Eres libre

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*Narra Bucky*

En el momento que Steve preguntó, recordé que yo Iole había dicho de las niñas y aparentemente Olivia tampoco. La mirada de mi hija se clavó en mi rostro buscando que me encargara de sacarnos del aprieto, pero Steve de inmediato se fue contra ella, alejó el plato de wafles, luego tomó su barbilla delicadamente obligándola a mirarlo a los ojos. 

-Olivia, ¿qué niñas?

Mi pequeña le sostuvo la mirada y luego suspiró, todo esto mientras se frotaba las manos nerviosamente 

-Yo no era la única en Siberia.... habían otras 17 niñas conmigo. Nacieron un año después de mí, ellas y yo somos el proyecto "Winter Widow", somos súper soldados entrenadas como viudas. 

 -espera, cómo es posible que ellas sean super soldados 

-Cuando Karpov descubrió que el gen del super soldado se heredaba, decidió iniciar ese proyecto con ayuda de mi mamá. Ellos inseminaron a varias mujeres con embriones de los soldados que tenían congelados, de ahí nacieron ellas. 

-¿sabes en dónde están ellas?

-La noche que intentamos escapar y que mamá murió, ocho de ellas lograron salir. Las localicé poco después de que me sacaste de prisión; esas ocho niñas crecieron en una granja clandestina ubicada en Ucrania. Las observé de lejos por meses y me aseguré que estuvieran a salvo, la ultima vez que estuve ahí fue días antes de irme con Nat, una de las noches que salí.

-¿¡Una de las noches que saliste!? *gritó Steve*

-lo siento... 

-¿a qué otros lugares fuiste? ¿por qué lo hiciste?

-ese no es el punto

Respondió mi hija, tratando de evadir el tema de sus pequeñas escapadas a lugares misteriosos, probablemente no muy legales 

-tienes razón *admitió Steve* pero luego tendremos esta conversación 

Me enterneció bastante el instinto paternal que tiene mi amigo hacia mi hija, me tranquiliza saber que aún en mi ausencia tuvo a alguien que la ama tanto como yo. 

-si... luego *respondió Oliva*

-¿qué pasó con las otras nueve niñas?

-Dreykov se las llevó junto con Yelena esa misma noche. Le pregunté por ellas cuando la volví a ver pero dice que cuando despertó del sedante ellas ya no estaban, se las llevaron a otro cuartel de la habitación roja, no sé dónde está, pero tengo el dato para hallarlas. 

Steve se quedó callado y analizando, yo también me tomé un tiempo para digerir la información, pues todo esto era nuevo para mí también. 

-¿por qué no dijiste nada Olivia? *reclamó Steve*

-Hydra las borró de mi memoria, a ellas y a Yelena. Pero cuando fui detenida y sedada, pude recordarlas, después de eso no te dije porque no quería meterte en más problemas de los que ya estamos metidos. 

Después de escuchar los motivos de Olivia, Steve comprendió y se calmó bastante, ya no parecía molesto, pero seguía pensando bastante en todo el asunto, supongo que debe sentirse culpable por todos los años que pasó sin saber que Hydra seguía existiendo y causando daño. 

*Narra Olivia*

Después de mi pequeño regaño, nos fuimos a dormir y descansé como no lo hacía en mucho tiempo, a pesar de estar diseñada para pasar días sin descanso, eventualmente llegaba la fatiga y se sentía casi como el sedante que conozco. 

A la mañana siguiente nos mudamos del palacio a un pequeño asentamiento a las afueras de Wakanda, pues Shuri dijo que sería más pacifico para papá y lo ayudaría a recuperarse mas rápido. 

Steve partió horas antes del atardecer pues iba a reunirse con Sam y Nat. Yo me quedé con papá y lo ayudé a establecerse en su pacifico nuevo hogar, que resultaba ser una pequeña casita de adobe con techo de paja. En el asentamiento habían bastantes niño, todos corrían y jugaban, papá y yo nos dedicamos a observarlos mientras descansábamos sentados en el suelo, yo mantenía mi cabeza recargada en su hombro mientras papá acariciaba mi rostro con ternura, como cuando era pequeña. 

-Me gustaría poder verte jugar como ellos 

Sonreí ligeramente y lo miré, él se inclinó un poco y besó mi frente

-¿recuerdas cuando jugaba con Melina a la hora de la comida? 

-oh si, tu madre lo odiaba, siempre decía... 

-con la comida no se juega *terminé la oración*

-¿por qué solo las observaste de lejos?

-tengo miedo de que ya no me quieran

Papá me miró con ternura y me abrazó con fuerza, luego tomó mi rostro con su mano y me miró fijamente a los ojos 

-mi amor claro que te seguían queriendo, estoy seguro de que te han extrañado tanto como tú a ellas 

Sonreí, pues su palabras definitivamente me hicieron sentir mejor y mucho más segura de volver a verlas. Tenía tantas cosas por hacer, debía liberar a las niñas que Dreykov tomó y también ir a ver a las que sí lograron escapar, pero solo podía pensar en el momento en el que pudiera abrazar de nuevo a Melina, mi Bonnie. 

A la hora de la cena Ayo apareció en la casita y nos llamó a ambos, no entendíamos de que se trataba, pero si una Dora Milaje se presentaba, debía ser importante. La seguimos al bosque hasta que se detuvo y nos pidió tomar asiento en unas pierdas acomodadas al rededor de lo que parecía ser una fogata apagada. 

-Shuri me pidió comprobar el trabajo que se hizo en usted soldado 

El rostro de papá cambió por completo y me miró con angustia 

-no quiero que ella esté aquí, no quiero lastimarla 

-no dejaré que lo hagas *replicó Ayo*

Me acerqué a él y tomé su mano, acaricié su rostro y lo miré 

-voy a estar a tu lado en todo momento, estaremos bien, lo prometo. 

Miré a Ayo y asentí con la cabeza en un gesto de aprobación, ella repitió el movimiento y procedió a decir las palabras, con forme avanzaba la mano de papá presionaba con fuerza la mía, pero cuando estaba por volverse doloroso, las palabras cesaron y el soldado del invierno jamás apareció, el hombre a mi lado seguía siendo papá. 

-eres libre *dijo Ayo*

Solo hasta ese momento papá se dió cuenta y comenzó a llorar de alegría, me miró y sonrió mientras me abrazaba con fuerza, intenté ser fuerte pero un par de lagrimas corrían por mis mejillas, ahora nada ni nadie me quitaría a mi papá. 

Al salir del bosque notamos de inmediato el cielo nocturno de Wakanda, era impresionantemente bello, habían tantas estrellas ante nuestros ojos que incluso parecían brillar, tan pronto como volvimos al asentamiento, nos tiramos en el pasto a observar el espectáculo, como una pequeña calma después de la tormenta. 

-¿qué es lo que más extrañas de mamá? 

Papá se quedó callado unos momentos, pensando en su respuesta mientras sus ojos azules se llenaban de lagrimas

-Vaya... extraño cada parte de ella, extraño sus ojos, su sonrisa, su aroma, sus manos. Extraño la mirada que ponía cuando tenía una idea, extraño la forma en la que arrugaba la nariz cuando se enojaba, extraño verla escribir cosas que solo ella entendía en ese pequeño bloc de notas que cargaba para todos lados, ¿te acuerdas?

-si... a veces dibujábamos en el, mamá me prestaba la pluma azul y ella tomaba la pluma negra, así siempre sabíamos de quién era el dibujo.

Ambos sonreímos y revivimos el momento en nuestra mente 

-¿y tú que extrañas de ella borreguita?

-extraño estar entre sus brazos y escuchar los latidos de su corazón, extraño escucharla cantar a la hora de dormir, extraño sus besos de buenas noches, extraño inventar historias con ella, extraño...

Mi voz se quebró y ya no pude seguir, enterré la cabeza en el pecho de papá y lloré de nuevo, como si la viera morir una vez más. 

si no vuelvo, recuerda que te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora