Sam
Estudio durante todo el día hasta las ocho de la noche que decido descansar y justo llaman a mi puerta.
— Leo, ¿qué haces aquí?— pregunto.
— ¿No podía venir?— dice confuso.
— No, digo sí, sí que podías venir, pero no te esperaba, pasa— entra y yo no dejo de pensar en lo que me ha dicho esta mañana Ethan.
— Me he imaginado que estabas agobiada y creía que necesitarías despejarte un poco.
— Sí, estoy agobiada por los exámenes...
— Los llevas bien, has estudiado todas las vacaciones y te los sabes genial, vas a aprobar y a sacar muy buena nota, créeme.
— Te creo pero aun así estoy nerviosa— me agarra la mano.
— Si necesitas algo sabes dónde estoy— lo abrazo— sé que antes de ayer por la noche estuviste mal por la marcha de Lucía
— ¿Te lo contó Álvaro?— pregunto.
— Sí, estuvimos hablando y dijo que estabas mal y me dio pena haberme ido ya que te podría haber ayudado.
— Eso da igual, estuviste conmigo todo el día y lo agradezco— me acerco a él.
— Sí pero te podría haber calmado— me aparta el pelo de la cara.
— Pero ahora estás aquí— le recuerdo.
— Sí— me besa.
Me subo en su regazo estamos un rato en el sofá liándonos hasta que me levanta y me lleva hasta mi cuarto. Me tumba en la cama y se pone encima de mí.
— ¿Lista para distraerte?— me pregunta y yo asiento.
Me sigue besando, introduce su mano por mi sudadera y mi camiseta; noto sus dedos fríos y sus anillos por los que me entran escalofríos.
***
Cuando despertamos eran las doce de la noche.
— Tengo hambre— digo en cuanto abro los ojos.
— Sí yo también pero es un poco tarde para hacer algo de cenar, ¿no crees?— pregunta.
— Nunca es tarde para comer algo— digo levantándome y tapándome con el edredón de la cama.
— ¿Enserio que vas a cenar ahora?— me pregunta desde la cama.
— Sí, ¿quieres algo?— le pregunto.
— No, pero voy contigo— se incorpora y se viste al igual que yo.
Salgo de la habitación hacia la cocina y abro el frigorífico observando que puedo hacer.
Leo viene detrás de mí y se pone a observarme desde la encimera de la cocina. No se ha puesto la camiseta— no sé si lo hace para provocarme o porque tiene calor— sigo observando el frigorífico.
— ¿No sabes que hacerte?— me pregunta
Doblo mi espalda como si estuviera poseída para mirarle y se asusta.
— No, ¿me ayudas?— le pido
Asiente y se acerca a mí. Se pone atrás mío y me agarra de la cintura.
— ¿No tienes frio?— pregunto
— No, ¿tú?
— Un poco— me abraza en cuanto lo digo y me aparta del frigorífico— quiero hacerme la cena.
ESTÁS LEYENDO
¿Y Si No Vuelvo? #1
Teen FictionSam lleva cinco años separada de su familia y amigos, se ha negado durante mucho tiempo a rehacer su vida en el nuevo lugar, en la nueva ciudad pero hace relativamente poco decidió dejar de perder el tiempo y volver a hacer su vida, sin la gente del...