Mi pequeña Anne ↯ ┃DRACO MALFOY┃

ϟ Capitulo 44

Desde que Voldemort anunció la boda de mi hermano con Jules, los preparativos se estaban realizando con rapidez.

Me aliste, había regresado por unos días a mi casa, para ayudar con la boda, no había visto a Jules, sin embargo, si a mi hermano.

—¿No quieres hacerlo? —le pregunté.

—Me da igual—tomo un sorbo de su copa de vino. —Igual seguro ni sobrevivirá.

Hoy sería el día que veré a Jules luego de tanto tiempo, la iba a acompañar a comprar el vestido. Cuatro mortífagos—entre ellos Draco—nos acompañarían, para asegurar que no nos fuéramos a escapar.

—¿Crees que ella quiera? —me pregunto Draco.

—No lo sé—alcé los hombros.

Llegamos al lugar indicado, solo estábamos Draco y yo. A los minutos llegó Jules junto a tres mortífagos, ella se veía asustada.

—Jules—me acerqué a abrazarla. —¿Cómo estás?

—Vamos por el vestido—la miré sin entender. —Vamos por el vestido.

Empezamos a caminar hacia la dirección, quedaba a unas cuadras de donde estábamos. Jules iba callada, las dos teníamos los brazos entrelazados.

—Aquí es—hablé, me giré para mirar a Draco y los mortífagos.

—Nosotros esperaremos aquí—habló Draco.

Jules agarro mi mano con fuerza, y ambas entramos al salón. Ella agarro dos vestidos, los primeros que vio y me habló para que la siga hasta un vestuario.

—No quiero casarme—Jules sollozó. —No quiero.

Asentí lentamente.

—Yo-Yo...si hubiera sido hace un año...—las lágrimas empezaron a caer por su rostro, —hubiera aceptado...pero ahora...es distinto.

—¿Distinto por? —pregunté acercándome a ella.

—Es que—la abracé mientras hablaba. —Amo a Blaise...

Jules rompió en llanto mientras la tenía en mis brazos.

—Pero tampoco quiero que maten a mi padre—murmuro.

—Encontraremos una solución—sonreí. —Ya verás.

De pronto se escucho como intentaba entrar al vestuario, ambas agarramos nuestras varitas y la alzamos a dirección de la puerta, la cual se abrió del golpe.

—¡No ataquen! ¡Soy yo! —grito Blaise levantado sus brazos.

—¿¡Blaise!? —gritamos ambas.

—¡Sí! —aclaro su garganta. —Yo-Yo...necesito hablar contigo, bonita.

Jules lo miraba con tristeza, se abrazo a si misma y desvió la mirada.

—Eh...los dejaré solos.

Me retiré del vestuario, empecé a mirar algunos vestidos.

—¿Qué esta buscando? —me pregunto una asistente.

—Eh...yo no—la chica me interrumpió.

—La veo muy joven—soltó una risa. —¿Esta segura del paso que dará?

—Eh yo-yo—me volvió a interrumpir.

—Seguro quiere un vestido muy sensual.

Intenté retroceder, pero mi espalda chocó con una persona.

—Si puede dejarnos solos...mi prometida y yo queremos ver algunos vestidos—habló Draco.

La asistenta nos miro y sonrió. —Hacen una linda pareja, cualquier cosa estaré cerca.

La chica se retiró, me giré y vi como Draco me miraba con una sonrisa burlona.

—¿Prometida? —pregunté.

—Mmm.... bueno, ¿no quisieras casarte? —metió sus manos en los bolsillos.

—Eh, bueno, nunca lo he pensado—me sonroje.

—¿Pero quisieras? —volvió a preguntar.

—Sí...bueno...—Draco miró detrás de mí y se asustó.

—Metete al vestuario—me empujo. —Asegurate de esconder a Blaise.

Asentí rápidamente, al entrar vi como Jules y Blaise se besaban con bastante intensidad.

—¡Oigan! —ellos me miraron avergonzados. —¡Blaise, te tienes que ir!

Antes que Blaise pueda hablar, tocaron la puerta con fuerza.

—¡Abran ahora mismo! —grito uno de los mortífagos. —¡Ahora!

Los tres miramos asustados, se me ocurrió una idea al instante. Agarré mi varita y convertí a Blaise en un mueble. Justo a tiempo, ya que los mortífagos abrieron bruscamente la puerta.

—¡¿Con quien estaban?! —gritaron.

—¿A que se refieren? —pregunté. —Estamos solas.

Los tres mortífagos empezaron a revisar todo el vestuario, Draco miraba asustado cada rincón.

—Bueno...creo que no hay nadie—habló un mortífago quien se sentó...sobre Blaise.

—¿Ya eligieron un vestido? —pregunto otro.

—Sí—murmuró Jules. —Solo quiero probarme por última vez.

Los tres mortífagos nos miraron con sospecha, pero finalmente asintieron, junto a Draco se retiraron.

Me aseguré que no había nadie cerca, entonces le quite el hechizo a Blaise, quien se limpio la ropa con asco.

—¡Se sentó encima de mí! —Blaise farfulló.

—No hay tiempo—hablé. —Vámonos.

Jules miro a Blaise, y se acercó para darle un último beso, así mismo se abrazaron con fuerza.

—Te juro que encontraré una forma de sacarte—habló Blaise.

—Te creo—Jules le dio un beso en la mejilla.

Las dos agarramos uno de los vestidos, empezamos a salir del vestuario, los mortífagos se encontraban en la caja principal. Jules se acercó y puso el vestido sobre la caja, la señorita dio el precio y lo pague.

Antes de despedirme de Jules, ella me abrazo con mucha fuerza, como si no quisiera soltarme.

—¿Crees que haga algo? —le pregunte susurrando.

—Sí, si lo creo.