Luz al final del túnel

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*Narra Olivia*

Los meses pasaron y mi soledad se volvía rutina, la única compañía que tenía era grandote, diario charlábamos un rato mientras yo bebía mi jugo de caja, pero a demás de eso no tenía a nadie, aún no me armaba de valor para llamar a Steve o a Nat, pues sabia perfecto que los había lastimado con mi partida. 

Durante una noche de insomnio me levanté de la cama y trabajé un rato en el "muro de objetivos" nombre con el que bauticé a la pared que cubrí en fotos, expedientes e hilos rojos conectando unas cosas a otras. Estaba bastante inspirada atando cabos a punto de dar con el paradero de mi siguiente objetivo cuando me crucé con una fibra sensible, trazaba con plumón rojo sobre un mapa el trayecto de esta persona cuando me detuve abruptamente sobre Queens, en cuestión de segundos mi mente se ahogo en recuerdos de mi arácnido aliado, recordé lo molesto que era tener que cuidarlo y lo mucho que hablaba, pero en ese momento lo único que quería era escuchar su voz una vez más. Di unos pasos atrás mientras admiraba el muro y caminé hasta mi habitación, abrí uno de los cajones junto a la cama y saqué el celular que alguna vez me conectó a Peter, lo encendí y entré al buzón de voz. 

******

-Hola Liv, es Peter. Solo quería saber como estabas y contarte que pronto será el baile de bienvenida en mi escuela, ¿recuerdas que te hablé de Liz? creo que la invitaré al baile. Sé que este celular es solo para emergencias pero de verdad necesito un consejo, como sea... te quiero, adiós. 

******

Escuchar su voz de nuevo abrió la herida de nuevo pero de alguna forma me hizo sentir mejor, como si de alguna forma ellos siguieran conmigo. Hasta entonces recordé que las personas que aún viven llevan meses sin saber de mi paradero, me sentí lo suficientemente culpable como para llamarlos después de tanto tiempo. 

Tomé una mochila y empaqué un par de barras de granola, el teléfono y un par de monedas, abrí la ventana de mi habitación y salí volando. Un par de horas después llegué finalmente a Nueva York, aterricé en la punta de la antorcha de la estatua de la libertad y saqué de la mochila la barra de granola. Después de comerla en silencio me dispuse a llamar; bajé hasta las calles de la ciudad y busqué el teléfono publico más cercano, metí por la pequeña ranura el dinero y marqué el numero con las manos temblorosas, esperé por unos momentos mientras mi valentía se reducía con cada "pip". Estaba a punto de colgar cuando alguien del otro lado de la linea respondió la llamada, reconocí de inmediato la voz. 

-¿si?

-¿Nat?

-oh Dios, mi amor eres tú... ¿Dónde estás? espera... ¡Steve, ven rápido!

Un pequeño silencio se hizo en la llamada, pero podía escuchar la respiración acelerada y los pasos de Steve casi corriendo

-¿Liv? ¿estás bien?

-Solo quería saber como están

-te extrañamos muchísimo, por favor vuelve, se que es complicado pero lo podemos resolver juntos 

-no puedo... sobre todo no ahora, no después de todo lo que he... mierda. Jamás debí haber llamado, de verdad lo siento, los amo muchísimo. 

-¡Liv espera! No cuel.. 

No lo dejé terminar pues colgué rápidamente el teléfono mientras las lagrimas se escurrían por mis mejillas y caían al pavimento. Subí de nuevo a la antorcha y miré al cielo intentando buscar la respuesta, esperando que alguna de todas las personas que perdí me indicara el camino, me senté y saqué de la mochila el celular y reproduje otro de los mensajes de Peter. 

*******

-¡Liv! Tu consejo funcionó Liz aceptó ir conmigo, ¡gracias gracias gracias! Por cierto, sé que no hablas con el señor Stark, pero creo que él te extraña así que si alguna vez quieres dejarle un mensaje conmigo, puedes hacerlo. Te quiero, adiós. 

*******

Al finalizar el mensaje de voz recordé que no sabía nada de Tony desde aquel colapso que tuvo poco después de regresar del espacio, me sentí increíblemente culpable por no haberles dado seguimiento ni a él ni a Pepper. Guardé todo de vuelta a la mochila y emprendí mi viaje, justo cuando me encontraba por encima de las nubes recordé que ni siquiera sabía en dónde encontrarlos, bajé de nuevo hasta encontrar señal e hice un par de llamadas hasta dar con su paradero. 

Llegué a la cabaña a las afueras de Nueva York poco después del amanecer, subí los escalones del porche y llamé a la puerta sin pensarlo, pues sabía que si analizaba la situación terminaría por arrepentirme. 

No pasó mucho para que alguien abriera la puerta, Tony se quedó congelado de la impresión, no emitía ningún sonido, solo me miraba con los ojos y la boca bien abiertos. 

-hola... 

Mis palabras lo hicieron salir del estado de shock y reaccionó de la forma más inesperada, de inmediato se aproximó a mi y me abrazo con fuerza, como si mi visita fuese exactamente lo que esperaba. 

-¿Tony? ¿quién llamó a la puerta?

Al no recibir respuesta Pepper salió a averiguar por su cuenta y cuando me vió reaccionó de la misma forma que Tony. Me hicieron pasar a su adorable hogar, todo se veía muy lindo y definitivamente tenía el toque de Pepper; nos sentamos en la sala y me ofrecieron una caja de jugo, sin duda accedí y comencé a beberlo con gusto. 

-¿en dónde has estado cielo? Nadie sabía tu paradero, era como si te hubieras desvanecido también... 

-necesitaba alejarme, tocar fondo y encontrar de nuevo el rumbo 

-¿y lo lograste pulga?

-sigo en la parte de tocar fondo...

Un silencio incomodó de hizo en la habitación, estaba tan callado que podía escuchar el latido de los corazones de ambos, fue cuando noté algo bastante extraño, al mirar a Pepper no escuché un corazón, si no dos. Suspiré con sorpresa mientras fijaba mi mirada en el lugar del que provenía el misterioso segundo latido, su vientre. 

-¿qué pasa cielo? *preguntó Pepper*

-creo que estás embarazada...

Ambos me miraron anonadados 

-¿qué?

Fue lo único que logró decir Tony mientras Pepper se llevaba una mano a la frente 

-mi audición es sobrehumana ¿recuerdas? *ambos asintieron lentamente* Puedo escuchar el latido de todos los corazones en la habitación, y hay un tercer latido proveniente de ahí *dije mientras señalaba el estomago de Pepper*

-eso... eso explicaría mis nauseas y mis..

-cambios de humor *terminó la oración Tony*

-un bebé Stark, no lo puedo creer 

Dije con una enorme sonrisa, por primera vez desde el chasquido sentí una enorme y sincera felicidad que me recorrió todo el cuerpo, me levanté de mi asiento para abrazar a ambos, cuando la abracé a ella pude escuchar con más fuerza los latidos en su abdomen y puse mi mano. 

-hola... mini pulga 

-¿reciclando apodos? *dijo Tony entre risas*

Pasamos el resto de la tarde hablando sobre el futuro niño o niña, por momentos creí ver una luz al final del túnel, una luz de apellido Stark. 


si no vuelvo, recuerda que te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora