Adultez
Era la tercera vez que Yuuji iba al baño a vomitar. Se sentía tan mal desde hace cuatro semanas, todas las mañanas, apenas despertaba, sentía muchas náuseas y terminaba abrazando el retrete, dejando salir todo lo que podía estar en su estómago, eso le causaba mucho cansancio.
Al terminar de vomitar, Yuuji salió del baño, soltando un suspiro una vez más al ver la cama vacía que compartía con Sukuna.
Desde que se casaron, ambos compartían la misma cama y Yuuji era feliz de despertar y ver a la maldición a lado suyo. Le encantaba verlo dormir, respirar tan tranquilo y pacífico como si no matará a personas por placer o por hambre.
Se sentó en la orilla de la cama, observó por la ventana el paisaje que se mostraba, el día era muy bonito para salir.Estaba tan absorto con la vista de las montañas, que dió un pequeño brinco al escuchar a alguien tocar su puerta, miró hacía esa dirección y vio a Uraume entrar tan tranquilo.
– Debes arreglarte, tenemos que ir a un lugar por órdenes de Sukuna–sama.
Yuuji sonrió al chico frente a él, desde que empezaron a conocerse mejor habían creado una buena amistad. – De acuerdo.
Sin objeciones, Yuuji comenzó a prepararse. No tenía la necesidad de preguntar a dónde irían, él ya lo sabía, pues su esposo le había dicho que lo dejaría ir con él a ver unos pequeños tratos que tenía.
Con mucho cuidado y con ayuda de Uraume comenzó a vestirse.Una vez listo con su kimono amarillo y blanco, salió para encontrarse con el amor de su vida. Que lo esperaba con una tranquilidad y con una flor amarilla en su mano, estaba jugando con ella.
Yuuji no pudo evitar sonreír con cariño, no podía negar que amaba las veces que le regalaba flores, todas diferentes cada vez, esos gestos le calentaban el corazón.– Sukuna, ya estoy listo – con pasos tranquilos, Yuuji se acercó a su esposo y lo abrazo para poder besarlo de paso.
Sukuna sin decir nada, correspondió el abrazo y beso la frente de su pequeño esposo. Colocó la flor entre las manos de su consorte, quién aceptó la flor sin decir nada, pues su rostro ya mostraba gratitud.
Tomó su mano para guiarlo al comedor, necesitaba que Yuuji comiera algo antes de salir.Mientras Yuuji comía (devoraba) todo tipo de frutas sentado encima de Sukuna, con una sonrisa. La maldición se dedicaba a acariciar el abdomen del menor, pasando sus manos por todo el lugar, a veces se quedaba quieto por un minuto, y luego volvía a acariciar, tan callado y concentrado en su acción.
En el momento que Yuuji terminó de comer y beber. Ambos salieron al encuentro de unas maldiciones que tenían cosas que decirle al rey de las maldiciones.
Sukuna en sus brazos llevaba a su joven esposo, ya que se había quedado dormido en cuanto termino de comer.
Uso su teletransportación.Yuuji no supo en que momento se quedó dormido, pero al abrir los ojos vio un hermoso campo lleno de flores pequeñas, el pasto era tan verde y el cielo tan despejado. Se sentó, y vió a lo lejos a Sukuna hablando con una maldición, ya lo conocía, era Hanami.
Siguió explorando con la vista, observando todo a su alrededor, ese lugar era muy bonito como el lugar donde vivía.
En un momento sintió un dolor en su estómago, apurado corrió para alejarse, se escondió detrás de un árbol y no pudo evitar vomitar, todo lo que había comido lo regreso.
Cuando dejo de sentir náuseas, se apoyo en el tronco tratando de recuperar aire.– ¿Ya estás mejor? – la voz de Sukuna se escuchó detrás de Yuuji, que dió un pequeño respingo, ese día se estaba llevando varios sustos.
– eh, ah, sí – Yuuji se paró mejor y volteó a ver a su esposo – estoy bien.
Uraume le ofreció un poco de agua a Yuuji, y el menor de todos aceptó para enjuagarse la boca.
– Ven – Sukuna cargo al menor.
Hanami veía a los dos casados regresar junto con Uraume. Sukuna cargando en sus brazos a su pequeño esposo.
– ¿Está bien?– Está embarazado, no le pasa nada malo – fue la simple contestación de Sukuna, quién entendía lo que decía Hanami.
Yuuji, quien estaba entre los brazos de su esposo, se quedó callado viendo su abdomen. Se le había olvidado que podía embarazarse, y que los síntomas que estaba viviendo eran similares a los que una vez leyó en un libro de biología en secundaria. Con pena se escondió en el cuello de Sukuna y dejo que sus lágrimas salieran mojando el cuello y hombro de su amado. No quería mostrarse débil frente a la otra maldición.
Sukuna lo notó, y sin decir nada, se alejo de Hanami, dejándole hablando con su sirviente.En el momento en que ambos estaban completamente solos, Yuuji dejo salir su llanto de felicidad, su corazón estaba latiendo fuerte y su sonrisa no la pudo ocultar.
Pidió que lo dejara bajar y el otro aceptó.
En cuanto tocó el suelo, Yuuji no pudo evitar festejar, estaba tan feliz y eufórico, tocaba su estómago con una gran sonrisa, y sus lágrimas seguían saliendo mojando sus mejillas rojas.– ¡Tendremos un bebé! – gritó con fuerza Yuuji.
– Serán dos bebés.
Yuuji dejo de festejar para ver a Sukuna – ¿Eh?..
– Tendremos una niña y un niño – Sukuna parecía tan tranquilo al decir aquello como si hablará del clima.
Yuuji analizó la situación por un momento. Tocó su abdomen, lo miró y luego a Sukuna, de nuevo a su abdomen y después a Sukuna otra vez.
Volvió a sonreír y festejar para después lanzarse a los brazos de su amado.– ¡Tendremos dos bebés! – Yuuji aspiro el aroma fuerte de Sukuna, restregó su mejilla en su pecho y se aferró con fuerza a él – aaaa... Soy tan feliz.
– Yuuji – Sukuna con su mano levantó el rostro de su esposo por la barbilla para que lo viera a los ojos – tienes a nuestros hijos en tu vientre, ahora todo el mundo sabrá que eres mío, solamente mío y nadie podrá ni siquiera aspirar a tenerte.
Yuuji tomó la mano de Sukuna y en la palma poso su mejilla – Te amo, yo solamente quiero vivir esto contigo.
Sukuna abrazo al menor y beso sus labios – mataré a todo aquel que quiera tocarte, porque tú naciste para mí, tu único destino soy yo y solamente yo puedo darte la mejor fantasía.
El más joven asintió con la cabeza, dandole toda la razón al rey de las maldiciones – Lo sé, solamente tú puedes hacerme feliz. Y yo quiero ser feliz a tu lado.
– Darás a luz a quienes someterán a éste mundo y cambiarán el destino – susurro Sukuna.
– No importa, mientras sean nuestros hijos –. Yuuji era conciente de que sus hijos posiblemente tendrán mucha energía maldita, serán 100 % maldición y causarán daño en el mundo. Aún así, eran sus hijos.
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Flores Amarillas // SukuIta
FanfictionYuuji era dulce, tierno, amable, gentil, entre más cosas buenas. Un niño feliz y lleno de vida. Pero, la vida no es exactamente amable. Hay sucesos que marcan la vida y el alma de una persona. Todo por la maldad de otras personas. Y Yuuji tendrá...