Capítulo 18

1.1K 163 16
                                    

-No- la respuesta del rubio te sorprendió -No nos iremos hasta que te quites eso- dijo señalando tus mangas negras.

-¿Que?- fue lo único que lograste murmurar.

-Solo quitatelas- instintivamente te cubriste los brazos con las manos, la idea te aterraba.

-No...- susurraste de forma apenas audible. Pero el rubio te tomo por los hombros.

-¡A NADIE LE IMPORTAN ESAS MALDITAS MARCAS!- lo había pensado todo el día, no soportaba tu inseguridad -¡Te lo demostraré! ¡AHORA QUITATE ESAS MALDITAS COSAS!-

Te quedaste inmóvil unos minutos, no sabía que hacer pues gracias al entrenamiento conocías la determinación del rubio y sabías que no te dejaría avanzar si no cooperabas, no es como que no te pudieras librar de él pero no querías causar una escena que atrajera la atención de los transeúntes.

-¡A LA UNICA QUE LE IMPORTA COMO LA HACEN VER ES A TI!- aún te sostenía por los hombros -¡QUITATELAS!- insistió un par de veces más.

Tu rostro se cubrió de color carmín cuando tomaste una de las mangas y comenzaste a deslizarla, te sentías tan avergonzada que querías llorar no dejabas de mirar al suelo. Un brazo descubierto y continuaste con el siguiente. Cerraste fuertemente los ojos esperando que algo malo sucediera al quitartelo, pero nada, no hubo ni un sonido, nadie de los que pasaban alrededor se fijó en ti. Abriste los ojos asombrada, era como si te hubieran quitado un enorme peso de encima, por alguna razón creías que todos se girarían hacia ti y comenzarían a hacer expresiones de asco y miedo.

-Vamonos- dijo el rubio y comenzó a caminar, tardaste unos minutos en reaccionar pero lo seguiste. Seguías nerviosa y no dejabas de observar a tu alrededor, el rubio se detuvo y se giró hacia ti -Nadie te está mirando- dijo y asentiste -Tu eres la única a la que le afecta, así que ¡NO VUELVAS A USAR ESAS PORQUERIAS!- se giró y continuó su camino.

Pero era verdad, aunque tus cicatrices no eran tan notorias como antes seguían ahí, cualquiera que te viera se daría cuenta, aún así nadie te miraba. Comenzaste a pensar en las palabras del rubio, parecia tener razón en todo. Una vez más observaste su espalda delante de ti y la seguridad que te hacía sentir aumento, realmente había sido una buena decisión trabajar con él.

Cuando Kirishima te vio acercarte no pudo ocultar su expresión de asombro al verte sin las mangas, corrió rápidamente hacia ti con unas pequeñas lágrimas formándose en su mirada.

-¿Como es posible?- el pelirrojo miro a su amigo -¿como lo lograste?- un par de lágrimas rodaron por sus mejillas.

-Solo lo hice- desvío la mirada -ahora me largo- se giró y se marchó.

Kirishima te miraba realmente feliz, el había tratado de animarte a poder mostrarte cómo realmente eras pero no lo había conseguido, estaba demasiado feliz pues era un gran paso para ti. Sonreiste, en ese momento comprendiste lo que había logrado el rubio y lo agradecida que deberías estar con él; esto se reafirmo cuando al entrar a casa escuchaste el sonido de una taza caer y al girarte viste a tu tío Aizawa y a tu tio Mic observándote con la boca abierta de la sorpresa. Te causó un poco de gracia ver cómo el rubio cerraba su boca con una mano y con la otra la de tu tío. Cuando reaccionaron se acercaron rápidamente a ti.

-¿Estas bien?- fueron las primeras palabras que salieron de la boca del pelinegro, asentiste sonriendo y tu tío no pudo evitar dejarse caer al suelo. No podía creer lo que veía, tantos años sufriendo al ver como ocultabas tu cuerpo y ahora lo mirabas sonriente mostrando tus brazos.

-¡NUESTRA LUCESITA ESTA CRECIENDO!- dijo el rubio en medio del llanto mientras te abrazaba.

Esa noche te fuiste a dormir sintiendo que habías dado un gran paso, el rostro del rubio vino a tu mente, te asegurarías de agradecerle adecuadamente.

Bakugou regreso a su casa molesto y no comprendía por que, tal vez muy en su interior deseaba que lo miraras mientras le decías gracias. Trato de ignorar esos pensamientos pero parecía imposible, más al recordar que en dos días no se verían.

Los dos días que se se habían dispuesto para la mudanza realmente los pasarías en casa, pues tu tío se encargaría de llevar todas tus cosas junto con las de él. Esa mañana te habías estado enviando mensajes con Mirio el cual estaba muy emocionado por los dormitorios y no dejaba de enviarte fotos de como seria su habitación, cuando le contaste que irías al mercado no pudiste evitar reír ante su respuesta.

Si te incomoda alguna persona actúa como Tamaki y sólo piensa que son papas.

Realmente te levantaba el ánimo y te gustaba mucho hablar con él de esta manera. Revisaste una última vez la lista que te dio tu tío y saliste a realizar las compras. Visitaste varios locales hasta que terminaste con tantas bolsas que a penas te permitían caminar.

-¡Hikari!- una voz conocida te llamo a lo lejos.

Kirishima había terminado de arreglar su habitación, y tenía toda la tarde libre así que junto a Kaminari y Bakugou salió por ahí a comer, después vagaron por diferentes lugares hasta acercarse a su casa. Entonces te observo a la distancia y te llamó.

Te giraste un poco confundida pero al ver su rostro te tranquilizaste, el saludaba animadamente junto con uno de sus acompañantes, levantaste la mano tímidamente.

-Chicos creo que aquí los dejo, volveré a casa con ella- Kirishima le dijo a los dos rubio y corrió a tu lado.

Le sonreiste y él tomó la mayor parte de las bolsas que cargabas, siguieron caminando mientras conversaban animadamente. Pero un rubio no se pudo contener una vez más, la forma en que mirabas y reías con el pelirrojo lo molesto de gran manera así que sin darse cuenta estaba apretando la mandíbula y creando pequeñas explosiones con sus manos mientras los observaba alejarse. Su actitud fue bastante obvia para su acompañante.

-¿Acaso estas celoso?- dijo en tono de burla Kaminari, pero como respuesta recibió una explosión directo en la cara.

-¡NO SE DE QUE DEMONIOS HABLAS!- grito Bakugou para girase y seguir su camino.

-Si, si, lo que digas- Kaminari lo siguió con el rostro manchado de negro por la explosión, pero seguía pensando lo mismo.

Kirishima te contaba emocionado como eran los dormitorios, las habitaciones habían sido repartidas aleatoriamente así que la tuya estaba a dos habitaciones de la del pelirrojo.

-Creo que será muy difícil para mi- suspiraste.

-No te preocupes, mis compañeros son asombrosos, estoy seguro de que te agradaran- Kirishima te sonrió -y siempre estaré a tu lado como lo haría un verdadero hombre-

-Lo se- le sonreiste, desde niños no te había dejado sola así que confiabas plenamente en él -Estaba pensando que debería agradecerle a Bakugou, pero no se como y como tú eres su amigo- el pelirrojo comprendió de inmediato.

-Hay pocas cosas que le gusten más que ganar- miraba hacia arriba pensativo -pero si lo dejarás ganar en un entrenamiento seguro se molestaría-

-Seguro que si-

-Mmm... ¡Ya se! ¿Y si le enseñas un buen movimiento? Uno con el que sea seguro derribarte si lo aplica bien, eso también te servirá de entrenamiento-

-Podría ser- lo pensaste un poco -creo que tengo el movimiento perfecto. Gracias-

El rubio había llegado tan molesto a su casa que al entrar comenzó una ridícula pelea con su madre, pero esta noto algo diferente en su hijo, no estaba molesto de la misma forma que antes esto parecía más personal. El rubio seguía gritando tonterías mientras ignoraba a su padre que trataba de calmarlo. De pronto el rostro de su madre se iluminó y sonrió, tanto el rubio como su padre la miraron sorprendidos.

-¿Quien es la chica?-

Tu luz más brillante [Bakugou y Tu] [Dabi y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora