Capítulo 43

12 3 0
                                    

Sam

Creo que tengo suerte de que la única resaca que puedo tener es si llego a vomitar y solo es no acordarme de las cosas.

Ojalá fuera una de esas resacas la de hoy, pero por desgracia no, recuerdo todo, y muchas de esas cosas no deberían haber pasado.

Tardo unos segundos en notar un peso sobre mí. Al abrir los ojos veo a Leo tumbado a mi lado con la mitad de su cuerpo sobre el mío.

Intento salir de la cama sin que se dé cuenta y me arrastro por el pasillo hasta la cocina.

No me puedo creer lo que ha pasado, se suponía que tenía que tener mis sentimientos a raya, ocultos, no debían salir, no los debía decir.

Tras unos minutos de machacarme mentalmente a mí misma por lo que hice anoche veo a Leo aparecer por el pasillo.

— Hola...— dice medio dormido.

Solo le hago un gesto con la cabeza para indicar que lo he visto.

Intento no mirarlo, va sin camiseta, simplemente con unos pantalones negros rotos.

Tras unos segundos de silencio me dispongo a hablar.

— Leo...— él me mira confuso—. ¿Podemos hablar?

— Sí, de hecho yo quería hablar contigo sobre lo que pasó anoche.

Bueno, por lo menos estamos de acuerdo en que hablar y no cambiaremos de tema.

— Es cierto lo que dije— comienza—. Me gustas, no lo quiero negar más y me encantaría llegar a algo más contigo, a parte sé que tú sientes lo mismo que yo, ayer me lo dijiste.

— Ayer dijimos cosas que hubiera sido mejor no decir, por lo menos lo que yo dije.

— Pero, yo te gusto.

— Esa no es la cuestión, yo anoche iba borracha, de alguna forma no sabía lo que decía, mi cerebro funcionaba pero mi cuerpo no reaccionaba de la manera que mi cabeza quería, y por mi boca salieron cosas que sí, las pensaba, pero no las quería decir.

Es cierto, en otras circunstancias de mi vida no me hubiera importado que pasara o que se me escapara pero ahora no.

— Pero lo dijiste— me recuerda—.Ya no hay vuelta atrás, sabemos lo que sentimos.

— Estaba borracha, no sabía lo que decía— digo levantando algo el tono de voz—.Si, es cierto me gustas, pero eso nunca lo debí decir, ayer estaba borracha y no sabía lo que decía— digo un poco alterada.

— Pero lo dijiste y no podemos ignorarlo.

— Cierto, pero...

— ¿Pero qué?

— Pero no quiero nada con nadie.

— Porqué sabes que te vas a ir y no vas a volver, si es por eso, aún queda mucho tiempo para que te digan si vuelves o no.

— Si, en parte sí.

— Pero una relación a distancia si llegamos puede funcionar perfectamente.

— Nunca funcionan las relaciones a distancia, si me dices que tan solo son unos meses te lo podría aceptar, pero yo casi no volvería y eso no funcionaria.

— ¿¡Quién te dice a ti eso!? ¡No todas las parejas son iguales! ¡No a todas les pasa lo mismo! ¡Igual tú no estás independizada de tus padres y no puedes venir cuando quieras pero yo sí, puedo, lo único que me tendría que organizar con el trabajo y ya está!

— Sí, solo serían un par de horas de avión, pero todo el mundo sabe que la distancia mata a las parejas y que si empezamos a salir sufriremos, por lo menos yo. Ya sufrí bastante cuando me tuve que ir de España y no quiero que vuelva a pasar eso

— ¿Y aunque no salgamos, tener algo, no puedes?

— No, eso me seguiría causando mucho dolor porque sería ilusionarme por meses para no acabar en nada y volverme a separar

Lucía está escuchando todos desde la habitación, tiene la puerta abierta.

— ¡No te entiendo, ayer estábamos tan bien y hoy me vienes con esto, si yo te gusto y tú me gustas hay que disfrutar del presente no fijarse en el futuro ni en lo que vaya o no vaya a pasar!— grita Leo

— ¡No me entiendes! ¡Nadie me entiende!

— Por lo menos sigamos siendo amigos

— De acuerdo, pero lo mejor ahora es que te vayas

Sale por la puerta y yo me voy a mi cuarto y cierro la puerta. 

¿Y Si No Vuelvo? #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora