Mi pequeña Anne ↯ ┃DRACO MALFOY┃

ϟ Capitulo 43

—¿En serio? —Eliot se puso delante de mí. —¿Te irás a vivir con Malfoy?

—Sí—cerré mi maleta. —No quiero soportar a nuestra madre.

—Pero—lo interrumpí.

—¡No! —farfullé.

Agarré mi maleta, empecé a bajar las escaleras y encontré a mi madre junto a mi padre frente a la chimenea, tomando una copa de vino.

—¿Te irás? —mi madre soltó una carcajada.

Asentí, miré a mi padre, quién veía con molestia a mi madre.

—Bueno—tomó un sorbo. —Esperemos que los Malfoy te aguanten.

—¿A qué se refiere? —pregunté.

—Si no sirves como mortífago—empezó a enumerar con sus dedos. —Ni si quiera perteneces a una casa decente—alzó otro dedo. —Por lo menos servirás como esposa de algún mago sangre pura.

Mi sangre empezó a arder, sin embargo, ignorando todo lo que dijo alcé mi maleta y seguí mi caminando.

El camino a la mansión Malfoy fue tranquilo, el auto me dejo frente a la mansión. Draco me estaba esperando en la puerta principal, cuando me vio dejo un suave beso en mi frente y alzó mi maleta.

—¿Le has dicho a tu madre? —pregunté.

Draco hizo una pequeña mueca. —Sí.

—¿Y?

—No dijo nada.

Entramos a la mansión, ya había estado antes y no me sorprendía nada. Sin embargo, ahora iba a vivir ahí.

—Bienvenida, Anne—habló la señora Malfoy.

—Gracias, señora—agradecí.

—¿¡A quién tenemos aquí!? —grito Lestrange. —Oh, si es la niña—soltó una risa burlona.

—No la fastidies, Bella—habló la señora Narcissa.

Draco agarro mi mano, dio una última mirada a su madre y empezamos a subir a su habitación. Al llegar, Draco deja mi maleta frente a un armario.

—He dejado la mitad del armario para ti—habló Draco mientras se sentaba en la cama.

—Gracias.

El tiempo paso rápido, y la hora de dormir juntos había llegado.

—Mmm... ¿en qué lado duermes? —preguntó Draco.

Los dos nos encontrábamos frente a la cama, ninguna daba el primer paso.

—Bueno, en cualquier lado—alcé los hombros.

Draco asintió, se echó en el lado izquierdo, me acerqué al otro lado, pero los nervios empezaban a invadir mi cuerpo.

—Draco, no puedo.

—¿Qué? —él se levantó al instante. —¿Qué no puedes?

—Esto—puse mis manos en mi rostro. —Yo...yo no estoy lista.

—Mmm—Draco se rascó la nuca. —Pero... ¿quieres volver a tu casa?

—No—me negué al instante. —Pero...no estoy lista.

—¿Lista? —preguntó mirándome raro. —¿A qué te refieres?

Me sonroje al instante, mis manos empezaban a temblar.

—¡No quiero perder mi virginidad!

Draco se asombró y se sonrojo, así como yo, los dos nos mirábamos avergonzados.