Viuda negra (parte 1)

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*Narra Olivia*

Dadas las circunstancias decidí no decirle nada a Nat, creí que esperar el momento adecuado sería lo mejor, a demás, si le decía de mi conexión con Yelena, seguramente me mandaría de regreso con Steve y no podría participar en esta misión. 

Volvimos al camper, empacamos un par de cosas y emprendimos el viaje a Budapest para averiguar la historia de las dichosas varitas rojas. Subimos a un tren, lo cual jamás había hecho así que mantuvo mi mente distraída de Yelena. 

-¿qué te parece? *dijo nat refiriéndose al tren*

-es asombroso

-supongo que algo bueno salió de esta misión 

-si... oye 

Nat levantó ambas cejas para indicarme que continuara 

-ya le dijiste a Steve que estoy contigo 

-si no le hubiera dicho ya estaría buscándote por cielo, mar y tierra. 

-buen punto 

El resto del viaje en tren me quedé dormida en el regazo de Nat. Al llegar a la ciudad me costó bastante trabajo mantenerme enfocada en la misión, pues todo era nuevo para mí y bastante estimulante. 

Llegamos a un edificio que se veía bastante viejo, las paredes eran color amarillo y habían persona barriendo las entradas de sus casas. 

-¿aquí vivias?

-no como tal, solo es una casa de seguridad 

-ahhh...

Subimos por un elevador hasta llegar al piso correcto, pero antes de llegar al apartamento Nat se agachó y sacó un arma de una aventura en la pared mientras me daba indicaciones. 

-necesito que te quedes aquí afuera y vigiles, si las cosas se salen de control te llamaré ¿okay?

-okay

Nat comenzó a forzar la puerta, hasta que una voz del interior hizo a mi corazón detenerse 

-se que estás afuera 

Tenía años de no escuchar la voz de Yelena, no podía creer que por fin la vería de nuevo, después de tanto tiempo. Mientras más me acercaba a la puerta, podía sentir su aroma con mayor intensidad, por un momento cerré los ojos y recordé todo lo que vivimos en Siberia, finalmente podía recordar. 

Nat entró al apartamento y cerró la puerta, pero aun podía escuchar todo lo que pasaba ahí dentro. Comenzó con una charla pasivo-agresiva, pero eventualmente escaló a una pelea cuerpo a cuerpo, escuchaba cosas romperse y cuerpos siendo lanzados, luche con todas mis fuerzas para mantenerme afuera hasta que Nat me llamara, repetía en mi cabeza sus indicaciones, pues había sido bastante clara y un buen soldado siempre obedece a su superior. 

En menos de tres minutos mis instintos ganaron así que entré corriendo al lugar y las encontré ahorcándoselo mutuamente con una cortina. 

-¡Yelena!

Mi joven mentora me miró y de inmediato soltó la cortina causando que Nat hiciera lo mismo. Yelena se levantó del suelo mientras me veía sin dar crédito a mi presencia, Nat no comprendía absolutamente nada de lo que estaba pasando. 

- маленький.... (¿pequeña?)

-я скучал по тебе (te he echado de menos) 

Respondí, intentando contener las lagrimas de felicidad. Yelena corrió a abrazarme, luego me soltaba para tomar mi rostro entre sus manos y observarme unos segundos, después volvía a abrazarme, hizo esto un par de veces hasta que finalmente nos separamos del abrazo. 

-oh pequeña, todos estos años te creí muerta...

-yo no podía recordarte, ellos borraron mi memoria. 

Me miró con tristeza y de nuevo me abrazó 

-¿qué carajos está pasando aquí? *Dijo Nat algo molesta*

Yelena y yo nos miramos sin saber quién debería explicar todo esto, finalmente creí que tendría que ser yo. 

-Ella me entrenó en Siberia, no te dije antes porque no lo recordaba, mis memorias regresaron cuando Ross me sedó para enviarme a prisión. 

-pero sabías que era ella cuando viste la foto, y aún así no me dijiste 

Nat sonaba algo dolida y traicionada por mi gran secreto que mantuve desde mi captura hasta este momento. 

-En realidad no le dije a nadie. Y si te hubiera dicho que la conocía cuando vi la foto, no me habrías dejado venir. 

Se quedó cayada un momento y luego asintió. Una vez que la tensión en el ambiente se disipo, Yelena y Nat comenzaron a hablar un poco del apartamento en Budapest, mientras tanto yo fui a explorar el lugar, pero volví en el momento que escuché que hablaban de las baritas rojas.

-¿¡las trajeron de vuelta!? *dijo Yelena algo alterada*

-¿que son? 

Pregunté mientras Nat y yo seguimos a Yelena por todo el apartamento

-es un gas sintético que inmuniza las vías neurológicas cerebrales de la manipulación externa. 

-no entiendo... 

-es el antídoto a la subyugación química Nat *respondí*

Yelena me sonrió con aprobación

-Su madre lo desarrolló *dijo señalándome* Alguien encontró su diario en algún lugar y recrearon la formula. 

-casi nos matan por esa cosa Yelena 

comentó Nat molesta, mientras se quitaba la blusa que traía puesta para ponerse otra, Yelena y yo nos quedamos observando los enormes moretones en su espalda. 

-Miré las noticias, esperando ver a Capitán América desmantelando la habitación roja. 

-¿qué? ¿de que hablas? Lleva desmantelada años  Draykov está muerto, yo lo maté 

-¿no crees eso realmente cierto?

Natasha y yo nos miramos atónitas, pues realmente creímos que la habitación roja era un fantasma del pasado, pero resulta que tanto Draykov como la habitación seguían existiendo y operando. Nat y Yelena siguieron discutiendo al respecto por un rato hasta que fueron interrumpidas por una especie de bomba que destruyó el techo del apartamento. Las tres corrimos hacia el lugar más seguro, Nat quedó en un lado del pasillo y Yelena y yo en otro. 

-¿viudas? *pregunté casi susurrando*

Yelena asintió y me entregó un arma, yo recargué y quité el seguro, lista para disparas si era necesario. Entonces se me ocurrió una idea para despistarlas y darnos una oportunidad de cruzar al otro lado del apartamento 

-cuando yo te diga, correrás al otro lado 

-Oliva es imposible 

-confía en mi 

En su mirada había incertidumbre pero accedió; cerré los ojos un momento para reunir toda mi energía, cuando los abrí ya no eran del azul característico que heredé de papá, ahora eran color ámbar. Yelena dio un paso aun lado como si me desconociera por un momento, pero no presté atención, me enfoqué en el pequeño truco que intentaba hacer, respiré profundo y de mis manos hice brotar una ráfaga de fuego con forma humana que daba la ilusión de estar corriendo hacia el lado contrario, las viudas no duraron y dispararon 

-¡ahora!

Yelena salió momentáneamente del estado de shock y corrió a mi lado hasta llegar a Nat. Una vez en el otro lado del pasillo, Yelena activó un par de explosivos y nos dió una pequeña ventaja para tomar por sorpresa a las viudas, así que comenzamos la lucha cuerpo a cuerpo con las mujeres. Pero el objetivo no era pelear con ellas, lo único que buscábamos era salir de ahí con el antídoto intacto, así que las soltamos rápidamente y seguimos corriendo, pero afuera había más de ellas y no dudaron en disparar. 





si no vuelvo, recuerda que te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora