Nueva rutina

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*Narra Bucky*

Los meses pasaban y las cosas parecían marchar bien, cada quien tenia su rutina. Nos despertábamos temprano, Marie se bañaba mientras yo iba a buscar a Olivia, para cuando llegaba al dormitorio, ella ya se había levantado de la cama y se encontraba jugando con su peluche. Ella sabia que vendría a buscarla, pero siempre me recibía con la misma emoción, era algo maravilloso. 

Olivia y yo nos despedimos de Marie, para dirigirnos al área de entrenamiento, ya nos esperaba Yelena. Esta chica y mi hija tenían un vinculo increíble, se divertían muchísimo juntas, el entrenamiento ni siquiera parecía pesado para Olivia, pues estaba constantemente riendo y jugueteando, esto me hacia sentir mejor acerca de nuestra situación, pero no podía evitar pensar en lo que seria de nosotros siendo libres, en nuestro hogar...

Mientras miraba a Olivia correr y brincar obstáculos en el entrenamiento, la imaginaba saltando en el bosque de la cabaña, trepando a los arboles, jugando con los animales y siendo una niña feliz. Pero estamos atados de manos, ni siquiera podemos pensar en intentar escapar de nuevo. 

El día terminó y nos fuimos al comedor a cenar. Las niñas ya comían por si solas, entonces el trabajo de Marie, Oleg e Irina era mucho más fácil ahora, al menos en este aspecto, pues también habían comenzado a caminar, ahora estaban todo el día persiguiendo a 17 niñas con super fuerza. 

Cenamos todos, reímos y contamos anécdotas, este era mi momento favorito del día, creo que de todos, pues se sentía mucho mas hogareño todo esto. 

*Narra Marie*

Terminamos de cenar y comenzó la batalla de las pijamas, era hora de preparar para dormir a 17 chiquillas de un año, definitivamente la parte mas difícil. Cada uno se encargaba de dos pequeñas a la vez, pero cuando terminábamos con unas y empezábamos con otras, las primeras ya estaban intentando quitarse los pantalones. Pero pronto termino el desfile y pudimos acostarlas a dormir. No sé que será de nosotros cuando tengamos que remover los barandales, tendremos 17 pares de piecitos descalzos corriendo de allá para acá. 

Cada quien se dirigió a su habitación, para cuando llegué a la nuestra, James ya traía a Olivia dormida en los brazos, me hizo señas para guardar silencio y se fue a dejarla en el dormitorio, mientras tanto fui a lavarme los dientes. 

Salí del baño y James ya estaba acostado en la cama, corrí hacia él y me senté en su estomago, él me miró y sonrió, después puso mi cabello detrás de mi oreja y acercó mi cara para besarme. Extrañaba tanto sus labios, su aroma, sus brazos, todo de él. Pronto los besos continuaron y nuestra respiración comenzó a acelerarse, metió sus manos por debajo de mi blusa y la levantó dejándome solo con el short de pijama, miró por un segundo mi pecho y entonces sentí su erección, rápidamente me colocó abajo de el y siguió besándome hasta llegar a mi cuello, se quitó la camisa y luego me quitó el short, ahora si estaba completamente desnuda. Deslicé mi mano por su pecho hasta llegar a su bóxer, comencé a acariciarlo, el jadeaba en mi oido. Por fin logré quitarle el bóxer y dejarlo totalmente descubierto, a veces olvido lo grande que la tiene...

Enredé mis piernas en su cintura para facilitarle las cosas, él entró despacio primero haciéndonos soltar un gemido a ambos, después comenzó a acelerar el paso, hasta que nuestros gritos se escuchaban en toda la habitación, después de un rato, terminamos. Adoro verlo poner los ojos en blanco cuando acaba.

*Narra Bucky*

Había pasado una maravillosa noche con Marie, era la primera vez que lo hacíamos desde que nos capturaron de nuevo, casi tres años sin poder hacerle el amor, se sentían como una eternidad. A pesar de que llevábamos meses juntos, no lo habíamos querido hacer por miedo a que Marie quede embarazada de nuevo, no podemos tener otro bebé en este lugar. 

Salimos al comedor para desayunar, todos ya se encontraban ahí, pero tenían cara de no haber dormido en toda la noche, ¿nos habrán escuchado?

Nos sentamos a desayunar y nadie dijo nada al respecto, hablamos un poco sobre los planes de la semana y los trabajos que todos teníamos que hacer, de pronto se hizo el silencio, hasta que...

-Mami, ¿por qué anoche gritabas el nombre de papá? ¿tuviste una pesadilla?

Marie y yo nos volteamos a ver en total seriedad, pero el resto de adultos en la mesa no aguantaron la risa, y al final todos terminamos riendo, aparentemente las paredes de este lugar son bastante delgadas. 

Antes de que pudiéramos terminar de desayunar, entró Rumlow junto a otros dos guardias. Nada tonto el hombre, pues sabía que si entraba solo, corría peligro, pues cada que lo miraba me daban ganas de arrancarle la cabeza, sobre todo cuando veo que mi hija agacha la cabeza con miedo cuando él se acerca. 

-Hoy inicia el entrenamiento del resto de las niñas, 001, Yelena y Barnes serán los encargados de esto, ¿entendido?

-Si señor *dijeron Yelena y Olivia al unísono*

-¿Entendido Barnes?

-Entendido *dije conteniendo la furia*

Ninguno de los soldados usa el nombre de mi hija, todos ellos la llaman y se refieren a ella como 001, un numero más, un objeto con el que pueden hacer lo que les plazca. Las niñas, al igual que mi hija, habían sido tatuadas con el numero de serie que les correspondía desde que eran unas recién nacidas, no puedo ni imaginar lo mucho que lloraron y gritaron, sin poder entender porque estaban hiriéndolas. 

A partir del anuncio, el lugar se quedó en silencio, Olivia ni siquiera quiso terminar su desayuno. Cuando el resto terminó, nos dirigimos a nuestras respectivas labores. 

Al comenzar el entrenamiento, mi hija comenzó a liderar al resto de las niñas, por alguna extraña razón, todas las pequeñas la obedecían, y trataban de imitar lo que Olivia hacia, esto facilitó mucho mi trabajo y el de Yelena, pues para el final de la semana, ya casi habían dominado el librar los golpes durante un combate cuerpo a cuerpo. 

Nos avisaron que Rumlow vendría a ver qué habían logrado las pequeñas, su presencia nos desagrada y pone muy nerviosas a las niñas, Yelena y yo esperamos que no afecte su desempeño. 

si no vuelvo, recuerda que te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora