto aunque no me creas— se excusa levantando sus manos haciéndose el inocente.
— ¿Entonces qué quieres?— vuelvo a preguntar.
— Ya te lo he dicho, pero aparte vengo para otra cosa— lo miro confuso—. Hemos estado hablando entre todos y se nos ha ocurrido que vengas con nosotros a nuestro trabajo, si te apetece claro.
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¿Y Si No Vuelvo? #1
Teen FictionSam lleva cinco años separada de su familia y amigos, se ha negado durante mucho tiempo a rehacer su vida en el nuevo lugar, en la nueva ciudad pero hace relativamente poco decidió dejar de perder el tiempo y volver a hacer su vida, sin la gente del...