Capítulo 31

14 3 0
                                    

Sam

Al despertarme me siento mucho mejor que ayer aunque aún no del todo bien.

De camino a la cocina veo a Leo dormido en el sofá, tapado con una manta fina, pero sin camiseta.

Se puede apreciar sus tatuajes y sus músculos. Al verlo así se me hace difícil pensar en "levantar" un muro entre nosotros.

A parte de que puede que el año que viene no esté aquí, de que él no sienta lo mismo que yo, no podríamos tener nada, es el ex novio de Clara.

¿Por qué se ha quedado a dormir?

Lo último que recuerdo es estar viendo una serie en mi cama los dos y quedarme dormida. Al despertarme y no verlo, había pensado que se había ido a su casa.

Lo observo desde la cocina mientras me llevo la taza de leche a la boca. En ese momento noto que se mueve y empieza a frotarse los ojos.

Rápidamente me doy la vuelta para que no vea que lo estaba observando.

No tarda mucho tiempo en levantarse y dirigirse a la cocina con su camiseta en las manos.

— ¿Estas mejor?— me pregunta en cuanto me ve.

— Si, gracias por lo de ayer.

— Lo siento, si te ha molestado que durmiera en el sofá...

— Oh, no para nada, no importa.

— No me quería ir por si te despertabas en mitad de la noche y necesitabas ayuda o algo.

— Gracias por preocuparte.

Le regalo una pequeña sonrisa de agradecimiento

— Siento que tengas que haber dormido en el sofá.

— No importa, no he dormido tan mal.

No puedo evitar mirarlo mientras se pone la camiseta.

— ¿Te puedo hacer una pregunta?— lo miro confusa cuando pregunta.

— Esa ya es una, pero sí— le contesto.

Al escuchar mi respuesta se ríe y hace una mueca mientras ladea la cabeza indicando que tengo razón.

— Tienes dos cuartos más— asiento con la cabeza— ¿No vas a usar uno para un cuarto de invitados?

La última palabra me deja pensando un momento.

— Tampoco creo que vaya a tener invitados— me mira confuso—. Me refiero, mis padres no van a venir por navidad y mis amigas no creo que vengan de visita, tienen más cosas que hacer.

Empiezo a golpear la taza que sostengo en mis manos con mis cortas uñas.

— Pero aun así podrías tener visitas como la de anoche, que sea necesario que alguien se quede a dormir para cuidarte.

***

Leo

Tengo que hacer lo imposible para que Sam ponga una cama mínimo en uno de los cuartos que tiene libres. Lucía no puede venir y que no haya una cama disponible, aunque me imagino que no les importaría compartir cama.

— Eso es cierto— Sam me da la razón.

Su cara cambia de una pequeña sonrisa a una de preocupación, que me hacía a mí estar preocupado.

— ¿Has mirado en las otras habitaciones?

Su pregunta me hace pensar en cuando miré a ver si por algún casual había una cama más.

— Sí, pero solo puede mirar en una, la otra estaba cerrada.

Tras oírme decir eso su cara cambió a una expresión de alivio, a la vez que soltaba todo el aire de sus pulmones.

— ¿Pasa algo?— pregunto curioso.

La verdad anoche me quedé pensando en esa puerta cerrada, me intrigó mucho y ahora más sabiendo que le preocupa que mirara, aunque no pude.

— ¿Pasa algo con esa habitación?— vuelvo a preguntar.

— Solo guardo algunos trastos amontonados ahí, pero prefiero que nadie lo vea— dice nerviosa.

***

Sam

Nadie puede entrar a ese cuarto, tuve suerte que nada más empezar a conocer aquí a gente decidí poner una cerradura en él y la única que tiene la llave soy yo.

— Si quieres te puedo ayudar a organizarlo— dice Leo amablemente.

— No, es mejor que lo haga yo, pero tranquilo.

— Como quieras.

— ¿Quieres algo de desayunar?

La única forma para que se olvide de eso es cambiar la conversación.

— No hace falta, iré a casa, me ducharé, comeré algo y volveré para asegurarme de que estás bien ¿te parece?

Lo único que me sale en ese instante es asentir mientras que él camina hacia la puerta y tras unos segundos cierra la puerta tras él.

Cuando ya no está empiezo a caminar hacia el cuarto para asegurarme de que está cerrado, y por suerte cuando lo compruebo así es.

¿Y Si No Vuelvo? #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora