Capítulo 26. Saydaa

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Marek me llama a primera hora del día para informarme lo que yo ya sabía, que Kala fue atacada en su casa anoche y que está ingresada en el Royal Edimburgh Hospital, no finjo preocupación, después de asegurar que la voy a asesinar sería muy hipócrita de mi parte, simplemente le digo a Marek que deseo que se muera para que lo deje en paz y él suspira resignado, al estar en el hospital cuidando de su mujercita no tengo que preocuparme por verlo.

Después de hablar con Domm por teléfono y con Yves informándole que debemos reunirnos con mi padre y que el laboratorio deberá tomar la muestra hoy hago el intento mil por comunicarme con mi árabe demente. Mantiene el teléfono apagado o me bloqueó porque su número manda directamente al buzón de voz, me inquieta un poco la situación, pero he pensado en un plan alternativo para contentarlo. Ömar también se comunica conmigo, esto de tener que sortear a todos mis admiradores uno tras otro es mentalmente exhaustivo.

—Vamos a Saint Marie —le informo a Hassan mientras pone el auto en movimiento.

—¿Han dicho algo del estado de Kala?

—Sólo que está delicada. ¿Qué tanto le hiciste?

—Lo que me ordenaste, herirla de gravedad pero no tanto como para que muera.

—Bien, Yves coordinará con el hospital y el laboratorio la toma de la muestra de sangre para la prueba, al fin esto empieza a ponerse interesante.

—¿Qué harás hoy en el Burdel?

—Visitaré a Alek y le ofreceré un trueque. Esclava por esclava.

—Tus planes son tan retorcidos Nathalie y a la vez excitantes.

—Lo sé —le guiño un ojo.

El recorrido por el bosque ya no es tan escalofriante como la vez pasada, de hecho ahora estoy emocionada por llegar y ver a mi querido saydaa. La entrada en Saint Marie es distinta, pasa del medio día y hay mas afluencia de clientes y las esclavas revolotean de aquí a allá. Hassan con su altura y lo lindo que es llama mucho la atención, casi tanto como yo porque ahora definitivamente me han reconocido y supongo que de la vez anterior que vine a hoy se generaron cientos de rumores. Paso de largo sin verlas pero una voz suave y conocida me hace volverme.

—¿Nath? —Sugar se mantiene un par de metros y me mira de arriba abajo— Escuché que habías venido hace unos días pero no lo podía creer —se acerca cautelosa.

Quisiera ignorarla como a las demás, pero esta niña me ayudó a descubrir la verdad trayéndome las llaves que había dejado en mi antigua habitación. Por un segundo me quedo sólo mirándola y ella a mi hasta que fija su vista a mi lado y entiendo que está viendo a mi guarda espaldas.

—Cherry —la saludo— Como has cambiado.

—No mas que tú —se acerca otro poco y entonces avanzo hacia ella y la abrazo.

Cuando la subastaron ella era jovencita, está mas desarrollada, la dieta inhumana de aquí la tiene mas delgada que la última vez que la vi y sus rasgos finos se miran mas perfilados, los ojos grises son cautivadores, toda ella emana sensualidad y belleza, tal como debe ser una Cherry.

—Nunca pude agradecerte lo que hiciste por mí —cepillo su largo cabello rubio— Por ti es que pude irme de este miserable lugar.

—Me da mucho gusto que hayas podido escapar de este infierno —vuelve a mirar a mi turco y este también la observa, cosa que me molesta un poco— Y que estés tan bien acompañada.

—Hassan te presento a Cherry, la cereza de Saint Marie —el turco le extiende una mano y ella se la toma con las mejillas un poco ruborizadas— Hassan es mi guarda espaldas.

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