Nada personal

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*Narra Steve*

Olivia volvió dos días después, tal como dijo que lo haría, pero regresó bastante afectada del viaje, de nuevo se aisló y Rocket ya se había ido, no quedaba nadie que pudiera hacerla entrar en razón. Poco a poco todo esto fue empeorando, Nat y yo nos dimos cuenta que no estaba durmiendo, pasaba toda la noche entrenando hasta quedar exhausta, luego caminaba por los pasillos de todo el cuartel y visitaba las habitaciones de Vis y Wanda. 

Una de esa noches, Nat la descubrió llorando mientras abrazaba una de las prendas de su hermana, durante el chasquido todos perdimos, pero ella es la que más lo está sufriendo y no sabemos como sacarla de ese terrible hoyo negro en el que se encuentra. 

Las semanas siguieron pasando y todo seguía igual. Desperté en la madrugada sobresaltado por una pesadilla y me incorporé en la cama, tallé mis ojos y me levanté de la cama para buscar un poco de agua, bajé a la cocina y me serví un vaso, extrañamente no escuché el sonido de los golpes de Olivia en el gimnasio, decidí ir a ver si se encontraba bien pero al llegar me topé con la sorpresa de que ella no estaba ahí y todo parecía estar en su lugar, como si nadie lo hubiese tocado, una mala sensación me recorrió todo el cuerpo, subí las escaleras despacio intentando posponer lo más posible lo que sea que me esperara arriba. 

Llegué a la puerta y leí el lindo cartel colgado "una pequeña guerrera duerme aquí", sonreí al recordar el día que Tony lo colgó y lo feliz que estaba Olivia al leerlo, el recuerdo me sirvió para tranquilizarme un poco e intentar convencerme de que estaba exagerando, quizá la ausencia de Olivia en el gimnasio era algo bueno, tal vez comenzaba a mejorar y después de tantas noches en vela había decidido dormir, la idea de que ella estuviera mejorando me hizo sonreír de nuevo y tomé el picaporte con emoción, pensando que la encontraría en su cama durmiendo como un angelito. Abrí la puerta despacio para no despertar a la pequeña, todo estaba en total oscuridad y casi no se podía ver nada, pero un rayo de luna entraba por la ventana dejando ver la cama vacía, de pronto una debilidad enorme me invadió y me hizo soltar el vaso de cristal, causando que se fragmentara en miles de pequeñas piezas, el estruendo despertó a Natasha y la hizo salir de prisa de su habitación, me encontró congelado en la entrada del cuarto de Liv 

-¿qué pasa? Steve dime algo 

Dijo mientras tomaba mi rostro entre sus manos y me sacudía bruscamente, su insistencia me hizo reaccionar y finalmente pude formular una oración 

-Ella no está

-¿qué? ¿cómo que no está?

Nat entró al cuarto de prisa y prendió la luz, miró por todos lados, en el baño, en el vestidor y debajo de la cama, yo seguía aún sin creerlo y no hacía más que mirarla con los ojos llorosos. Tras comprobar que nuestra pequeña no estaba bajo la cama, se incorporó y vió una carta sobre la almohada de Olivia, Nat lo tomó con las manos temblorosas y lo analizó con una mirada de angustia que pocas veces he visto en esa mujer, finalmente me miró y una lagrima escapó y se escurrió por su mejilla, aterrizando en el sobre de papel que la pequeña había doblado cuidadosamente hace unas horas. Me senté junto a Nat y ella recargó su cabeza en mi hombro mientras abría lentamente el sobre, sacó la carta y la desdobló

 Me senté junto a Nat y ella recargó su cabeza en mi hombro mientras abría lentamente el sobre, sacó la carta y la desdobló

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si no vuelvo, recuerda que te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora