Capítulo 15. Amún (parte 1)

20.4K 2.7K 4.5K
                                    

Mi corazón reanuda su trabajo desenfrenadamente, mis piernas en un estado de descontrol total tiemblan como si fueran de gelatina, las manos me sudan y siento que estoy a punto de un colapso nervioso.

Frente a mis ojos están ellos pero yo sólo puedo verlo a él, de pie en el último peldaño de las escaleras con los brazos cruzados sobre su pecho, su barba está mas crecida, el cabello también y lo lleva desordenado, tiene puesta la ropa deportiva de siempre y se ve exquisitamente hermoso porque no se parece a su hermano, su aspecto refleja el hombre torturado que me pidió perdón en la construcción al fondo de la propiedad.

—¡Dije que te largues! —Marceline vuelve a tirar de mi brazo sacándome de mi estado de aturdimiento.

—Suéltame —la empujo.

—¡Basta! —exige Amún en voz alta y mi corazón brinca en mi pecho dolorosamente ante su voz— Retírense por favor —Sara y Frederika asienten y obedecen sin chistar.

—Pero mi amor ¿Que hace esta puta aquí? ¡Quiero que se vaya ahora! —da un fuerte pisotón es una rabieta ridícula.

¿Mi amor? ¿Puta?

Te voy a matar maldita Zanahoria.

—Marceline lárgate ahora mismo o pasarás la noche en el sótano.

—Pero mi... —balbucea.

—¡Ahora! —exige el árabe demente, el rostro de Zanahoria palidece y sus labios tiemblan, me lanza una mirada de odio y se dirige a la cocina.

Ellos permanecen de pie en las escaleras, mis ojos se conectan con los suyos y un intenso cosquilleo nace en mi vientre extendiéndose a toda velocidad hacia mis extremidades, mis piernas quieren correr a él, pero es él quien se dirige a mi con paso veloz y decidido.

Involuntariamente sonrío y abro los brazos como con Ömar, cuando creo que me va abrazar sus manos se cierran al rededor de mi cuello y presionan bloqueándome el paso del aire.

—¡Shaqiq! —Ömar trata de de soltar sus manos de mi— ¡Suéltala!

—Maldita Abtikari te odio —sisea con sus labios pegados a mi rostro.

La falta de oxígeno me desespera pero soy incapaz de defenderme, estúpidamente el cosquilleo se hace mas intenso, siento el dispositivo entre mis dedos pero no presiono el botón, no porque no pueda, sino porque si Hassan entra en este momento seguramente dispararía y yo no podría detenerlo, el sólo hecho de pensar que le dispare a Amún me genera un sentimiento angustiante.

A ellos sólo yo puedo destruirlos, nadie mas.

—Suéltala ahora —Ömar entierra dos dedos detrás del hueso de la clavícula de Amún y este por fin me suelta haciendo una mueca de dolor.

Ömar aprovecha el momento para empujarlo y colocarse frente a mi, yo por mi parte toso y trato de meter oxígeno a mis pulmones, me tallo mi adolorido cuello, esto va a dejar marcas y va a ser difícil de explicarle a Hassan porqué no presioné el botón, o peor aún, va a ser imposible detenerlo de querer volarle los sesos al árabe demente.

Joder con el maldito demente.

—No vuelvas a tocarla shaqiq o te las verás conmigo —advierte Ömar.

—Siempre te he pateado el culo hermano, no me das ni un ápice de miedo.

—Amún —murmuro con la voz débil— Sólo vine a hablar contigo.

—No tengo nada que hablar contigo maldita traidora, lárgate de mi casa —se da la vuelta y camina escaleras arriba.

—¿Estás bien? —Ömar revisa mi cuello— No te lastimó, creo que no quería hacerte daño de verdad, sólo asustarte.

TINIEBLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora