Mi pequeña Anne ↯ ┃DRACO MALFOY┃

ϟ Capitulo 46

—Tengo miedo—murmuré viendo como Draco se preparaba para la misión.

—Volveré bien—Draco murmuró.

—¿Me lo juras? —agarre su mano.

—Te lo juro.

Con Draco bajamos a la sala principal, en donde se encontraban esperado su padre y su tía.

—Más te vale ser útil—murmuro Lestrange. —No seas como el inútil de tu padre.

—No llames así a mi hijo—la señora Malfoy habló.

—Como sea—Lestrange rodeó los ojos. —Vámonos.

La señora Narcissa le dio un pequeño beso a su esposo, Draco se acercó y dejo un beso en mi frente.

—Te amo—musitó.

—Te amo.

La señora Narcissa y yo fuimos las únicas que nos quedamos, me iba a retirar, sin embargo, la señora Malfoy me llamó.

—Anne—se sentó en uno de los muebles. —¿Podemos hablar?

—Claro—me senté frente a ella.

—Sé que... mi hijo no es perfecto—murmuró. —Pero... él te ama.

Sonreí. —Yo también lo amo con todo mi corazón, señora Malfoy.

Narcissa me miro sin mostrar alguna expresión, como vi que no iba a seguir la conversación preferí retirarme.

Las horas pasaban y pasaban, me costaba echarme a dormir, daba vueltas por mi habitación fijándome en la hora. Tenía miedo de lo que pueda pasar a Draco, sé que él no es un asesino, por eso sentía que podían hacerle algo por no seguir las órdenes.

Me quede viendo la ventana, la noche se veía demasiado oscura y un recuerdo me vino a la mente.

—¿Cuántas estrellas existen? —pregunto Cedric.

—No lo sé—solté una pequeña risa. —Supongo que muchas.

—Tú crees que cuando uno muere, ¿nos volvemos estrellas? —volvió a preguntar.

—Sí

Sonreí mientras sentía como una pequeña lágrima caía por mi mejilla.

Cedric tenía mucho por lo cual vivía, sueños y metas, una vida por la cual correr. Lamentablemente, estábamos en media de una guerra, y no sabíamos quienes iban a vivir.

Escuché como unos pasos apresurados venían hacia la habitación, me detuve viendo fijamente a la puerta, la cual fue abierta bruscamente por Draco.

—Draco—murmuré intente acercarme pero él se alejaba. —¿Qué pasa?

Draco no me miraba, solo tiro su varita con molestia, empezó a moverse por toda la habitación y respirar con dificultad.

—Draco—intenté hablarle. —Cálmate.

Seguía sin mirarme, de la nada se fue a la esquina de la habitación y se lanzó al piso, acercando sus piernas a su pecho, mientras seguía respirando con dificultad.

—Draco...—murmuré tirándome al suelo de rodillas frente a él.

Él empezó a sollozar, escondiendo su rostro.

—¿Qué paso? —empecé a acariciar su cabello.

—Yo-Yo—intento respirar. —Tuve que-que—tomo un gran suspiro. —Que mal-mal-maltratar.

Draco empezó a llorar de una manera descontrolada. Entonces, por instinto lo abrace con fuerza, haciendo su rostro quede en mi pecho, él me abrazo con fuerza mientras lloraba demasiado.