Caballo de Troya

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*Narra Bucky*

Durante los días posteriores a la noticia, seguimos nuestras rutinas como si nada estuviese pasando, no queríamos levantar sospechas. En el almuerzo, le daba a Marie una porción de mi comida, así como mi gelatina de postre. Para los guardias todo estaba perfectamente bien, pero mientras ellos pensaban eso, nosotros ideábamos un plan para salir de aquel horrendo lugar. 

Nos encontrábamos ambos en el laboratorio como siempre, Marie comía una barrita de granola que le robé a un guardia, últimamente comía bastante, no era para menos, llevaba a mi hija en el vientre. De pronto le dió una mordida a su barrita y se quedó pensando unos segundos, e hizo una cara que conozco muy bien, aquella cara que indicaba que tenia una idea. Se levantó del suelo de prisa y tomó su block de notas, comenzó a escribir ¿horas? después diagramas y al final todo parecía un gran garabato, arrancó la hoja y la puso en el suelo a punto de explicarme, pero la tomé de prisa y dije riéndome 

-Oh perfecto, quieres que practique identificación de garabatos para cuando Olivia me enseñe sus retratos de la familia 

-JA JA muy chistosito. 

-¿Caballo de troya?

-Así se llama el plan que nos va a sacar de aquí, pon atención. Entre la 1:45am y la 1:50am los guardias que custodian las entradas, rotan. En esos 5 minutos la entrada principal se encuentra casi despejada, pero no lo suficiente. Es por eso que pondremos explosivos en la entrada del ala oeste, creerán que estamos bajo ataque y pedirán a todas las unidades de ese lado, es entonces cuando saldremos, tendremos unos cuantos minutos pero es posible, estando afuera robaremos uno de sus vehículos y nos iremos. 

Siento una gran admiración por está mujer, es tan brillante en todos los aspectos, su plan era impecable, no había manera de fallar siempre y cuando lo siguiéramos al pie de la letra. 

Preparamos todo para esa misma noche, no llevaríamos prácticamente nada, solo el block de notas de Marie, pues contenía información importante y algo de dinero que robaríamos de la oficina de Karpov. Exactamente a la 1:45 fui a colocar los explosivos lo más rápido que pude, puse el cronometro en exactamente 2 minutos y salí corriendo. Llegué a donde estaba Marie, ella ya me esperaba ansiosa.

Pasados los dos minutos escuchamos el estallido y el suelo tembló, era nuestra señal para salir corriendo, tomé su mano y avanzamos hacia la salida. Llegamos a la entrada y aun quedaba un guardia, solté la mano de Marie y la miré, en sus ojos había incertidumbre y miedo, el guardia me vio y estaba a punto de llamar por el radio al resto, pero rápidamente lo tomé por el cuello y se lo partí sin pensarlo, su cuerpo calló al piso como si fuese un trozo de carne, el remordimiento llegó muy rápido, pero antes de que pudiera consumirme, Marie volvió a tomar mi mano y me hizo recordar por lo que hacíamos todo esto. Abrí la pesada puerta y salimos, dejando atrás todo, ya podía sentir el calor de nuestra nueva vida, subimos al primer vehículo que encontramos y salimos a toda prisa. 

Probablemente la adrenalina nos trastornó un poco, porque a pesar de habernos puesto en peligro, y haber puesto en peligro a nuestra bebé, reíamos como locos, como si acabáramos de vivir la mejor experiencia del mundo. Puse una mano al volante y la otra sobre la pierna de Marie 

-lo hicimos bonita *dije con una sonrisa de oreja a oreja*

-lo hicimos...

Aun no sabíamos a donde iríamos, lo único que sabia es que tenia que conducir lo más lejos posible. La instalación en la que habíamos estado se encontraba en Siberia, por lo cual no iba a ser fácil, nos esperaban horas y horas de carretera, no sé que tan adecuado sea para Marie en su estado. 

No pasó ni una hora para que Marie se quedara profundamente dormida, me quité la chaqueta para cubrirla, pues comenzaba a hacer frio. Para cuando comenzaba a amanecer, ya nos encontrábamos en Sajá. Durante el trayecto hice un par de llamadas y conseguí una cabaña en medio de la nada en un bosque virgen, es el lugar perfecto para mantener un bajo perfil, al menos por ahora. 

Quedé de verme con el hombre de la cabaña en una gasolinera cerca del sendero que lleva al bosque, me entregó las llaves y yo le di una parte del dinero. Volví al auto y desperté a Marie, pues teníamos que bajar a comprar un par de cosas.

-¿Cuánto tiempo dormí?

-Casi todo el camino cielo, ya estamos en Sajá.

En la gasolinera encontramos lo necesario para unas cuantas semanas, Marie también encontró una cámara de video y me convenció de comprarla. Volvimos al auto y nos adentramos en el sendero, un par de kilómetros después, llegamos a la dichosa cabaña.

Nos bajamos del auto y caminamos hacia la entrada, el lugar estaba en peor estado de lo que pensé, eso explica porque estaba tan barata, sentí algo de vergüenza por haberlas traído a este lugar, necesitaba demasiados arreglos y no iba a ser fácil adaptarlo para una pequeña, miré a Marie esperando una cara de disgusto, pero en su lugar encontré asombro y una sonrisa de oreja a oreja, sacó la cámara de video y comenzó a grabar.

-LLEGAMOS!! Este es nuestro hogar bebé, aquí podrás crecer y ser muy feliz, saluda papá. *dijo mientras me grababa.

Sonreí algo incomodo y a la vez conmovido por lo que Marie hacía. Después guardó la cámara y caminó hacia el porche.

-Es perfecta!! Mira ese porche, podemos poner un columpio para el bebé, y mira cuanto espacio, va a poder correr y jugar todo lo que quiera. 

Abrí la puerta y crujió como si no hubiese sido abierta en décadas, ambos entramos al lugar lleno de telarañas y polvo, se veía fatal, pero Marie solo veía un lugar con mucho potencial, parecía visualizar como se vería cada habitación una vez restaurada, ese entusiasmo me mantenía cautivado y motivado. Era una cabaña pequeña, al entrar estaba el comedor, la madera ya estaba podrida y corroída por el tiempo y la humedad, las sillas parecían estar bien, a la izquierda había una pequeña cocina que tenia una diminuta alacena, no había comida, solo una escoba y un trapeador dentro de una cubeta, inmediatamente después del comedor se encontraba la sala, el sillón contenía tanto polvo, que en vez de azul se veía gris. Al fondo de la cabaña se encontraban dos habitaciones pequeñas. Volvimos a la entrada, Marie entró a la cocina y salió con la escoba y el trapeador en las manos 

-Muy bien, manos a la obra *dijo mientras se ataba el cabello en una coleta*

-Yo pondré manos a la obra, tu necesitas descansar. Fue un día muy estresante para ti y la bebé, necesitan relajarse. *dije mientras acariciaba su vientre y besaba su frente*

Pero desde luego no me hizo caso, esa mujer era increíblemente terca y no habría manera de hacerla descansar hasta que todo estuviese como lo había visualizado. 

si no vuelvo, recuerda que te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora