Promesas

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*Narra Olivia*

Desperté muy temprano a la mañana siguiente, Joe estaba dormido en la silla a mi lado, Steve y Nat dormían abrasados en el sillón frente a la cama. Me levanté en silencio para no despertarlos y entré al baño, me recargué en el lavabo y observé mi rostro en el espejo, realmente me veía terrible. Me quité la bata de hospital y entré a la regadera, abrí la llave y dejé el agua caer sobre mis hombros, el dolor que causaba en mis heridas y en la incisión era enorme, pero traté de no quejarme demasiado. 

Salí a la habitación y tomé la maleta que Nat había traído para cuando me dieran de alta, de ahí saqué la ropa que trajeron para mí y me la puse. En cuanto la tela tocó mis suturas sentí un ardor inmenso que recorrió todo mi cuerpo, claramente aún no estaba lista para esto, pero no podía estar un segundo más trabajando para la perra de Selby. 

Cuando salí del baño ya todos estaban despiertos, en cuanto me vieron comenzaron a alegar y reclamar. 

-¿qué haces vestida Olivia? ¡Vuelve a la cama en este momento! 

Dijo Nat mientras me tomaba del brazo y me llevaba a la cama, no me opuse pues lo que tenia que decirles no les iba a gustar para nada. 

-¿a dónde crees que vas? *preguntó Steve*

-Necesito terminar con esto de una vez 

-¡No hay manera Olivia!, no ahora. Estuviste a punto de morir hace dos días... 

Interrumpí el regaño de Joe tomando su rostro con delicadeza, recargué mi frente en la suya y lo miré. 

-Amor... tengo que hacer esto.

Se quedó en silencio un momento, Steve y Nat tampoco hablaban solo me miraban con angustia pues todos en la habitación sabían que no habría manera de detenerme. 

-déjanos ir contigo Liv *pidió Steve*

-No, si esto sale mal no los quiero ahí. Jamás podría perdonarme si les hago daño...

-¿a que te refieres Vee? 

-Selby tiene el diario 

Dije mirando a Steve y Nat, pues sabrían perfectamente de lo que hablaba; en cuanto mencioné ese pequeño detalle vi cómo la angustia en sus rostros aumentó, Steve se dejó caer en el sofá mientras cubría su rostro y Nat solo me miraba con los ojos llorosos. 

-Hace años usó las palabras y... me hizo matar a alguien que amaba. Amenazó con hacer lo mismo si intento renunciar de nuevo, es por eso que los necesito lo más lejos posible. 

El silencio en la habitación me obligaba a seguir hablando, a pesar de que no podían detenerme, quería convencerlos de que esto sería lo mejor. 

-No pienso luchar sé perfectamente que no estoy en condiciones para hacerlo, mi plan es robar el diario y destruirlo, es la única forma de librarme de ella. 

Los tres asintieron, parecían analizar y de alguna forma aceptar mi plan, eso era suficiente para mí. Claro que no les había dicho lo que podía pasar en caso de fallar, esta posibilidad era enorme y me llevaba a una posición complicada, en la que si llegaba a ese punto, no volverían a verme, al menos no con vida.

Salimos del hospital aún en contra de las ordenes de la doctora, nos dirigimos a la torre y ahí me equipé en un intento de prepararme para cualquier escenario. Mientras acomodaba los cuchillos en mi tobillera escuché los pasos de Steve aproximándose, cómo llevaba algo de prisa decidí no voltear. 

-¿estás segura de esto? 

-si... segurísima 

-sabes que si nos dejaras acompañarte sería más sencillo ¿verdad?

si no vuelvo, recuerda que te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora