Capítulo 42. Sin remordimiento

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—Creo que no queda más por decir. —Alek se pone de pie y se acerca a nosotros—. Que tengas buen viaje Ömar, los acompaño a la salida.

—¿Ya te vas? —pregunto sorprendida, creí que se quedaría esta tarde y saldría por la noche.

—Mi vuelo sale en una par de horas, apenas tengo tiempo de llegar al aeropuerto —declara rígido y frío.

Avanzamos por los pasillos, yo escoltada por ambos hombres, no veo a mi padre ni a Hassan por ningún lado, Alek se despide del árabe en la puerta y regresa al interior. Lo acompaño hasta la camioneta donde el chofer espera.

—Me sorprende la urgencia de tu partida, no te reconozco. —Mi loco estaría haciendo rabietas por tener que separarse de mi, no corriendo en dirección contraria en la que me encuentro.

—Tengo asuntos más importantes que atender Abtikari, más importantes que quedarme a ver cómo humillas a Marceline —declara sin mirarme y me cabrea que no lo haga, tiro de su brazo y lo obligó a hacerlo.

—¿Te molesta eso? ¿Tanto te importa esa estúpida? —Lo miro con ojos asesinos, estoy harta de su actitud—. Tú la trajiste aquí y sabías lo que iba a pasarle. —Su rostro se endurece, toma mis dos brazos y me estrella contra la camioneta.

—Lo hice para complacerte, pude haberla castigado en mi casa pero accedí a tus caprichos. —Coloca una mano en mi cuello para mantenerme pegada al vehículo y acerca sus labios a los míos—. Haría lo que fuera por ti pero eso no significa que esté de acuerdo con tus acciones.

—Tú querías conocerme ¿Qué pasó Khaliqi? ¿Al creador le asusta su creación?

—No te tengo miedo Abtikari, ni siquiera cuando acabas de demostrarme que no te preocupa herirme.

—Así que te duele lo que le pasa a Zanahoria. —Lo empujo con rabia, es un idiota, sin embargo no logro moverlo ni un milímetro.

—No se trata de ella —gruñe—. Yo no haría nada para herirte a ti.

Me besa, pero no lo hace con el salvajismo habitual, es brusco pero es entonces cuando noto la desesperación, se va y yo me quedo y eso me hace también angustiarme a mi porque otra vez estaré sin los dos. Apoya la frente en la mía y respira acelerado.

—¿Cuánto vas a tardar en regresar a Dubái?

—No lo sé —miento, no pienso regresar—. Tengo asuntos que resolver lo sabes y ustedes también, debemos centrarnos en eso.

—Tengo que irme. —Recupera su pose rígida después de su momento de debilidad—. Date prisa con lo de Kala, quiero que regreses lo antes posible. Despídeme de Marek.

Asiento. Me da otro beso cargado de pesar y sube al vehículo, verlo alejarse me estruja todo por dentro y tengo que contener las lágrimas que se quieren acumular en mis ojos. Respiro profundo y regreso al interior, en cuanto he cruzado la puerta una mano se cierra alrededor de mi brazo y me jala hasta impactar con un cuerpo.

Marek me observa con el ceño fruncido y con expresión furiosa e inmediatamente sé porqué, sin embargo me hago la que no entiende que está pasando hasta que se decide hablar.

—Explícame esto. —Pone su móvil en mis ojos con el vídeo los árabes y yo reproduciéndose.

—Te lo explico —digo en voz baja—, pero suéltame y vamos hablar con tranquilidad.

—¿Con tranquilidad? ¿Quieres que me tranquilice de ver a mi niña follando como una puta con otros? —reclama en voz alta.

—Shhh calma —respondo más para mí que para él, tengo que hacer una actuación convincente y par eso debo conservar la calma—. Ven vamos hablar.

TINIEBLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora