—Llegó Hassan debo irme —dejo un beso suave en sus labios, bajo del taburete y me dirijo a la salida con él detrás de mí— No salgas, no deben verte.
Me toma entre sus brazos de manera ruda, apretándome contra su cuerpo mientras besa mis labios con desesperación. Me gusta sentirlo así de afectado por mi ausencia, doy varios mordiscos a sus labios antes de soltarme de su agarre.
—Regreso más tarde, tranquilo.
—Antes del anochecer —me advierte.
—Árabe gruñón —le lanzo un beso al aire y doy la vuelta.
Hassan espera por mi recargado en la puerta del copiloto del Lamborghini de Amún, su sonrisa ladeada me hace sonreír a mi también. En silencio me abre la puerta del automóvil y entro, rápidamente nos ponemos en movimiento, veo a Sugar por el retrovisor que me sonríe abiertamente, le devuelvo una pequeña para después dirigirme a Hassan.
—Vamos a la oficina de Yves —asiente traspasando la verja de la mansión y noto que uno de los guardias lo mira fijamente— ¿Cuál era esa buena noticia?
—Tenemos una oportunidad mañana para llevar a cabo lo que tienes planeado.
—¿Pudieron acceder a las cámaras? —niega con la cabeza pero no parece estresado.
—El sistema de vigilancia de la mansión es impenetrable, mi amigo lo ha intentado muchas veces sin lograrlo pero tenemos una opción viable, logró rastrear el servidor y sabe cuándo estará en mantenimiento.
—Ve al grano, no entiendo de esas cosas.
—Mañana mientras el servidor se reinicia el sistema estará vulnerable por unos minutos, máximo treinta, podemos aprovechar ese momento para introducir un virus que nos permita acceder al sistema de vigilancia, tendrás que ser rápida, en cuanto el servidor reanude su trabajo el sistema nos va a expulsar.
—¿Treinta minutos? Es poco tiempo.
—No tendremos otra oportunidad así que aprovéchala.
—Bien, puedo hacerlo —respiro profundo controlando los latidos acelerados de mi corazón, es momento de dar un gran paso, el que va a desencadenar todo el infierno— Yves me dijo que tiene buenas noticias, seguramente tendremos que regresar pronto a Edimburgo, así que tiene que ser ahora o nunca.
—¿Ya vamos a regresar? —pregunta Sugar tímidamente, sé lo que está pensando, se le acabaron las vacaciones y tendrá que volver a Saint Marie.
—Si querida, disfruta de tus últimos días.
—Entiendo —responde en un susurro y bajando la vista a sus manos.
Me conmueve un poco, entiendo cómo se debe estar sintiendo, tal como yo lo hice cuando me quedaban pocos días con los árabes y no había conseguido convencer a Ömar de que me comprara, la angustia te oprime el pecho y produce desasosiego. Sin embargo no puedo hacer nada por ella, no sé cuánto pide Alek por una esclava y tampoco es que me pese tanto devolverla como para pagar por su libertad.
Mientras me dirijo a la oficina de Yves que está en el piso veintisiete Hassan y Sugar esperan en la cafetería. La secretaria del francés me anuncia y hace pasar a su despacho, es similar al de Ömar pero el diseño es más sobrio, me recuerda un poco a Domm, quizá es por la edad que tienen los mismos gustos. En cuanto me ve traspasar la puerta se levanta, camina hacia mi y deja un beso sonoro en mi mejilla.
—Te estaba esperando Nathalie.
—Vayamos a lo que nos interesa Yves —me separo de él y tomo asiento en la silla frente a su escritorio— Dime que me tienes buenas noticias.

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TINIEBLAS
RomanceTrilogía Oscuridad. Tomo 2. (Carrusel) ¿Qué es lo peor que te puede pasar en la vida? ¿Enamorarte de alguien peligroso con un oscuro secreto que seguro te destrozará o encontrarte a ti misma entre las tinieblas? Un monstruo solo puede crear a otro m...