Capítulo 25. Kala, demons y planes

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Marek, Hassan y yo vamos a casa del árabe después de comer, la emoción de lo que va a pasar me tiene un poco revuelto el estómago. Mi turco está un poco mas tranquilo que ayer, entiendo que está celoso por todo lo que está pasando pero debe entender que todo es parte de lo que tengo planeado y que aunque disfrute de follar con Amún y Ömar nada va a cambiar mi objetivo, el amor me hizo ser estúpida una vez pero no habrá segunda.

La casa de Marek es grande y lujosa pero no se compara en nada con la de los gemelos Al Qadar, tiene un gran camino rodeado de flores en el jardín delantero y una fuente en el centro, al bajar confirmo que el turco está analizando a detalle la construcción como se lo pedí, debe de poder escabullirse esta noche al interior sin ser captado por las cámaras si es que su amigo hacker no logra tirar el sistema de seguridad de la casa.

—¿Estás lista para esto mi niña? Tu madre no te va a recibir bien.

—Tranquilo —tomo su mano— Sé que estarás conmigo.

—Siempre mi Nathy.

Caminamos al interior de la casa, tiene un estilo extraño, un europeo antiguo mezclado con algo de la cultura musulmana. Marek nos guía hasta salir al jardín trasero, al fondo hay un invernadero  y ahí es a donde nos dirigimos. Kala está cortando las hojas muertas de un pequeño arbusto, su semblante es relajado hasta vernos, compone una expresión de cabreo que la hace ver mas fea de lo que es, gracias al universo no me parezco absolutamente nada a ella.

—¿Qué está haciendo esta golfa aquí? —exclama mientras nos acercamos lentamente.

—Kala ella es tu hija, tienen que hablar —Marek le habla despacio y tranquilo.

—Te he dicho muchas veces que no tengo nada que hablar con esta mujerzuela.

—Mamá —empiezo en voz baja— Sólo quiero hablar contigo.

—¡No vuelvas a decirme así pequeña bastarda! Jamás podría ser madre de una puta —Marek se separa de mí y se acerca a ella, la toma de los hombros suavemente y la hace mirarlo.

—Habla con ella por favor —su tono es casi una súplica y entonces me doy cuenta que él en verdad la quiere y quizá no será tan fácil que la deje como he creído.

—Si no se larga ahora mismo yo si la mato —levanta las tijeras que tiene en la mano y se las muestra. Marek se las quita inmediatamente pero no es brusco con ella.

—Vas hablar con ella porque yo te lo ordeno —por primera vez usa un tono fuerte, ese que usaba cuando manejaba el Burdel y Kala se queda en silencio.

—Quiero hacerlo en privado —le pido a mi padre— Por favor déjenos solas.

Tanto Marek como Hassan se quedan parados a mi lado, ninguno de los dos quiere irse pero los miro con decisión y salen del invernadero. Kala se yergue cuan alta es, altiva y arrogante como la mayoría de los árabes que conozco, acorto el espacio que nos separa y me planto a solo dos metros de distancia frente a ella.

—Si has venido a pedirme...

—Cállate —le ordeno y se sorprende de la firmeza de mi voz— Ya que estamos las dos solas te lo voy a dejar muy claro, vine a exigirte que me reconozcas como tu hija y me cedas lo que por derecho me corresponde —Kala deja salir una risa estridente pero no me inmuto.

—¿Eres tan ilusa o definitivamente eres estúpida? Jamás.

—Te lo estoy pidiendo por las buenas.

—Por las buenas te digo que te puedes meter tus exigencias por donde te quepan y te largues de mi casa —curvo ligeramente las comisuras de mis labios hacia arriba y doy un paso corto en su dirección.

TINIEBLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora