Prológo

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*narrador*

Febrero, 2005.

Pasaban ya de las 12:00, Marie se encontraba en las afueras de New Jersey, visitando un bar con sus amigas.

-que rápido pasa el tiempo, ¡mira la hora!, creo que ya debo irme 

-Vamos Marie, nunca logramos sacarte del apartamento, quédate un rato más. 

-Lo siento chicas, mañana tengo una entrevista de trabajo, pero si todo sale bien, prometo que esta no será la ultima vez que salgamos.

Después de mucha insistencia, Marie logró zafarse de sus amigas y comenzó a caminar en las poco iluminadas calles, el pavimento se encontraba algo húmedo, pues hacia poco había caído una terrible lluvia.

*probablemente no encontraré un taxi pronto* 

Pensó la joven, mientras caminaba con los pies algo adoloridos por las botas de tacón. De pronto comenzó a tener la sensación de que la observaban, definitivamente no era una persona paranoica, pero su corazón le decía que algo no andaba bien, miró de reojo por arriba de su hombro y alcanzó a percibir una silueta, cuyo rostro no se lograba ver por la oscuridad. Comenzó a alarmarse, pues por mas que diera vueltas en varias calles, aquella misteriosa y corpulenta figura parecía no despegarse de ella, sus pasos se fueron acelerando hasta que se convirtieron en un trote, después de unas cuadras miró hacia atrás y se dió cuenta de que había perdido a su perseguidor, cuando volvió la mirada al frente, ahí se encontraba, inmóvil frente a ella, Era un hombre alto y bastante musculoso, de cabello algo largo, castaño y bastante alborotado, su rostro estaba cubierto por una especie de mascara, sus ojos estaban pintados con sombra negra, pero aun así resaltaba el azul de los mismos. Esto fue lo ultimo que vio Marie, antes de quedar inconsciente por la impresión. 

Las ásperas cuerdas rozando sus delgadas muñecas la despertaron, al abrir los ojos, una fuerte luz segadora causó que su ceño se frunciera un poco. Miro a su alrededor buscando respuestas, se encontraba en un cuarto vacío, una sola salida, parecía una puerta impenetrable. Estaba tan distraída y confundida que no notó al hombre parado frente a ella.

-quizá no me conozcas, pero yo a ti si, he leído sobre tu trabajo, es por eso que estas aquí... ahora trabajas para mi (dijo el hombre mientras le acariciaba la mejilla)

Con un brusco movimiento retiró la cara de la caricia de aquel hombre y lo miró con una mirada retadora.

-que grosero, no me he presentado... Soy Vasily Karpov, y estoy a cargo de tu trabajo. No te preocupes Marie, ya nos iremos conociendo. 

-¿cómo sabes mi nombre?

-ya te lo dije, yo sé todo de ti *abre un folder*. Marie Dankworth, nacida en Leeds, Inglaterra un 13 de Agosto del 78, graduada con honores...bla bla bla 

-¿que hago aquí?

-ya estabas tardando en preguntar... Verás, necesito de tus habilidades como genetista, tengo por ahi un soldado que necesita... eh... un ajuste, y de eso te encargarás tú. Buena charla Monic, inicias mañana a primera hora.

Sin poder argumentar, y sin entender del todo lo que estaba ocurriendo, Marie fue escoltada por dos hombres armados a su nueva habitación. Un lugar húmedo y un tanto escalofriante, no tardó en deducir que estaban en algún lugar oculto, subterráneo probablemente. 

Paso la noche casi en vela, cuando recién conciliaba el sueño fue despertada por un hombre de aspecto...peculiar. Gritando algo en alemán, le ordenó que lo siguiera, y ella así lo hizo. Fue guiada a un laboratorio con toda clase de artefactos, algunos ni siquiera eran terrestres.

-Buenos días Dankworth, espero hayas pasado una buena noche, porque tienes demasiado que hacer.

Marie no respondió, solo miro con desprecio a Karpov. El hombre al no recibir repuesta continuo hablando sobre la función de Marie, al terminar su explicación, dio una señal al guardia en la entrada y éste abrió la pesada puerta de metal y otros dos hombres entraron escoltando al mismo hombre que la había perseguido la noche anterior.

-este es mi amigo, el soldado zombie, y como te habrás dado cuenta está algo oxidado, tu tarea será ponerlo en marcha de nuevo y hacerlo aun mas letal. Todo lo que tienes que saber de él está en el folder a tu izquierda. 

Tras decir esto, Karpov salió por la puerta y los guardias sellaron esta como si no quisieran que lo que ahí se encontraba saliera. 

Monic comenzó su investigación, leyó todo lo que había que conocer del hombre y finalmente comenzó a trabajar. 


si no vuelvo, recuerda que te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora