Capítulo 33. Besos suaves

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—Muéstrame la grabación —le pido a Hassan una vez que entramos en el departamento.

Saca la computadora portátil del maletín y nos sentamos a la mesa mientras Sugar se va directa a la habitación más pequeña. Hassan colocó dos cámara en el departamento de la zorra la vez pasada que estuvimos aquí, la noche que me quedé con Ömar en el yate, ella estaba fuera de la ciudad y su amigo lo ayudó desactivando el sistema de seguridad del penthouse. La grabación inicia con el árabe frío entrando en el departamento, ella lo abraza efusivamente y él le devuelve uno rápido para después separarla de su cuerpo.

Nahid intenta besarlo pero él no lo permite, le pone la mejilla la cuál ella no duda en besuquear, comienza a descender por su cuello soltando los botones del saco y la camisa. Por unos minutos es ella la que se dedica a besarlo y desvestirlo, el gesto de él es inescrutable, no da señales de estar disfrutándolo pero tampoco parece desagradarle, simplemente permite que ella haga lo que quiera hacer sin inmutarse. Ella toma su mano y lo lleva hacia la habitación, la grabación cambia para mostrar la escena del dormitorio.

Ömar baja con mucha delicadeza el vestido de Nahid por sus brazos, no la toca demasiado, solo lo necesario. Viéndola desnuda me pregunto que le ve, está demasiado delgada, yo también lo estoy pero al menos tengo un poco más de curvas y tetas, la musulmana es en extremo delgada y sin gracia. La alza en brazos y la deja en la cama, sin mucho preámbulo se coloca entre sus piernas y la penetra, los movimientos del árabe son rígidos, no es como cuando me folla a mí y me da toda esa pasión, si conmigo tiene mesura, con ella es, literalmente, el témpano de hielo de siempre.

Nahid lo abraza, acaricia y besa su cuerpo, él no, simplemente le penetra una y otra vez de manera lenta y programada, dudo que él lo esté disfrutando, no gime ni le dice nada, ella si le habla en árabe y no es necesario saber el idioma para adivinar que le dice que lo ama. Por varios minutos me trago la tortura de verlo cogerse a otra, me amortigua el hecho de saber que no lo hace como conmigo pero aún así es un maldito latigazo doloroso estar viendo esto hasta que por fin ella tiene un orgasmo y por lo que veo el no, o no sé pero no parece que se haya corrido.

—Después de eso se quedan en la cama platicando un rato y luego salen del penthouse ¿Quieres verlo todo?

—No, con eso es suficiente —digo cerrando el portátil. Veo a Hassan que tiene una expresión divertida que me hace arquear una ceja.

—No sé cómo es que disfrutas de follar con ese tipo, eso es lo más aburrido que he visto en mi vida.

Si que lo fue.

—Conmigo no es así.

—Me imagino que por lo menos se corre si te pudo embarazar una vez.

Sabía que en algún momento sacaría ese tema a flote, nunca he hablado con Hassan acerca de las mellizas ni pretendo hacerlo, entre menos personas sepan la verdad más seguras están ellas.

—Ojalá te hubieses grabado tú con Sugar así tendría la misma posibilidad de reírme, yo también me imagino que debió ser muy aburrido.

—Imaginas mal —ladea esa sonrisa que por este instante tengo ganas de borrarla de una bofetada.

—¿Me vas a decir que fue mejor que follarme a mi? —lo miro con altanería, estoy cien por ciento segura que ni la nueva Cherry me llega a los talones.

—No fue mejor —susurra acercándose a mis labios— Pero no niego que fue muy bueno —me toma por la cintura y me hace sentarme en su regazo de un jalón— ¿Estás celosa Nathalie?

—¿Celosa de Sugar? —me río descaradamente— Es una simple esclava, si quiero mañana la devuelvo a Saint Marie y adiós Sugar si te vi no me acuerdo de ti.

TINIEBLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora