𝑰𝑵𝑴𝑨𝑹𝑪𝑬𝑺𝑰𝑩𝑳𝑬 || Thorin Oakenshield

-038-🌷

Tu oponente esta sobre ti. La batalla es dura y pierdes el equilibro mas de una vez. Ya no tienes fuerzas, los sonidos de las espadas chocar una contra se vuelven cada vez mas lejanos.
Frente a ti la sonrisa burlona de tu enemiga brilla con maldad, cierras los ojos te sientes caer «es el final» piensas.

Pero éste no llega hacia ti. Cuando abres los ojos lo ves; quien recibió la estocada por ti fue Thorin. Su cuerpo cae y la risa estridente de la mujer resuena en tus oidos. No lo crees, sientes tu corazón y respiración detenerse. El mundo cae en pedazos a tus pies «No, él no. No» repites vez tras vez de manera inaudible. Al instante un grito sale de tu garganta, vuelves a la realidad.

Olvidas el dolor físico, olvidas por completo todo cuando tomas la espada de Thorin del suelo y te lanzas hacia su asesina. La furia te llena y explota en tus movimientos para derribarla: en el suelo puedes ver su rostro lleno de pánico. Su voz sale en un hilo pidiendo piedad.

Ladeas la cabeza acercándote más a ella «¿Piedad?» no la tendrá de ti.

El suelo cruje bajo la espada cuando atraviesas su corazón por completo.
Con la respiración agitada y el corazón latiendo salvajemente en tu pecho vuelves hacia Thorin.

-Thorin... -murmuras su nombre- dime algo -intentas mover su cuerpo pero tus manos se tiñen de rojo. Aumentando tu desesperación él no responde

- ¡Thorin! -gritas- no me dejés, dijiste que no lo harías -tu rostro se cubre de lágrimas mientras éstas caen también sobre su cuerpo. Ya no eres consciente de lo que pasa alrededor, ni del tiempo, ni de nada- vuelve conmigo... Thorin, prometiste que no me dejarías. No lo hagas.

No obtienes respuesta. Pasas tus manos por su rostro una y otra vez, deseando de alguna manera tener cinco minutos más a su lado: escuchar su voz y ver la luz de sus ojos una vez más.

Pero la realidad es demasiado cruel, te lo arrebata en tan solo un instante hechando tus deseos a la basura. Son tus sollozos los unicos que llegan a tus oidos y puedes sentir, cuando intentas levantarte que tu alma y corazón murieron en ese momento en el que te lo arrebataron para siempre.