Camino en medio de la oscuridad, ni un sólo ruido a mi alrededor mas que el de mi corazón desbocado y mi respiración descoordinada, con las manos al frente busco algo, no puedo estar simplemente en el limbo, un leve chasquido lejano me eriza la piel.
No, no puede ser.
—Abtikari...
Mi cuerpo entero tiembla convulsivamente, el terror me atenaza las entrañas, siento las lágrimas deslizarse por mis mejillas, susurros de ropa acercándose y otro chasquido que me hace brincar, está cerca, muy cerca. Su aroma, aroma a limpio y cigarrillo.
No, no puede ser.
—Damiya...
Tapo mis oídos con ambas manos, no quiero escucharlos, quiero que se vayan. Pasos se acercan, puedo sentirlos moverse a mi alrededor burlándose de mi. Hiperventilo, siento que me voy a desmayar, su lengua se desliza por mi rostro recogiendo el río de lágrimas en mi mejilla derecha.
—Quiero tus lágrimas...
—Y yo tu sangre...
—Hazlo Cinnamon, ahórranos el trabajo...
Un puñal se clava en mi vientre y grito con todas mis fuerzas.
—Nathalie —zarandea mi cuerpo— Nathalie despierta.
Abro los ojos para encontrar a Hassan con expresión asustada sosteniéndome a unos centímetros de la cama, mi cuerpo entero está húmedo de sudor y las lágrimas mojan mi rostro. Tiemblo, sé que sólo fue una pesadilla pero no puedo salir del shock, me abrazo al turco, necesito sentirme protegida.
—¿Qué tienes?
—Abrázame —ruego— Cántame algo.
Hassan canta una canción en una lengua desconocida, supongo debe ser turco o árabe, cepilla mi cabello con los dedos y deja besos suaves sobre mi coronilla, poco a poco empiezo a recobrar la calma pero no del todo, su abrazo se siente mejor que el de Domm, reconforta más.
—¿Qué soñaste? Puedes contármelo.
—No fue un sueño, fue una pesadilla, con ellos —vuelvo a estremecerme y a temblar.
—Voy a prepararte un té para que te tranquilices.
Hassan sale de la habitación, todavía está desnudo pero en este momento no puedo prestarle atención a su cuerpo, mi mente sigue atrapada en esa pesadilla, el dolor de mi alma despedazada no me deja respirar. Necesito aclararme los pensamientos, salgo de la cama y voy al baño, abro el grifo del agua y echo mucha sobre mi rostro, está helada pero no logra apaciguarme, veo la navaja de afeitar de Hassan a un lado y la tomo, me siento en el retrete y la despliego.
Solo será un corte pequeñito, lo necesitas.
Si lo necesito para centrarme en la realidad, el dolor físico es lo único que logra calmar el dolor de mi alma. Observo mi reflejo en la hoja de acero inoxidable, está muy brillante, creo que es nueva. La apoyo en mi pierna con manos temblorosas, hacía semanas que no recurría a esto, esos malditos hombres no había vuelto a atormentarme en mis sueños.
Hazlo, hazlo, hazlo.
Presiono la navaja en la cara interna de mi muslo, cerca de la entrepierna, la punzada de dolor me da una descarga de alivio, la empujo más y la sangre comienza a gotear, siento como, literal, el dolor comienza a gotear fuera de mi cuerpo junto con la sangre.
Si... sangre, pruébala, te mueres por hacerlo.
Levanto la mano con la que sostengo la navaja, varios caminos de sangre la recorren, el olor se acentúa mientras la acerco a mis labios para deslizar la lengua por la hoja. De pronto Hassan está frente a mi, me arrebata la navaja y me mira con expresión furiosa.
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TINIEBLAS
RomanceTrilogía Oscuridad. Tomo 2. (Carrusel) ¿Qué es lo peor que te puede pasar en la vida? ¿Enamorarte de alguien peligroso con un oscuro secreto que seguro te destrozará o encontrarte a ti misma entre las tinieblas? Un monstruo solo puede crear a otro m...