Duendes, hombres y niños están tirados en el suelo de la Mansión Malfoy, Voldemort acaba de asesinar a cada uno, sin pizca de piedad por alguno. El silencio abundaba el salón, hasta que Voldemort empezó a hablar con su serpiente.
No entendía que quería decir, trata de desviar mi mirada de la horrible escena, hasta que observa a Draco, quién tenia su mirada perdida y la palidez dominaba su rostro. Me acerqué a él, agarré su mano, sentí como me apretaba un poco la mano.
Voldemort desapareció del salón, sin decir alguna palabra, al mismo tiempo mi madre apareció en la mansión.
— ¿Qué haces aquí, Clémence? — pregunto Narcissa con un tono frío.
— No te metas en mi asunto, Narcissa — mi madre soltó una risa sarcástica, me miró con odio. — Te vas Hogwarts.
— ¿Qué? — Draco se puso delante de mí. — No irá a ningún lado, Hogwarts ya no es lugar seguro — soltó una pequeña risa sarcástica. — De hecho, nunca lo fue.
— No vine a pedirte permiso, Malfoy — respondió mi madre. — Aunque seas su esposo, ella me debe obedecer — se acercó a nosotros. — ¡Soy su madre! — gritó.
Sentí mi piel erizarse cuando gritó, aprete la mano de Draco, quién no aceptaba lo que acaba de pasar, pero con la mirada traté de suavizar la situación. Mi madre miro con asco nuestras manos agarradas, se dio la vuelta y solo decidió desaparecer de la escena.
Aún sujetada de la mano de Draco, empezamos a subir a nuestra habitación. Al ingresar, agarre mi maleta para empacar las cosas principales que necesitaba.
— No quiero que te vayas, Ann— Draco me abrazo por atrás. — Tengo miedo de lo que te vaya a pasar.
— No pasara nada — trate de sonreír. — Creo que Hogwarts no será tan peligroso como acá — solté una pequeña risa. — Por lo menos no veré a Voldemort a cada rato.
Draco hizo una pequeña sonrisa y me abrazó. — No me imagino a Snape siendo director.
— Ni yo — lo abracé con más fuerza.
Empecé a recordar todo lo que había pasado aquella noche que murió Dumbledore. Desde aquel día todo cambio en mi vida.
La varita de Dumbledore.
— Espera — murmuré separándome del abrazo. — Aquella noche... cuando... paso lo de Dumbledore.
Draco desvió la mirada. — No quiero recordar ese momento.
— Draco... — puse mi mano en su mejilla. — ¿Tu desarmaste a Dumbledore?
— Sí — afirmó. — ¿Por qué?
— Dumbledore... era el maestro de la Varita de Saúco — deduje. — La forma de la varita... es la varita — agarré un libro que tenía en mi estante y lo leí rápidamente. — La varita más poderosa del mundo... tú eras el dueño.
— ¿Cómo que era? — preguntó asombrado y sin creerlo.
— Sí, antes que Harry te desarme — deje el libro a un lado. — Al hacerlo, Harry se ha convertido en el maestro de la Varita de Saúco.
Draco se puso más pálido, se sentó en la cama y paso sus manos por su rostro. — Que idiota fui.
— No, no, no — me acerqué a Draco. — Indirectamente acabas de ayudar a Harry para que gane — Draco me miró. — Como él posee la varita, puede vencer a Voldemort con ella.
— Y así terminaría la guerra — continuó Draco. — Esto se debe quedar entre nosotros.
— Así será — le di un pequeño beso en los labios.
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Mi pequeña Anne ↯ ┃DRACO MALFOY┃
FanfictionAnne Rosier, por generaciones su familia ha pertenecido a Slytherin, a excepción de ella, una Hufflepuff, convirtiéndose en una deshonra para su familia. Luego que entro a Hogwarts ha recibido burlas de parte de sus compañeros. Para su mala suerte...