Mariposas en el estomago

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*Narra Marie* 

Análisis, pruebas y de más.  Trabajaba día y noche, mientras documentaba mi trabajo por medio de videos que grababa con la cámara de la computadora que ahí me habían otorgado, sin acceso a comunicación claro está. Durante todos estos procedimientos, el soldado jamas dijo una palabra, solo se dedicaba a seguirme con la mirada, hasta que un día decidí romper el hielo.

-¿tienes nombre? ¿o solo debería llamarte soldado eternamente despeinado?

Aquel serio hombre soltó una sonrisa que pareció habérsele escapado de los labios, pero de pronto la sonrisa se desvaneció y sus ojos mostraron nostalgia.

-No lo... No lo recuerdo.

 Lo miré con tristeza, pues realmente se venía confundido, entonces tomé de nuevo el expediente y me di cuenta que en la esquina estaba escrito su nombre completo.

-James Buchanan Barnes, aparentemente ese es tu nombre, ¿que te parece? yo creo que es bonito.

el soldado, de nuevo me dedicó una sonrisa.

-muy bien James, yo me llamo Marie, y dadas nuestras precarias circunstancias, lo mejor sería que nos volvamos amigos.

Pasaron un par de semanas, nuestro trabajo progresaba de maravilla, así como la relación con el callado soldado.

-hoy trabajamos mucho, ¿no crees James?

James solo asintió con una ligera sonrisa.

-nos merecemos un descanso, ¿que te parece una película?

-suena bien 

Busqué una película de miedo en la computadora, y nos sentamos en el suelo a verla. Yo no paraba de saltar con cada escena terrorífica, pero James se mantenía serio, solo sonreía cada que veía mi cara de susto. En una escena que me hizo gritar, escondí mi rostro en su pecho, el me miró asombrado, y luego me acarició el cabello con su brazo de metal, nuestras miradas se cruzaron y sentí una conexión inmediata, entonces miré sus labios con algo de picardía, el lo notó y sonrió mientras pasaba su mano a mi mejilla, lentamente nuestros labios se acercaron hasta que sentí su cálido aliento, entonces me besó, aquel beso duró unos segundos pero sentí que podría recordarlo toda la vida. Después de esto me acurruco entre sus fuertes brazos, y recargó mi cabeza en su pecho, podía escuchar los latidos de su corazón, continuamos viendo la película abrazados. Para el siguiente brinco que pegué el me miró y dijo 

-tranquila, estas a salvo conmigo, y yo estoy a salvo contigo.

En ese momento se robó mi corazón, pues nunca me ha gustado ser una damisela en apuros esperando a ser rescatada, pero el hecho de que fuese muto, que yo pudiese ser la damisela y a la vez la valiente guerrera que lo proteja, de verdad me gustaba, me encantaba esta idea de amor.

Al terminar la película nos fuimos cada uno a sus celda, durante toda la noche no pude dejar de pensar en ese beso, me pregunto si para el también significó algo...

*narra Bucky*

Mi mente daba vueltas alrededor de aquel beso, había algo en la doctora Dankworth que me hacia sentir en casa, me hacia recordar todo, estando con ella mis recuerdos comenzaban a bombardear mi mente, primero de a poco y luego todos a la vez, mientras reconstruía mi memoria creaba nuevos recuerdos, y eso era lo mas maravilloso. De pronto me invadió un sentimiento de nostalgia, pues lo único que quería era correr a contarle a Steve que estaba enamorado de una mujer maravillosa. Poco a poco mis pensamientos me arrullaron y me hicieron caer en un profundo sueño.

*en el sueño de Bucky*

me encontraba en un prado, el pasto se sentía bien debajo de mis pies desnudos, de pronto a lo lejos vi a Marie, llevaba un precioso vestido blanco, ella me sonreía mientras me saludaba con la mano, corrí hacia ella sin pensarlo, al llegar la levante en mis brazos y dimos vueltas juntos 

-¿Dónde estabas James?

No me dejó contestarle pues me besó de golpe.

-Ven aquí, tengo algo que darte...

La seguí hasta una pequeña cabaña, ella comenzó a correr y entró a la cabaña, la perdí de vista por unos segundos. Abrí la puerta con una sonrisa esperando encontrarla, pero ahi estaba ella sangre le escurría del rostro, tenia un ojo morado y lo que parecían disparos en el abdomen, se desplomó en mis brazos y no pude hacer absolutamente nada. 

Desperté de golpe, cubierto en sudor y con el corazón latiendo a mil por hora. Salí de mi celda y caminé silenciosamente a la suya, ahi la encontré durmiendo, como un angel, se veía tan pacifica que de inmediato calmó mis nervios, volví a la cama y dormí, con la imagen de aquel rostro impregnada en mi memoria. 

*narra Marie*

Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses, aquel beso no fue el ultimo, de hecho fue el primero de muchos, besos que cada vez se volvían mas apasionados.

-vamos!! No es posible que seas tan bueno en ajedrez siendo ya un fósil 

-mas bien no es posible que seas tan mala en ajedrez siendo tan joven

ambos reímos del insulto del otro 

-te propongo algo bonita, si me ganas en esta ronda, te daré mi gelatina en la cena.

-parece que tendré doble gelatina el día de hoy

-no tan rápido, si yo gano, me darás un beso.

-suena justo James. *Dije con una voz provocadora*

El juego terminó, y como era de esperarse, James ganó pero esto me causó mas alegría que si hubiese sido al revés. Se acercó despacio hacia mi, me tomó por la cintura con su brazo de metal, y con el otro retiró el cabello de mi rostro, puso su mano en mi mejilla y me besó, pero esta vez con mas pasión que antes, sin darme cuenta nuestras respiraciones se aceleraron, nos recostamos en el piso sin parar de besarnos, enredé mis piernas en su cintura y entrelace mis dedos en su cabello, poco a poco su erección se hizo notar, pude sentirlo en mi entrepierna, mi sangre comenzó a arder y solo podia pensar en el, en tenerlo dentro de mi. 

Le quité la playera rápidamente, dejando al descubierto su trabajado pecho, al mismo tiempo el se deshizo de mi blusa y brasier, comenzó a besar mis pechos, con cada beso causaba que mi piel se erizara. Se retiró el pantalón y el boxer quedando totalmente desnudo, entonces comenzó a besarme bajando lentamente hasta mi vientre, al llegar a mis pantalones, los bajó suavemente hasta dejarme totalmente desnuda, se acercó despacio a mi oido y susurró 

-¿Lista, bonita?

Entre suaves gemidos le respondí que sí. Con una mano levanto un poco mi cintura y con la otra dirigió su miembro dentro de mi, en un rápido movimiento lo introdujo todo, solté un fuerte gemido y el continuó entrando y saliendo hasta que juntos llegamos al climax, él soltó un fuerte gemido que anunció que había acabado. Cayó rendido y extasiado a mi lado, me estrechó entre sus brazos y besó mi frente.

-nada mal para un anciano de 80. *dije aun sin aliento*

-hubiera sido más salvaje si no tuviera miedo de romperte, niñita.

Ambos nos quedamos recostados en el suelo del laboratorio un rato mas, mirando al techo sin hablar hasta que James rompió el silencio. 

-recuerdo mi pasado...

-¿de verdad? ¿Desde cuándo?

-desde que llegaste, comenzó con pequeños flashbacks, pero ahora todo está de vuelta, todo volvió a mi memoria, pero temo que me la vuelvan a arrebatar...

si no vuelvo, recuerda que te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora