Flores Amarillas // SukuIta

Capítulo 16

Adolescencia

El festival de verano había llegado. Las personas se arreglaban para ir a ver los fuegos artificiales, los más jóvenes disfrutaban de las vacaciones. Los templos tenían un montón de puestos de comida, juegos y bebidas, las decoraciones de papel y las luces hacían el lugar más bonito. Todas las personas caminaban felices por aquel lugar luciendo sus kimonos para esa ocasión, muchos iban en familia, amigos o parejas. Las sacerdotisas caminaban por el lugar con su ropa típica blanca con rojo.

Yuuji caminaba con sus amigos, parando en un puesto que vendía manzanas acarameladas, los ocho adolescentes compraron en aquel lugar. Después Maki y Yuta veían un pequeño espectáculo. Tsumiki, Panda e Inumaki estaban atrapando peces en un puesto.

Nobara, Megumi y Yuuji estaban mirando todo el lugar desde un puto muy alto. En las manos de Nobara tenía un abanico, Megumi veía el ambiente tranquilo y Yuuji por su parte estaba comiendo cuanta cosa que compró.

– Me alegra saber que estás mejor – rompió el silencio la chica castaña.

Yuuji dejo de comer, enfoco su mirada al frente – Es bueno saber que tengo amigos como ustedes.

– Deberías estar agradecido con tenernos – hablo con suficiencia la joven.

El chico de pelo rosa no pudo evitar reír por la actitud de su amiga, ambos parecían hermanos compartiendo la misma neurona – ¿Cómo podría no estarlo? Si son los mejores amigos de todo el mundo.

Megumi hizo una sonrisa ligera. Ellos junto a su hermana eran las personas más importantes de su vida. Deseaba protegerlos a toda costa.

En ese momento los fuegos artificiales explotaron en el cielo, iluminando el firmamento oscuro, creando flores de varios colores, de varios tamaños.
Los tres chicos miraron con asombro y felicidad aquella imagen que guardarían en su memoria por siempre.

– No quiero perderlos – fue la declaración de Yuuji.

– Tenemos que sobrevivir – Megumi sabía que las consecuencias de seguir con ese estilo de vida era muy duro. Tampoco quería perderlos.

– Seamos más fuertes – está vez habló Nobara, abrazando por los hombros a sus acompañantes – No debemos separarnos, voy a golpearlos si eso pasa.

Los dos chicos asintieron, de acuerdo con las palabras de la castaña.

Siguieron mirando el cielo nocturno, lleno de esas flores artificiales. También notaron a los estudiantes de Kyoto a lo lejos. Esa noche todos estaban teniendo un descanso de tantas prácticas y peleas.
Muchas de ellas ganadas y otras dónde lograban salir con vida, en cada misión siempre tenían el miedo de perder la vida o perder a un compañero. No era fácil llegar a una escena y ver personas destrozadas con los sesos regados por todo el lugar, ver a sus familiares destrozados y las maldiciones burlándose de la tristeza e impotencia. No podían sentirse mal o echarse a llorar, ya que deben estar acostumbrados a ese tipo de situaciones, debían ser fuertes, controlar sus impulsos.

Aun sabiendo eso, no podían apartar sus sentimientos. Mucho menos Yuuji, quien de todos, le afectaba más. El menor tenía una ideología de que todas las personas/maldiciones por muy malas que fueran, podrían tener un poco de bondad. El deseaba salvar cuanta vida pueda y ayudar a todos por igual, no era capaz de odiar a nadie, su pobre corazón no se lo permitía.
Por eso sus amigos se preocupaban mucho por él, era tan imprudente poniendo su vida sobre las otras.

– Ni se te ocurra morir – hablaron Megumi y Nobara.

– Lo prometo – Yuuji sonrió a sus amigos.

Chocaron sus puños entre los tres, mientras sigan juntos podrán sobre pasar cualquier cosa.
Bajaron de aquel lugar alto y volvieron con sus demás amigos. Pasearon un rato más por todo el lugar, saludaron a los estudiantes del otro colegio y se despidieron para después terminar todos en la casa de Megumi.

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