Capítulo 55

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Sam

Tras un par de horas volvemos las tres al departamento y nos tiramos en mi sofá, tenemos tres bolsas distintas cada una y se suponía que solo íbamos a por un bikini para Lucía.

— Voy a llamar a los demás para quedar a una hora y bajar— dice Clara mientras se levanta y va a la cocina para llamar a cada uno de ellos.

— Sí está bien— dice Lucía desde el sofá— bueno igual uno se lo tienes que dejar a Sam que seguro lo convence.

— ¡Cállate!— le digo a Lucía.

— Sí igual sí que te dejo que lo convenzas tú— grita Clara desde la cocina.

— Te mato— le aviso a Lucía mientras me levanto con mi teléfono y me voy a mi cuarto para llamar a Leo— A ver qué le digo, hola mira te apetece venir a la piscina, es que les estábamos avisando a los chicos... no así parece como que no quería que él viniera... Sam no te compliques la vida es muy sencillo— me digo a mí misma— di, he estado hablando con las chicas y hemos dicho de ir a la piscina ¿os apetece venir?, es sencillo— agarro el móvil y busco su contacto y le llamo.

— Hola— dice cuando contesta.

— Hola, te quería proponer una cosa.

— Dime.

— He estado hablando con Lucía y después le hemos dicho a Clara par air a la piscina y luego se nos ha ocurrido deciros al resto para bajar todos después y así, y a ver si os apetecía venir— creo que se nota mucho que estoy algo nerviosa.

— Yo encantado ¿hora?— dice serio.

— Luego... luego te la mando por mensaje.

— Okay, ya me dirás.

— Chao— no le doy tiempo a despedirse y cuelgo rápido.

Voy al salón rápido y tiro el móvil en el sofá y me siento al lado de Lucía.

— Te voy a matar.

— No entiendo el porqué, pero bueno— dice Lucía.

— Sabes perfectamente el porqué, no te hagas la tonta.

— Si lo dices porque piensas que tu cuerpo es horrible, estás equivocada, sé que antes estabas pensando en eso y no es cierto que te quede claro.

— Lucía que sepas que esto lo hago por ti y porque te lo pases bien.

— Yo me lo voy a pasar bien sí o sí así que estate tranquila a parte yo estoy aquí para animarte un poco hemos pasado mucho tiempo separadas.

— Lo sé y sí que es cierto que es mejor que vaya primero contigo a la piscina y después ya cuando te vayas.

— Ves de todo se saca algo bueno— llega Clara.

— ¿Habéis llamado ya a Leo?— me miran.

— Sí, ya le he llamado pero como no sabía a qué hora le he dicho que luego le enviaba un mensaje.

— Yo me voy a elegir el bañador para ponerme y así ya estoy lista— dice Clara— en unos minutos vengo chicas— se va.

— Yo me voy a poner ya el bañador— se levanta recoge las bolsas y se va al cuarto.

Yo hago lo mismo y empiezo a ver de los bañadores nuevos y de los que ya tenía cuál de todos me pongo.

Al final me decido por uno granate con la parte de arriba como una banda con una cuerda que pasa por detrás de mí cuello hasta el otro extremo de la pieza. Esta es con rayas blancas y se ata con un nudo atrás, siempre me ha parecido precioso pero no me lo suelo poner ya que me hace parecer más blanca de lo que soy y como nunca consigo ponerme morena pues como que no me gusta que se vea tanto contraste al ser un granate, rojo oscuro...

La parte de abajo es simple con dos lacitos a los lados y del mismo color que la parte de arriba pero sin las rayas blancas.

Me pongo mis chanclas, una camiseta ancha para bajar por el edificio, unas gafas de sol negras y una toalla multicolor.

— Yo ya estoy— le grito a Lucía.

— Sí, a mí solo me faltan las chanclas y ya voy.

En ese momento tocan la puerta, al igual que imagino, es Clara y Sara, ya están listas para irnos a la piscina.

— Lucía, las chicas ya están aquí— le aviso y sale rápido de la habitación.

— Ya estoy, tranquila— todas nos reímos— ¿vamos?

— Vamos— decimos Sara, Clara y yo a la vez.

Cuando bajamos a la piscina ya están todos los chicos ahí esperándonos a nosotras ya que por culpa de Lucía hemos tardado un poco.

— Bueno ya estamos aquí— anuncia clara al resto.

— Habéis tardado un poquito— dice Ethan.

— Somos chicas ¿qué te esperabas?— le contesta Sara.

— ¿Por qué no en vez de discutir disfrutamos de esta tarde tan buena?— pregunta Marco.

Lucía y yo no intervenimos ya que nos estamos riendo del panorama que hay ahora mismo, pero sí que es cierto de que Marco tiene razón hay que aprovechar esta maravillosa tarde.

Dejamos todo en las hamacas y nos metemos en la piscina. En un momento Leo me aparta de todos dentro de la piscina y me pega al bordillo.

— He de decir que me encanta como te queda el bikini.

— Gracias...— digo un poco incómoda.

— ¿Estás bien? te noto algo rara desde que has llegado.

— Sí, perfectamente...— intento evitar el contacto visual.

— No te veo muy convencida.

— Sí, estoy bien.

— Vale, pero sonríe algo más.

Me encantaría decirle que tengo miles de inseguridades y que estoy incómoda por estar en una piscina con ellos, sería ilógico ya que Leo y yo estamos no estamos juntos, así que no tiene mucho sentido decirle tengo miles de inseguridades.

Volvemos con el resto y nos ponemos a hablar.

Cuando me canso de estar en el agua voy a la toalla para tomar un rato el sol y Leo viene detrás de mí.

— Sam...— dice tumbándose a mi lado.

— Dime...— digo sin ánimo.

— Dime lo que te pasa, sé que hay algo que te molesta lo puedo notar.

— No es nada, de verdad, nada.

— No te creo.

Noto cómo Lucía nos mira desde el agua, sé que ella sabe toda la verdad.

Intento evitar a Leo poniéndome las gafas de sol y escondiendo la cara entre los brazos tumbada boca abajo.

Leo vuelve con el resto y se acerca a Lucía.

— ¿Sabes qué le puede pasar?

— Sam... tiene muchos complejos e inseguridades así que está algo extraña en estas situaciones...

— ¿Y no podemos hacer nada para ayudarle?

— Sam no se deja ayudar, por muchos cumplidos que le hayamos hecho durante el tiempo que estuvo en España no sirvió de nada, pero creo que tú podrías cambiar eso...

— Pues luego hablo con ella.

Tras estar toda la tarde en la piscina volvemos a los apartamentos para cenar y después salir un rato por la ciudad.

¿Y Si No Vuelvo? #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora