Las lágrimas siguen corriendo por mis mejillas sin cesar, he podido dormir esta noche pero me he despertado antes de que suene la alarma.
Todo lo que me dijo Melyssa ayer ha vuelto a mi mente y ha vuelto a pasar lo mismo de ayer, llorar.
Decido ponerme una falda negra, con la sudadera morada pastel que me entregaron ayer y unas botas altas de tacón. Necesito sentirlas cerca y no sé otra forma de sentirlas más cerca que con este regalo.
— Venga Sam el maquillaje te tiene que aguantar, no llores, de verdad te lo pido— me digo mientras me miro en el espejo.
Aunque he hecho mi mayor esfuerzo en maquillarme se sigue notando que no estoy muy bien, pero bueno tengo la suerte de que ellos no me conozcan demasiado y no se den cuenta.
En cuanto acabo oigo el sonido de que alguien ha tocado a mi puerta y voy rápida a abrir.
Cuando me doy cuenta de quién es, no puedo evitar poner los ojos en blanco
— Fíjate tú, has venido a buscar a una "maleducada"— me cruzo de brazos— pensaba que ibas a mandar a Clara o a cualquier otro a buscarme, pensaba que no querrías ver a una "maleducada", o resulta que no soy maleducada y has venido porque sabes que yo no soy así y vienes a disculparte— digo con sarcasmo y rabia.
Leo sigue de pie serio sin decir una palabra. Cuando nuestras miradas se juntan su expresión cambia y se hace ver algo extrañado.
— ¿Estás lista?— pregunta sin decir una palabra más
— Déjame coger el bolso.
No tardo mucho tiempo en volver. Leo al ver que voy a salir se hace a un lado para dejarme paso.
— El resto ya están abajo así que solo faltamos nosotros— dice dando grandes zancadas y adelantándome rápidamente.
Empiezo a acelerar el paso para alcanzarlo.
— Has tenido suerte de que hoy no vamos con las motos— lo miro confusa—. Tú ropa digamos que para la moto, no sé si sería la adecuada, lo digo por la falda.
Tampoco había caído en lo de la moto, si llegamos a ir en ella no sería cómoda ir con ella.
— Pues que suerte he tenido entonces— me pongo a pensar unos segundos— ¿Entonces cómo vamos a ir?
— En la furgoneta.
Al fin llegamos al ascensor y ahí nos podemos quedar quietos. Desde que he salido no me ha mirado ni un solo segundo, simplemente ha ido con la mirada firme durante todo el camino y ahora sigue igual.
— ¿Vamos a entrar todos en ella?— él simplemente asiente, sin decir ni una palabra.
Tras un silencio de unos segundos él habla.
— Siento haberte llamado maleducada— dice tras bajar su mirada a sus pies.
— No importa, es normal, yo tampoco estuve bien al fin y al cabo. Creo que ambos hicimos y dijimos cosas mal. Yo no hice bien en irme sin avisar y tú en hablar sin conocer.
— Sí, tienes razón— suelta una pequeña risa—. Los dos estuvimos mal.
— ¿Amigos?— digo extendiendo la mano en su dirección.
Su fría mirada se encuentra con la mía, son unos ojos cafés muy profundos y muy bonitos. Esa mirada provoca que mi cuerpo tiemble sin yo poder controlarlo.
— Amigos— afirma dándome la mano.
Me regala una sonrisa y puedo ver sus dientes blancos que hacen contraste con el piercing negro de su labio inferior.
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¿Y Si No Vuelvo? #1
Teen FictionSam lleva cinco años separada de su familia y amigos, se ha negado durante mucho tiempo a rehacer su vida en el nuevo lugar, en la nueva ciudad pero hace relativamente poco decidió dejar de perder el tiempo y volver a hacer su vida, sin la gente del...