Capítulo 44. Nuestro Secreto

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Me preparo frente al espejo, hoy tenemos cena de gala en Saint Marie. Convencí a mi hermano y papá de hacerlo para presentarme a los socios como la mano derecha de Alek, si se preguntan como los convenció la respuesta es si, ya saben cómo.

Hasta el momento todo está saliendo como lo tengo planeado, los hombres te dan todo lo que pides mientras tengas sus penes bien atendidos. Por supuesto Kala estuvo en contra pero no puede hacer nada, ni siquiera se ha recuperado del todo del ataque y teniendo a Marek y Alek completamente de mi lado lo que ella diga no tiene validez.

Las cosas con Hassan han vuelto a ser como antes, dormimos juntos y su percing sigue dándome buenos orgasmos. Hace todo lo que le pido sin errores, sin embargo aún no confío de todo en él. Al regresar a Sugar al Burdel y mantenerla ocupada atendiendo la mayor cantidad de clientes posibles en un día me he asegurado que ella no tenga tiempo de acercarse a él.

Tampoco a Alek, estoy casi todo el día a lado de mi hermano poniéndome al corriente de lo que conlleva dirigir el Burdel e inesperadamente para mí, descubrí que Alek puede ser agradable a pesar de ser un hijo de puta que no deja de manosearme ante la menor oportunidad.

Con Marek arreglamos lo referente a los casinos y ahora tengo acceso a la pequeña fortuna que genera día a día, la demanda de divorcio para Kala ya está en mi posesión y aunque ese tema ya no me interesa me la guardaré bajo la manda solo para joder a esa maldita.

Todavía me quedo en el hotel pero tengo un vehículo propio ahora que por supuesto maneja el turco, me ha propuesto enseñarme a conducir pero no tengo tiempo ni ganas de hacerlo, si algún día decido aprender tendría que ser con cierto árabe y en un automóvil de veinte millones de dólares. Si es que ellos me quieren todavía de vuelta. Lo de mi alojamiento lo decidiré después, cuando todo haya terminado.

Al no tener a los árabes cerca haciéndome dudar de mis planes me mantengo concentrada en mis objetivos. Me comunico con ellos cada noche, Amún al igual que Ömar me ha exigido decenas de veces regresar a Dubái, cosa que no voy hacer, ellos vendrán a mi en poco tiempo y yo tengo preparado todo para recibirlos, como tengo preparado también lo que sucederá esta noche.

Me doy un último retoque al maquillaje y observo con satisfacción el resultado, Hassan entra en la habitación ya vestido con el esmoquin, sigue viéndose lindo y sonrío a su reflejo que me mira con ojos codiciosos.

—Te ves magnífica vampiresa. —Hace mi cabello a un lado y besa mi cuello, ronroneo como una gatita mimosa.

—Lo sé, así que suéltame antes que arruines mi cabello. —Da un ligero mordisco y se separa de mí.

—Me encanta ver tu cuello libre de marcas. —Lo acaricia con la palma extendida y presiona levemente.

La mordida y la marca del cinturón de Amún permaneció en mi piel durante muchos días, yo también me alegro que hayan desaparecido eran un recordatorio constante del último día que estuvimos juntos, de su dominio sobre mi y de los maravillosos orgasmos que él extrae de mi cuerpo.

Veinte días de no verlo y casi un mes de no ver a Ömar han hecho que poco a poco vaya expulsándolos de mi sistema nuevamente y estoy trabajando mi mente para que no caiga en lo que ellos me generan apenas vuelva a verlos, sé que mi corazón lo hará pero por eso estoy fortaleciéndome mentalmente, para no dejarme dominar por mis sentimientos.

—Es hora de irnos. —Tomo el elegante abrigo del perchero y el turco lo coloca sobre mis hombros, hace mucho frío y mi vestido es bastante revelador.

Me he acostumbrado hacer el viaje a Saint Marie todos los días, de ida y vuelta y ya no lo siento tan pesado y largo. Hassan conduce a velocidad alta y nos toma aproximadamente una hora en llegar.

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