Capítulo 44

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Sam

Lucía al escuchar el portazo va a mi cuarto y se tumba conmigo en la cama.

— Lo siento— me dice.

— Tú no has tenido la culpa.

— Sí, yo sabía todo, es más, el plan se lo dije yo.

— Sabes que yo quería cerrar las puertas de mi corazón y no quería que entraran más personas, no quería volver a sufrir.

— Ya pero te veía tan feliz cuando me hablabas de él y a él le gustas

— Sabes que las cosas no son tan sencillas.

— Sam, si lo dices por el hecho de la distancia, yo también he pasado parte de mi relación a distancia y ha salido bien, sigo con Mikel.

— Tú distancia era una hora en coche, mi distancia son varias horas en avión.

— Da igual, distancia es distancia, y toda distancia se puede recortar— me dice Lucía.

— La que está sujeta por tus padres es imposible recortar.

— Sam, ambas sabemos que es ridículo lo que estás haciendo, sabemos que vas a volver, disfruta de estos dos años, y se feliz con quien quieras, de hecho tienes aquí mismo una puta oportunidad de ser feliz.

— Eso es lo que tú crees, yo no lo creo tanto.

Se incorpora rápidamente de la cama antes de empezarme a gritar.

— Si solo lo creyera yo no estarías aquí. La universidad también ha creído en ti, y estás aquí porque has creído en ti misma.

— Lo he hecho por obligación, sabes que yo no me quiero dedicar a esto, si en parte me gusta, pero no es lo que me apasiona, es otra cosa completamente distinta.

— No desviemos el tema, creo que cometes un error al pensar así.

Cuando se va me pongo a pensar en algunas cosas que he escuchado durante toda mi vida.

Me levanto para darme una ducha y poder despejarme.

Al ir a buscar ropa limpia vuelvo a ver mi ropa y mis zapatillas de baile— debo admitir que lo echo de menos, llevo meses intentando volver a bailar pero no puedo— tomo las cosas y las observo en mis manos. Después de un rato las vuelvo a guardar y me sigo vistiendo.

Salgo de mi cuarto para ir a la cocina a comer algo.

— ¿Estás enfadada conmigo?

— No, pero porque quiero aprovechar el tiempo que estés aquí.

— Vale, lo siento, no era mi intención hacerte sufrir de esta manera.

— Sé que no era tu intención, sé que lo único que querías era verme feliz.

— No te veía así desde la última vez que bailaste.

— No saques ese tema ahora, ya tengo suficiente.

— Sam, deberías darle una oportunidad, a él y al baile, y quien sabe si seguiréis saliendo cuando tú te vayas.

— Sabes lo que pienso del baile y no quiero hablar de eso y del otro tema exacto, nadie lo sabe, y si salimos y no llegamos a ese momento y yo vuelvo las cosas serían súper incómodas, por eso no quiero, a parte que al siguiente año me iría de nuevo.

— No deberías volver a levantar un muro para que nadie entre en tu vida.

— No lo hago.

— ¡Es lo que estás haciendo ahora mismo!

— ¡Qué más da lo que haga! ¡Tú te vas a volver a ir y yo me quedaré aquí y volveré a Miami! ¡Puede ser que no nos veamos en otros cinco años! ¡O que no nos volvamos a ver!

— Sam, no volvamos a como estabas cuando te fuiste de España, estuviste muy mal y no quiero que vuelvas a pasar por algo así, abrirte a los demás, no pongas un muro en medio.

— Lo siento, por gritarte.

¿Y Si No Vuelvo? #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora