Encrucijada (parte 1)

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*Narra Olivia*

El sol tocó el horizonte y sus rayos se hicieron presentes a través de la ventana, el cristal hizo que el reflejo se intensificara y golpeara mi rostro con un haz de luz que parecía enorme ante mi vista borrosa por las horas de sueño. Abrí los ojos y parpadeé un par de veces para aclarar mi visión, finalmente me levanté de la cama pues no había tiempo para descansar un poco más, habían tantas cosas que hacer que si no empezaba ya, no podría terminar para antes del funeral. 

Entré al baño y me duché de prisa, mientras me vestía escribí una nota para mi hermana y el resto con la esperanza de que fuese suficiente para mantenerlos tranquilos hasta mi regreso. Dejé la nota sobre la almohada y salí por la ventana sin despertar a nadie. 

Volé un par de horas hasta mi destino, el apartamento en Madripoor; a pesar de no querer volver ahí, ese lugar era el único sitio donde podría iniciar a planear de forma estratégica todos mis asuntos pendientes y ahí también se encontraban las pertenencias de Wanda y Vis, incluyendo la carta. Introduje la llave y giré hasta escuchar el cerrojo, al abrir la puerta esta hizo un sonido chirriante debido al tiempo que había estado cerrada. Caminé por los pasillos del lugar que me traía tantos recuerdos, buenos y malos, de pronto mi piel se erizó al encontrarme con los fantasmas de mi pasado, las atrocidades y los días de soledad que terminaban en noches de tormento se pasearon como un carrusel por mi mente, no fue hasta que toqué la tela suave del sillón que pude recordar los días buenos, los días con Joe... 

Cerré los ojos mientras recorría con los dedos el sofá, recordando las noches de película y las tardes de té o las veces en las que solo nos sentábamos a hablar por horas y horas hasta que me quedaba dormida en sus brazos, o todas las veces que....

Una sonrisa se plantó en mi rostro al recordar, pero mi mente me jugó un truco que llamo "auto sabotaje" pues el desfile de lindos recuerdos terminó tras pensar en el bebé que Joe y yo jamás pudimos conocer. Miré alrededor y comencé a pensar en todo lo que hubiese cambiado por aquí con un niño, imaginé los dibujos colgados del refrigerador y los juguetes regados por el suelo, mi mente divagó tanto que podría jurar haber escuchado pequeñas risas y piececitos descalzos corriendo, pero cuando volví a la realidad me encontré con el eco de un hogar vacío. 

Caminé hasta el baño lo mas rápido que pude y abrí la llave, junté mis manos y esperé hasta que se llenaran un poco con agua y luego la lancé a mi rostro, me incorporé para mirarme al espejo mientras limpiaba el agua con una toalla, suspiré en alivio pues los pensamientos se habían ido... por el momento. 

Aproveché la claridad de mi mente para iniciar mi planeación, me dirigí al estudio, tomé un bloc de notas y comencé a escribir todas las cosas que debía solucionar tras el regreso de todos. Cuando terminé de escribir arranqué la hoja del bloc y la guardé en mi bolsillo trasero, abrí el arsenal, saqué un par de cuchillos y les di un par de vueltas en el aire mientras pensaba "uno nunca sabe" 

Volví a la habitación y abrí el pequeño cajón de mi mesita de noche, moví un par de papeles y objetos aleatorios que ahí guardaba y finalmente hallé el sobre, lo tomé entre mis manos y tracé con el indicé las palabras escritas en tinta por mi mejor amigo, una vez con la carta, tomé un plumón rojo del cajón y rayé sobre la tarea completada. Volví mi atención al cajón y tras revolver un poco más di con el celular con el cual solía estar en contacto con Yelena antes del chasquido, lo tomé y levanté la tapa del antiguo teléfono, no me sorprendí al ver que no tenía batería, busqué por tercera vez en el cajón y encontré el cargador, conecté el celular y me senté en el suelo a esperar a que encendiera. 

Lo que para mí fue una eternidad, en realidad solo fueron cinco minutos. Pasado ese tiempo la pequeña pantalla se encendió dejando ver las 23 llamadas perdidas de Yelena, abrí los ojos tanto como pude mientras una sensación de felicidad y ansiedad llenaba mi pecho; estaba por buscar su contacto cuando el celular comenzó a vibrar mientras su nombre aparecía en la pantalla, no tardé ni si quiera un segundo en contestar y llevarme el celular a la oreja con urgencia. 

si no vuelvo, recuerda que te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora