Capítulo 33

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Adultez

Las hojas color naranja y rojizos caían de las copas de los árboles, para hacerse uno con la tierra. La brisa fría los arrastraba.
El día era nublado, las nubes grises amenazaban con llover.
El otoño se está haciendo presente.

Yuuji miraba el cielo gris, esperando ver las primeras gotas caer, desde hace un tiempo se hizo su pasatiempo favorito.
En su espalda a la altura de su hombro, sentía en su piel los besos de Sukuna, que le provocaban escalofríos, erizando sus vellos.
Con sus manos acarició su panza de seis meses. Ya era grande, le costaba dormir, caminar, agacharse y ni se diga correr. Se cansaba más rápido, aun cuando Sukuna le daba energía.
Durante su embarazo comenzó a beber más leche, comer un poco más, le daba muchas ganas de orinar y a estás alturas, ya no vomita. Sus pechos crecieron, se hicieron más sensibles, soltando leche, mojando sus camisas de maternidad. Su ropa ya no le quedaba.
Y por supuesto, que se volvió más emocional, sus emociones eran un cambio constante. En un momento estaba feliz, en la otra enojado, luego lloraba y después volvía a ponerse feliz.

Sukuna notó y vivió todos esos cambios. A pesar, de ser una maldición de miles de años, nunca se imagino en ese tipo de situación, no sabía cómo tomárselo.
Sin embargo, siendo una maldición de siglos, sabía cómo lidiar con alguien en ese estado, por ello, no le era difícil cuidar de Yuuji, pero, es que el chico se lo complicaba, era muy imprudente con sus acciones.
Casi siempre parecían perro y gato, peleándose por ver quién tiene la razón.

Sukuna persiguiendo y regañando lo, mientras que Yuuji le ignoraba y hacia su santa voluntad. El palacio se llenaba de gritos, mientras que los sirvientes veían el espectáculo que organizaban y Uraume siendo el árbitro.

Pero había momentos como las de ahora, dónde los dos estaban tranquilos, juntos y abrazados, compartiendo el calor corporal de sus cuerpos. Ambos dándose cariño, besos, caricias y palabras bonitas. Con Yuuji sentado sobre las piernas de Sukuna.

El más joven, se sentía tan agusto con la brisa y el calor del otro cuerpo que lo sostenía, que comenzó a cerrar los ojos. Recargo todo su peso sobre el pecho de Sukuna y se acomodó para dormir un momento.

Sukuna por su parte dejo que su consorte se acomodará sobre él.
Escucho la respiración ser cada vez más tranquila y lo abrazo, posando ambas manos en la panza abultada, donde estaban sus herederos.
Observó su rostro relajado, sus facciones suaves y aprecio la belleza de Yuuji.

- Sukuna-sama, ¿Quiere que lo lleve a su habitación? - Uraume pregunto detrás de ellos.

Sukuna miró por un largo rato al mocoso en sus brazos, hasta que por fin habló - No.

Con esa respuesta, Uraume se marchó del lugar.
El que se quedó fue Shoso, quien veía a su hermano dormido.

- ¿Por qué te casaste con él? - preguntó sin miedo Shoso, a Sukuna.

- ¿Te molesta? - preguntó seco Sukuna.

Shoso observó a su hermano dormido - No, si Yuuji es feliz, yo lo soy, aceptaré todas sus decisiones. Lo que me da curiosidad, es saber por qué le cumples cada uno de sus deseos.

A Sukuna realmente le molestaba que le cuestionaran sus acciones, que le pidan explicaciones, como si las debería dar. Hizo un gesto de disgusto.

Flores Amarillas // SukuItaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora