Capítulo 17. Es mentira (parte 1)

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La lengua de Hassan acariciando mis pezones me despierta, sus dientes mordisquean atrevidamente mi piel y me hacen removerme por los pequeños espasmos que sufre mi cuerpo.

Lo percibo sonreír sobre mi senos, lentamente baja por mi abdomen dirigiéndose a mi entrepierna que aun sigue sensible por el round de sexo salvaje que tuvimos anoche.

—Hueles a sexo —su aliento roza mi feminidad, sin embargo esa frase trae a mi mente otro momento como este.

Respiro sobre la pelvis de Amún, su vello púbico haciendo cosquillas en mi nariz, su olor mezclado con el mío es sensacional después de una noche ardiente, después de haberlos tenido a los dos para mí.

—Hueles a sexo. Todo tú hueles a mi, me gusta.

Mi lengua se desliza por el tatuaje de su pene y puedo notar como su cuerpo se tensa, las venas de su miembro palpitan y su respiración se hace pesada. Mis manos acarician sus testículos mientras chupo esa verga que me encanta, que me hace gemir como ninguna otra, quiero demostrarle lo mucho que me gusta esta parte de él.

Móntame —no es una orden como siempre, es mas como una súplica y sonrío porque pretendo darle lo que pide, voy a hacerlo disfrutar como nadie lo ha hecho y hacerle ver que así como soy suya, el también es mío.

Me acuclillo sobre su pene erecto y lo guío a la entrada de mi vagina, me dejo caer con fuerza y lo oigo resoplar, reboto sobre su pelvis, sentir ese falo grueso dentro de mi es una locura, su dureza me demuestra lo excitado que está y eso me motiva a moverme con mas vehemencia.

Inclínate, quiero ver como te penetra.

Su voz ronca cargada de deseo me solivianta, clavo mis manos y rodillas en el colchón y continuo impactando mi sexo contra el suyo, escuchándolo gruñir y resoplar, mi árabe demente, amo todo de él, su locura, la oscuridad, su cuerpo perfecto y la forma en que reacciona a mi, porque aunque no me lo haya dicho aún sé que me ama, lo siento.

—Joder Nath eres una puta delicia.

Mi espalda se estrella con su pecho cuando me levanta con urgencia para estrecharme a él, sus manos aprietan mis senos y cientos de sensaciones revolotean en mi vientre, jala mi cabello hacia atrás y ataca mi boca con sus besos posesivos y duros, esos que me dejan los labios tan sensibles después de tenerlo devorándome.

—Te amo —exhalo con mi corazón latiendo a mil por él.

—Creí que acordamos que sería sólo sexo —la voz de Hassan me hace abrir de repente los ojos y comprendo la estupidez que he hecho.

Él está sobre mi, su miembro entre mis piernas, me mira con el entrecejo fruncido y de pronto sonríe y vuelve a penetrarme. Diablos, no puedo creer que el recuerdo de él fuera tan real que me hiciera volver a decir en voz alta eso que me ha martirizado por mas de un año, el amor que aún siento.

—Lo siento, no sé que me pasó.

—Descuida —jadea— Yo también me he sentido confundido, pero lo mejor es no hablar de esto hasta que hayas hecho lo que tienes que hacer.

Asiento a sus palabras porque no soy capaz de decirle que estaba pensando en el árabe demente cuando dije esa frase, Hassan no se lo merece, también estoy confundida respecto a él, pero hay algo que tengo muy claro, el dueño de mi mente y mi voluntad siempre será Khaliqi.

Beso a mi turco para centrarme en la realidad, sus besos son distintos a los de esos hombres y no me permite pensar en ellos mientras lo beso a él, su barba me irrita la piel del mentón y su lengua recorre cada rincón de mi boca, me gustan los besos de Hassan, se sienten correctos y me llenan de tranquilidad. Su movimiento cadencioso me lleva suavemente al orgasmo, el sexo somnoliento y perezoso me gusta mucho.

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