Adaptación

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*Narra Olivia*

Mientras dibujábamos me contaron de su vida, resulta que son gemelos y que perdieron a sus padres en un bombardeo cuando tenían solo 10 años, no pude evitar sentir pena por ellos; también me contaron que están ahí por voluntad propia, los reclutaron para una especie de experimentación, entonces todo tuvo sentido, para eso me habían traído aquí, querían experimentar conmigo. Después de dibujar por un rato y escuchar prácticamente toda su vida, nos llamaron al comedor, pues era hora de la cena. 

Caminamos por los pasillos del lugar, nuevos olores y sonidos me abrumaron un poco. Podía escuchar sonidos metálicos, como se maquinas trabajando. A diferencia del recinto anterior, este no estaba bajo tierra, era una construcción muy grande en una montaña, desde las ventanas se alcanzaba a ver Sokovia, me recordaba a los lugares de las historias que mamá me contaba para dormir. Irina nos enseñó de geografía, podía nombrar absolutamente todas la regiones del mundo, pero jamas había visto ninguna en persona, realmente no había visto nada, toda mi vida estuve bajo tierra, no pude evitar asombrarme con la vista y los gemelos lo notaron. 

-¿Bonito?, ¿no? Ahí nacimos Pietro y yo

-¿De verdad? 

-Así es peque 

Seguimos caminando por los pasillos, hasta llegar al comedor, era bastante grande, lo cual era extraño, pues solo éramos nosotros tres. Nos sentamos y nos trajeron las bandejas de comida. No sé cuanto llevaba sin comer, pues no tengo idea de cuanto tiempo estuve inconsciente, seguramente más de tres días, porque comenzaba a sentir hambre, y mi cuerpo está diseñado para aguantar bastante. 

En la bandeja había un tazón de avena, una cajita de leche y un plátano, mientras comíamos me inundaron los recuerdos y se me escapó una sonrisa. Cuando nos daban plátanos para la cena, Melina y yo jugábamos a que eran submarinos y nosotras éramos enormes monstruos marinos, mamá solía regañarnos, pues decía que con la comida no se debe jugar, pero casi siempre terminaba riendo. Wanda me preguntó el porqué de mi sonrisa, y le expliqué la historia, pero no pude terminarla sin soltar un par de lagrimas, mi apetito desapareció y una terrible presión inundó mi pecho, salí corriendo del comedor hasta llegar a mi celda. Al llegar, tomé a mi conejito y lo abracé contra mi pecho mientras apretaba los ojos e intentaba recordar el olor de mamá, sigo sin poder creer que jamás volveré a verla. 

*Narra Wanda*

Intenté correr tras Olivia, pero Pietro me detuvo

-Déjala ir, quizá necesita estar sola 

Llevábamos solo unas horas conociéndola, era una pequeña bastante callada, mientras dibujábamos no habló para nada, solo nos observó mientras le contábamos nuestra historia. Parecía estar bastante triste por algo, pero no creo que nos diga pronto, parece bastante desconfiada, Pietro cree que se la llevaron de algún orfanato, tiene sentido ahora que escuchamos la historia de su amiguita Melina. 

Terminamos de comer y nos dirigimos a los dormitorios, Pietro escabulló el plátano de Olivia en su playera para que ella pudiese comerlo. Fuimos directo a su celda, pero no la vimos de inmediato, fue hasta que escuchamos sollozos debajo de la cama que nos dimos cuenta de su escondite. Pietro me miró con una mueca, definitivamente era un llanto doloroso. 

Ambos nos sentamos en el suelo, no sabía cómo la haríamos salir, pero Pietro tuvo una idea brillante. 

-Soy un temible monstruo, y me comeré este platano... a menos que venga otro monstruo a reclamarlo 

Un silencio se hizo en a habitación, incluso los sollozos se detuvieron y se alcanzaron a ver unos deditos rosados asomándose por debajo de la cama. Poco a poco sacó su carita y se recostó en sus bracitos. Sus enormes ojos azules parecían de caricatura, brillantes por las lagrimas que contenían y sus mejillas salpicadas por pequeñas pecas estaban más rosadas de lo habitual, al igual que su naricita. 

-Tendrás que salir de ahí y luchar conmigo si quieres el plátano de vuelta 

Mi hermano dijo esto con una graciosa mueca y terminó con un gruñido lo suficientemente gracioso para hacer a Olivia reír. Se arrastró despacio hasta que salió por completo de la cama, entonces se acercó lentamente hasta Pietro, y en un movimiento rápido intentó arrebatar el plátano de sus manos, pero mi hermano retiró la fruta a toda velocidad y levantó la ceja, retándola. La pequeña decidió usar la fuerza y se lanzó, decidida a conseguir el premio, pero Pietro la tomó de prisa y la acostó en su regazo para después atacarla con cosquillas, su risa inundaba todo el lugar, las lagrimas que antes eran de tristeza, ahora eran de alegría. 

-Bas..ta Ba..sta 

Sus suplicas apenas se entendían, pues se ahogaban en carcajadas, Pietro se detuvo y le dió el plátano. Sorprendentemente, en vez de sentarse en el suelo, se quedó en el regazo de mi hermano, sentí un poco de celos, pues él tenía una chispa que hacia a todos adorarlo desde el primer momento. La pequeña se comió el plátano mientras recargaba la cabeza en el pecho de mi hermano.

-Puedo escuchar la sangré que sale de tu corazón, ¿sabias?

Pietro y yo nos miramos confundidos, rápidamente se dió cuenta y nos explicó 

-Soy genéticamente diferente al resto de los seres humanos

Se veía bastante tierna usando palabras tan grandes y complejas siendo tan pequeña, pero eso no detuvo nuestra curiosidad, sobre todo la de Pietro. 

-No entiendo peque 

-Tengo un plan 

No terminó de hablar cuando ya estaba de pie, caminó con sus piececitos descalzos hasta la puerta y se aseguró de que no hubiera nadie. Entonces nos hizo señas para que la siguiéramos; caminamos por pasillos y escaleras, el lugar era mucho mas grande de lo que parecía, seguimos por todos lados a la pequeña. 

-¿A dónde vamos cielo?

-estoy buscando la bodega en la que guardan los archivos. 

Después de un rato de recorrer el edificio entero, encontramos él dichoso lugar. Era una habitación enorme, llena de archiveros que iban desde el suelo hasta el techo, Olivia rápidamente comenzó a barrer con la mirada los estantes, rápidamente sacó un par de carpetas de distintas repisas y se sentó en el suelo 

-Vengan, les mostraré 

Primero abrió dos carpetas, una con mi nombre y otra con el de mi hermano 

-Este es el registro que tienen de ustedes, absolutamente toda su información desde el día que nacieron se encuentra aquí. 

Ambos abrimos los ojos como platos, esos documentos conocían cosas que ni siquiera nosotros sabíamos, era increíble. 

Después sacó tres archivos más, el primero decía "James Buchanan Barnes" lo abrió rápidamente y lo volteó hacia nosotros 

-Él es papá, es un soldado genéticamente modificado por ellos, lo usan como un arma a veces, pero para eso borran su memoria y cuando no lo necesitan lo congelan, ¿conocen a Steve Rogers?

-El super soldado que descongelaron

-Bueno, algo parecido es papá 

Todo esto sonaba a ciencia ficción, pero después de lo sucedido en Nueva York, absolutamente nada parecía imposible. Después de explicarnos un poco más de su papá, sacó el otro archivo, este decía "Marie Dankworth", cuando lo abrió, sus ojitos se llenaron de nostalgia de nuevo, señaló a la foto que había en la esquina del archivo 

-Ella es... era mi mami. Mamá era una científica brillante, por eso ellos se la llevaron, la necesitaban para que mejorara a papá, pero se enamoraron, escaparon y bueno, el resto es historia. ¿Ahora entienden por qué soy genéticamente diferente?

Aun teníamos muchísimas dudas, pero poco a poco nos fue explicando todo. Resulta que sus sentidos están desarrollados de forma inhumana, puede escuchar, oler y ver cosas a kilómetros de distancia, también tiene una memoria fotográfica impresionante, eso sin mencionar que su cuerpo sana increíblemente rápido; todas estas habilidades desde el nacimiento. 

Después de saber esto, no pude evitar sentir algo de miedo, qué clase de organización experimenta en niños, definitivamente nos habíamos metido en un lugar peligroso, y sin salida. 

si no vuelvo, recuerda que te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora