Capítulo 27. Sugar

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—¿Sabes de algún sitio donde podamos esconder a Cinna mientras regresamos a Dubái? —miro a Hassan que lleva la vista fija en el camino boscoso.

—Si, tengo un amigo que podría ayudarnos pero habrá que darle un incentivo económico.

—No hay problema mientras la mantenga tranquila y no la maltrate mas de lo que ya está, la necesito lúcida.

—¿Nath? —murmura Sugar— ¿Qué vas hacer con ella?

—Ese no es tu asunto niña —la miro por el retrovisor— Disfruta de las vacaciones que te ofrezco y no me hagas arrepentirme de haberte traído.

Ella se queda en silencio durante todo el camino hasta llegar a Edimburgo, Hassan conduce hacia una zona de callejones oscuros similar a la que fuimos la primera noche con el club de peleas clandestinas, se detiene frente a un portón metálico de aspecto descuidado y hace sonar el claxon de la camioneta.

Un hombre enorme, sin pelo y con los brazos completamente tatuados que me parece también estaba en el club abre y el turco se baja del vehículo. Por la forma tan efusiva en la que se saludan parecen ser amigos, intercambian algunas palabras y luego se dirigen a la puerta trasera de la camioneta para bajar a Cinna que no ha dejado de lloriquear durante todo el trayecto y ya me tiene los nervios de punta.

El hombre se la echa al hombro y ambos caminan rápido al interior del lugar dejándonos a Sugar y a mí en medio de ese callejón oscuro, por el retrovisor la miro removerse nerviosa mirando hacia todos lados, en cambio yo ahora que ya no se escuchan los lamentos de Cinna me siento mas tranquila en el silencio y la oscuridad de ese sitio. Varios minutos después sale Hassan cerrando el portón a su espalda, sube al vehículo y lo pone en movimiento.

—¿Le advertiste que no puede maltratarla?

—Si, aunque tal vez se divierta con ella un poco, le pareció muy atractiva a pesar de los moretones que tiene. Le dí una cantidad en efectivo pero tendremos que darle mas cuando vengamos por ella.

—Bien, ahora vamos al hotel por favor estoy exhausta y muerta de hambre.

En la recepción del hotel informo que habrá una persona mas en mi habitación y la presento como mi hermana menor, Sugar y yo no nos parecemos mucho del rostro pero el ser de piel blanca, rubias y muy delgadas nos da cierta similitud. Finalmente llegamos a la suite y muero por darme una ducha y borrar de mi cuerpo la sensación de las manos de Alek y el olor de su perfume de mi piel.

—Sugar tu dormirás en esta habitación —le abro la puerta de la que designé para Hassan cuando estuviera mi padre presente— Es la de mi guarda espaldas pero no creo que a él le moleste cedértela.

—Gracias —murmura dándole una mirada a mi turco y él le asiente con una sonrisa.

—Creí que eres Cherry.

—Cherry me dicen ahora por mi status pero mi primer nombre fue Sugar, aunque... —se muerde el labio— Mi nombre real es Melanie —vuelve a sonrojarse y decido que es mejor terminar la conversación.

—Ponte cómoda, mañana iremos a comprarte un poco de ropa, estoy segura que en esa bolsa no traes nada lo suficientemente abrigador, ese es el baño —señalo la puerta— Date una ducha en lo que pedimos el servicio a la habitación.

Salimos de su dormitorio y nos encaminamos al mío, en cuanto he cerrado la puerta Hassan me atrapa entre sus brazos y me presiona contra la pared besando mi cuello con ansias pero no me siento cómoda sin haberme bañado, todavía tengo sobre mi pecho los fluidos secos de Alek y necesito quitarme cualquier rastro de él.

—Voy a tomar un baño, lo necesito.

—Me lo imagino, estuviste muy ocupada, escuché todo lo que pasó en su oficina —se separa de mi y se sienta en el borde de la cama.

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