Sam
Después de quitarme el pijama y ponerme ropa para estar por casa desayuno tranquilamente mirando por la ventana del salón, estoy observando el gran día que hace hoy y la tranquilidad que hay.
Esa tranquilidad no dura mucho ya que es interrumpida por el sonido del timbre— quien viene a las ocho y media de la mañana a tocar el timbre— dejo la taza en la encimera y voy a abrir.
— Te dije que no vinieras— digo cuando veo a Leo
— No soy mucho de hacer caso cuando alguien le pide que no le ayude
— Entiendo
— Pero había pensado en hacer otra cosa
— ¿Y qué es eso?
— ¿Te acuerdas que hace unas semanas estuviste mala?— asiento— Pues aquello que te dije, lo de poner cosas en la habitación de invitados
— No me puedo negar ¿no?
— Exacto, así te distraes un poco, llevas toda la semana estudiando muchísimo y un día o dos de descanso no vienen mal, así que vamos
— Espera a que me cambie
Voy a mi cuarto para cambiarme. Me pongo: un chándal, una sudadera, unas deportivas y una coleta alta. Vuelvo al salón donde está Leo.
— Ya estoy
Vamos a varias tiendas aunque el colchón y el mueble de la cama compramos los mismos que la otra vez para que sean iguales y tenga algo de simetría, digo, no quiero que sea peor ni nada por el estilo que sino quien venga a dormir no va a querer volver.
— Igual cambio el color de las mantas, porque no a todo el mundo le gusta el color azul
— Podrías poner un color más neutro, como un gris claro
— Me gusta tu idea, en cima es un color bonito y neutro y le dará color a la habitación blanca
— Siempre tengo buenas ideas— dice riéndose
— No sé yo...— digo riéndome
Tras un rato largo vacilándonos entre nosotros mientras andamos, llegamos la tienda de decoraciones para las habitaciones
— Quiero algún cojín distinto al que compré la otra vez, si ves alguno avísame
— Vale tranquila yo te aviso pero solo digo que no tengo ni idea de buscar este tipo de cosas
Tras unas horas buscando cosas para la habitación pagamos las cosas que hemos comprado y nos volvemos a mi departamento a colocar algunas cosas sencillas como alguna lámpara que he comprado.
La cama tiene que llegar en la próxima semana y pues supongo que tendré que esperar y no ser impaciente, cosa que se me hará difícil.
— Bueno ahora solo falta colocar todo— digo dejando todas las bolsas en el suelo y tirándome al sofá
— A veces eres un poco dramática ¿no?
— Un poquito, pero es que hemos andado mucho y estoy muerta
— Sí, hoy ha sido un día largo y aún queda día por delante para aprovechar y colocar algunas cosas
— Cierto
Extiendo los brazos para que me ayude a levantarme y eso es lo que hace, tira de mí hasta levantarme.
— Pero antes vamos comer ya es tarde
— ¿Tienes comida hecha o hay que hacer?
— Tengo comida para calentar en el microondas si te sirve
— Sí, con tal de comer algo
Caliento la comida y comemos en mi departamentos tranquilos y hablando de cosas. Hasta que acabamos y empezamos a limpiar y a organizar la habitación vacía que será el cuarto de invitados.
Leo me tira un cojín mientras estoy colocando una de las mesitas de noche.
— Ay, no quieras empezar una pelea ahora
— ¿Y por qué no?
— Porque no quiero salir perdiendo
— ¿Y cómo sabes eso?
— Por el simple hecho de que te veo y me doblas la altura y yo no tengo fuerza cosa que tú sí porque entrenas todos los días.
— Cierto pero igual me puedes ganar tú
— Si es una pelea no y si es una guerra de cosquillas tampoco
— ¿Por qué?
— Con las cosquillas se me escapa la fuerza por la boca de tanto reírme y a parte que no me gusta mi risa más natural
— No tiene ningún sentido
— Sí ya que es un tanto rara y exagerada
— Pero esas son las mejores
— La mía no te lo digo yo
— Cada risa es única como las personas eso es lo que nos hace ver distintos
— Bueno, hay que seguir organizando y limpiando.
Tras un buen rato de limpieza y organización de la habitación nos sentamos en el sofá con los cojines nuevos ya que no está la cama para ponerlos y los hemos dejado en el sofá.
En ese momento de tranquilidad y descanso Leo me lanza un cojín y yo le lanzo otro comenzando así una guerra entre nosotros.
Nos empezamos a hacer cosquillas y a tirar los cojines hasta acabar en el suelo riéndonos como si nada estuviera pasando.
— Ya paremos por favor, no puedo más— mientras intento dejar de reírme
— Sí estoy cansado, y por cierto tu risa no es tan horrible cómo crees, es única y especial como tú.
— Gracias pero es horrible.
— Qué cabezota eres.
— Un poco.
Recogemos los cojines del suelo.
— Creo que ya es tarde y me tengo que ir.
— Vale, chao.
— Chao— se va.
Es increíble que alguien que conozco desde hace tan poco tiempo me consiga sacar una sonrisa tan verdadera como la que tengo ahora mismo en la cara.
Me va a costar despedirme de ellos cuando me tenga que ir a Estados Unidos aunque puede ser que vuelva, para mí todos los "adiós" es una despedida muy dura, quiera o no siempre me separo de las personas que más quiero.
Me han hecho quererlos más de lo que había previsto ya que no esperaba estar tan a gusto con ellos, son personas increíbles y se podría decir que no todo lo que dicen los periodistas de ellos es cierto, pero alguna cosa puede que lo sea, aunque no siempre es así. Espero que nada de lo que escriben sea cierto, sino temo por fijarme en la persona equivocada.
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¿Y Si No Vuelvo? #1
Подростковая литератураSam lleva cinco años separada de su familia y amigos, se ha negado durante mucho tiempo a rehacer su vida en el nuevo lugar, en la nueva ciudad pero hace relativamente poco decidió dejar de perder el tiempo y volver a hacer su vida, sin la gente del...