Capítulo 48. Insatiable

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Siento que el mundo se ha detenido igual que el tiempo, igual que mi vida. Blair luce aterrada, lágrimas silenciosas bajan por su rostro viendo el arma que apunta a Ava, mi bebé de ojos marrones, Henry está muy golpeado aún así aferra con fuerza el cuerpecito de Farah que ha empezado a sollozar llamando la atención de su hermana que la sigue en el inicio del llanto suave de bebé.

Ömar y Amún las observan estupefactos, los ojos de mi árabe frío se cristalizan apreciando a los dos angelitos rubios, la expresión de Amún nunca antes se la había visto, es una mezcla extraña entre furia y ternura, algo incomprensible pero que está ahí.

—¿Qué estás haciendo Ibrahim? —bufa Ömar, ha despegado la vista de las mellizas y mira perturbadoramente amenazante al recién llegado.

—Señor Al Qadar usted y su hermano tienen que expiar sus pecados.

¿Sus pecados?

¿Qué tienen que ver ellos con la mellizas?

No me muevo, nadie lo hace viendo como el tal Ibrahim desplaza el arma que estaba en dirección a mis árabes y ahora apunta a las dos niñas, mi corazón late desbocado en mi pecho, no puede ser tan desgraciado de amenazar a dos bebés indefensos. Miro a Hassan con rabia, ese maldito traidor, debí matarlo cuando empecé a sospechar de él.

—¿De qué mierda hablas? —exclama Amún y cierra los puños.

—Ni siquiera saben porqué estamos aquí, así son las cosas con los millonarios, creen que pueden destruir la vida de los demás y salir impunes. ¿O no Nathalie? —Me habla como si me conociera pero yo no tengo ni la más mínima idea de quién es.

—¿Quién carajos eres tú y por qué estás apuntándole a dos bebés indefensos?

—Que descortesía la mía. —Sonríe—. Soy Ibrahim Al Husayni y he sido quien te ha ayudado con su excelente plan para hundir el apellido Al Qadar, permíteme expresarte mis felicitaciones, tienes una mente maquiavélica.

—¿Eres el amigo hacker de Hassan?

—Y el guardia de seguridad de la mansión Al Qadar —contesta con una sonrisa sádica.

—¿Qué tienen que ver mis hijas en esto? —pregunta Blair entre lágrimas—. No tenemos ninguna relación con estos hombres. —Mira a uno y a otro si no fuera por el terror que hay reflejado en su rostro estoy segura que estaría impactada de ver a los dos árabes idénticos.

—No se esfuerce en ocultarlo señora Jones, todos aquí sabemos que esas niñas que carga son de alguno de mis jefes, por eso los he traído, porque ellas son parte de las cuentas pendientes que tienen con nosotros.

—Ni te atrevas —rumia Amún y Ömar lo detiene cuando ve sus intenciones de moverse. El árabe frío observa todo a nuestro alrededor y suplico que esté usando su mente fría y calculadora para sacarnos de esta situación.

—Ibrahim —pronuncia Hassan con calma—, esto no es parte del plan, ellas sólo están aquí para presionarla, no vamos hacerles daño.

—¿Cómo te atreviste maldito turco? —siseo—. Me juraste que estabas de mi lado.

—Lo estoy Nathalie, pero tú no eres capaz de matarlos por ti misma.

—Así que elige ellas o ellos —finaliza Ibrahim.

—Son dos bebés —suplica Blair—, ellas no tienen la culpa de lo que hayan hecho esos tipos.

—Quizá tenga razón mi señora pero estos sujetos merecen sufrir de todas las formas posibles.

—Déjate de estupideces y di de una vez que es lo que supuestamente debemos pagar —ordena Ömar tan frío y enérgico como nunca antes lo había escuchado.

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