Sam
Cuando había odio a Ethan decir algo de una cena, había temido por las conversaciones que podrían haber salido durante esta y que ellos cambiaran su impresión de mí.
Por suerte Lucía no he dicho nada de lo que me pueda avergonzar o cualquier cosa que ellos no quisieran saber y ella ha sabido llegar hasta ciertos puntos para reírnos pero no se ha pasado contando cosas.
— Ahora llega el momento de la gran sorpresa— dice Marco.
He de decir que la sonrisa malvada que tiene en la cara me da miedo, pero se trata de una sorpresa de cumpleaños, así que no puede ser tan mala.
Pero mi opinión cambia cuando Lucía se acerca a mí con la misma sonrisa.
— Ya tengo miedo.
— No lo tengas— Lucía me pega en el brazo— Leo, ven.
Veo a Leo sacar algo de su bolsillo, es un... ¿un antifaz?
Mi cara de confusión y de temor es evidente.
— Sam, confía en nosotras, no es nada malo— me asegura Sara.
La verdad, me quedo algo más tranquila, pero sabiendo que está aquí la mala influencia, no sé qué esperarme.
Me dejo poner el dichoso antifaz negro y me ayudan a subir al coche.
He de decir que durante todo el camino el temor de la sorpresa recorre todo mi cuerpo y no lo quiere abandonar. Para ser sincera, odio esta puta sensación.
Cuando se para el coche me hacen esperar a que todos bajen y al no ver nada cuando estoy arrimándome a la puerta noto un hombro en mi estómago como si alguien me hubiera cargado como un saco de patatas para girarse y dejarme de nuevo en el suelo.
— Gracias por bajarla Leo— escucho a Lucía decir.
— ¿Puedo quitarme esto ya?— pregunto desesperada.
— ¡No!— gritan todos a la vez y me asusto dando un salto hacia atrás.
Ese pequeño salto hace que me tropiece y caiga hacia atrás. Por suerte hay alguien que me agarra antes de que llegue al suelo.
— Gracias.
— Venga, entremos antes de que esta se mate— dice Álvaro.
— Oye que soy torpe, pero no tanto.
Noto unas manos sobre mis hombros que me hacen dar media vuelta y empezar a andar.
Solo oigo nuestros pasos y a Ethan indicándome donde pisar y que es lo que hay para no caerme.
— Quédate aquí quieta— me dice Álvaro.
Mientras que oigo pasos alejándose de mí noto unas manos en mis brazos que suben por mis hombros hasta llegar a la cuerda del antifaz.
Cuando noto que me están quitando el antifaz cierro los ojos por temor, hasta que un par de segundos después los vuelvo a abrir y no me puedo creer lo que veo.
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¿Y Si No Vuelvo? #1
Teen FictionSam lleva cinco años separada de su familia y amigos, se ha negado durante mucho tiempo a rehacer su vida en el nuevo lugar, en la nueva ciudad pero hace relativamente poco decidió dejar de perder el tiempo y volver a hacer su vida, sin la gente del...