—¿Nos vamos? —asiento sin poder hablar mirándolo fijamente.
Límpiate la baba Nathalie.
Subimos al automóvil en silencio, noto que sonríe de vez en cuando, una sonrisa cínica y ladeada. ¿Quién sonríe sin motivo aparente? ¿Qué pasará por la mente de este sujeto? Enciende el equipo de sonido y tararea una canción de rock, de esas que le gustan a Blair, sus dedos tamborilean en el volante de forma despreocupada.
Creo que nunca había estado en compañía de una persona tan relajada como él, ni siquiera el árabe frío se comportó así cuando estuvimos en Abu Dhabi, o el árabe demente cuando pasamos el día completo en la casa de bronceo, me da un poco de envidia, quisiera sentirme así de tranquila pero eso es imposible, mi vida nunca ha sido tranquila y tengo la sospecha de que nunca lo será.
Entra por un callejón oscuro y solitario, la oscuridad me gusta, me hace sentir en mi zona de confort porque mis demonios se camuflajean con ella, cualquier mujer temería por estar con un desconocido en un callejón desierto y oscuro pero yo no, si alguien debería temer es quien me acompaña, puedo perder un poco los papeles en medio de la penumbra.
Detiene el auto frente a una edificio de aspecto viejo y descuidado, desciende y me abre la puerta, vuelve a extenderme la mano y me ayuda a bajar, el cosquilleo de nuevo me fastidia pero esta vez lo tolero y mantengo su mano en la mía, no quiero comportarme como una estúpida asustadiza por un hombre, pronto me enfrentaré a los mas peligrosos que he conocido y asustarme no es una opción.
Da dos golpes secos en la puerta y esta se abre, un tipo enorme lo saluda, esa una masa de músculos tal como yo me había imaginado que sería mi guardaespaldas, como los guardias del Burdel.
Accedemos al lugar y él sujeta mas fuerte mi mano, de alguna manera me hace sentir segura al ir caminando por el largo pasillo que desemboca en una sala grande llena de gente, hombres la mayoría, algunos con trajes elegantes y otros ajustadas camisetas que remarcan sus cuerpos.
—¿Qué es este lugar? —pregunto con recelo viendo en todas direcciones, no me siento cómoda con tantos hombres cerca.
—Aquí hay peleas clandestinas —responde vagamente— Quería que le demostrara mis habilidades, eso haré señora O'Connor —comienzo a fastidiarme que me diga así, si bien quiero mucho a Domm llevar su apellido es algo que aún no decido.
—Llámame Nathalie por favor, puedes tutearme, es extraño que me hablen de usted, no termina de agradarme —ladea una sonrisa juguetona y asiente.
—Ok Nathalie, tú dime Hassan a mí.
—Eso pensaba hacer. ¿Vas a pelear contra alguno de estos tipos? —miro a mi alrededor, la mayoría son hombres enormes que bien podrían matar al flacucho de mi guardaespaldas.
—Si —afirma con seguridad.
—No me gusta ver morir a la gente —me burlo.
—Tápate los ojos entonces para que no me veas asesinar a ese —señala en dirección al hombre mas grande que hay en la sala.
¡Que mierda, ese tipo lo va hacer papilla!
—¿Estás seguro de esto?
—¿Estás preocupada por mí Nathalie? —aprieta los labios para reprimir una sonrisa.
—Por supuesto, si te matan ¿Quién me llevará de vuelta al hotel?
—Descuida, te aseguro que te llevaré de vuelta.
Me ubica en una mesa circular y pequeña con tres sillas altas, luego se va dejándome sola, eso me hace sentir nerviosa, me veo rodeada de muchos hombres que lanzan miradas en mi dirección sin embargo no se me acercan.
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TINIEBLAS
RomansaTrilogía Oscuridad. Tomo 2. (Carrusel) ¿Qué es lo peor que te puede pasar en la vida? ¿Enamorarte de alguien peligroso con un oscuro secreto que seguro te destrozará o encontrarte a ti misma entre las tinieblas? Un monstruo solo puede crear a otro m...