ϟ Capitulo 42

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Draco agarro mi mano, y empezamos a correr detrás de Snape, mientras los mortífagos destrozaban todo en su camino.

—¡Sí! —grito Bellatrix destrozado el Gran Comedor para luego reír como una desquiciada.

Seguíamos corriendo, estudiantes nos miraba con miedo, mientras los profesores intentaban atacar.

—¡Anne! —grito Jules a verme con Draco. —Anne...

Draco se quedó mirándome unos segundos.

—Quédate...no vengas...—suplicó. —Anne.

—No, me quedaré contigo para siempre—agarre su mano.

Miré a Jules que estaba a unos metros de mí, agarrada de la mano con Blaise, y le hablé lentamente para que pueda entender mi mensaje.

—Lo siento.

Con Draco seguimos corriendo hasta llegar a la casa de Hagrid. Las verjas de la escuela estaban a cerca nuestro, si llegábamos podríamos desaparecer. Pero, un hechizo intento llegar a Snape, lo cual bloquee.

—¡Sigan ustedes! —grito Snape.

—¡Cruc...! —Harry intento lanzar de nuevo una maldición a Snape, pero este lo impidió.

—¿Pretendes echarme una maldición imperdonable, Potter? —repuso con brusquedad.

— ¡Incárc...! —rugió, pero Snape desvió el hechizo—. ¡Pelee! —le gritó Harry—. ¡Defiéndase, cobarde de...!

Bellatrix le lanzo un crucio a Harry.

—¡No! —bramó Snape. —¡Potter es del Señor Tenebroso!

Snape con la mirada nos indicó que nos fuéramos de inmediato. Draco sin pensarlo, sujeto con fuerza mi mano y desaparecimos.

Caímos de rodillas en el suelo de la mansión Malfoy, Draco estaba temblando y sollozando mientras me abrazaba.

—Fue mi culpa...—sollozó. —Yo ayude a que...

—No—agarre sus mejillas. —No hiciste nada.

Draco se quedo en silencio, se echó en mi pecho y siguió llorando en mis brazos.

Tiempos oscuros se acercan.

Jules

—¿Qué pasa? —me levante rápidamente.

Parkinson estaba gritando junto a las chicas de nuestro dormitorio.

—¡Mortífagos en el castillo! —gritaron afuera.

Agarré mi varita y me puse un abrigo. Empecé a buscar a Blaise o Draco, no encontraba a ninguno.

—Anne—pensé al instante. —Mierda.

Corrí hacia el pasillo, dirigiéndome a la sala común de los tejones. En el camino, se escuchaba hechizos que venían y se iban. No encontraba a ninguno de mis amigos, ni a Blaise.

—¡Preciosa! —gritaron detrás de mí.

Me giré al instante, Blaise estaba corriendo a mi dirección.

—¡Blaise! —me acerqué a él y lo abracé. —Blaise... ¿¡en donde estabas!?

—Algunos de los chicos se fueron con los mortífagos—murmuro. —Yo...yo no estoy listo para eso—volví a abrazarlo.

—Si te pasaba algo—sollocé. —Yo me moría.

Blaise me abrazó con más fuerza.

—¡Anne! —grité. —¡Tenemos que buscarla!

Agarrados de las manos empezamos a correr en búsqueda de Anne, no la encontraba por ningún lado.

Hasta que, a los lejos se acercaban los mortífagos, una cabeza rubia resalta entre ellos, a su lado se encontraba...Anne.

—¡Anne! —grité. —Anne...

Ella se quedó mirándome unos segundos, hasta que su mirada volvió a Draco. Él se veía con una mirada de súplica, sin embargo, ella se veía segura. Anne volvió a mirarme, y susurro algo que pude entender.

—Lo siento—dijo ella.

Los dos siguieron corriendo con los mortífagos, intenté seguirla para detenerla pero Blaise me agarro de la cintura.

—¡Preciosa! —me empezó a jalar hacia un lado. —¡Cuidado con los mortífagos!

Empezamos a correr a dirección contraria, intentado escapar de ellos. Llegamos casi cerca de la Torre de Astronomía, en donde había una multitud junta.

—¿Qué...qué ha pasado? —pregunte, Blaise miro hacia la multitud desconcertado.

Los dos nos empezamos a acercar, nos metimos entre la multitud y observamos como...Dumbledore...su cuerpo yacía en el suelo.

—Esta muerto—Blaise me agarro por los hombros. —Dumbledore...—sollocé.

El mago que había apoyado a mi padre, que me apoyó con la muerte de mi madre, estaba muerto.

El silencio se sentía pesado, todos se encontraban afectados. Las profesoras lloraban, mientras Hagrid agarraba el cuerpo de Dumbledore y no paraba de llorar.

La multitud se empezó a abrir para dejar a Harry Potter pasar, su fiel estudiante, la persona en quién más confiaba Dumbledore.

Harry se acercó temblando a la escena, se arrodilló y Hagrid lo dejo con el cuerpo de Dumbledore.

En silencio, él se arrodillo y puso su mano en el pecho de Dumbledore, buscando un latido por lo menos. Sin encontrarlo, empezó a llorar.

Ginny Weasley se acercó y lo sostuvo en su pecho, dándole apoyo. Mientras todos seguían llorando la muerte de Dumbledore.

La profesora McGonagall levantó su varita, que sacaba un pequeño rayo, los profesores le siguieron y así mismo, nosotros, los estudiantes. Absolutamente todos teníamos las varitas levantadas, en señal de despedida hacia el director.

Ten un buen viaje hacia el otro lado, Dumbledore.

Mi pequeña Anne  ↯ ┃DRACO MALFOY┃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora