Capitulo 46

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Bakugou se sentía entre la espada y la pared pero tú salud era lo más importante para él.

—¡HAZLO!— grito el rubio ante la desesperación —¡PERO SI INTENTAS ALGO MAS TE ARREPENTIRAS!—

Dabi no dijo nada más y se acercó lentamente, mientras la aguja atravesaba tu piel el rubio no despegaba la vista del intruso. Segundos después tu respiración volvió a la normalidad.

—Ahí se encuentran varias dosis más— Dabi señaló la caja que anteriormente dejo en el suelo —la anciana sabrá que hacer— y sin decir más regreso por el portal y desapareció.

Inmediatamente la puerta se abrió y por ella entro Eraserhead y Kirishima seguidos por los de seguridad de la UA. Al parecer habían tratado de entrar a la habitación pero algo se los había estado impidiendo.

—¡¿QUE RAYOS PASO?!— grito tu tío.

Bakugou aún te sujetaba con fuerza y tardo unos segundos en asimilar lo que había pasado.

—¡ESE MALDITO DE NUEVO!— grito y el pelinegro se acercó a ti rápidamente.

—¡¿LE HIZO ALGO?!— Aizawa te observaba preocupado.

—¡Le inyectó quien sabe que porquería!— soltó el rubio y al escucharlo Recovery Girl se acercó a revisarte —¡El maldito dijo que ella podría morir!— después les explico lo sucedido y les señaló la caja.

Cuando Recovery Girl vio que tú salud estaba bien tomo el contenido de aquella caja y lo reviso, de un momento a otro salió de la habitación sin decirle nada a nadie. Aizawa se quedó a tu lado pero tanto para él como para Kirishima no había pasado por alto el hecho de que el rubio se negaba a soltarte.

Te comenzaste a remover en los brazos del rubio y abriste los ojos lentamente, pero al encontrarte con aquellos ojos rubí, tu rostro se tiñó de rojo y en un impulso arrojaste al suelo al rubio usando tu don.

—Mi don— murmuraste observando tus manos —he recuperado mi don— entonces procediste a crear unas pequeñas esferas de luz y jugar con ellas.

—De hecho lo recuperaste hace un día— dijo tu tío —¿Estas bien? ¿Cómo te sientes?—

—¿Hace un día?— no comprendias.

—¡Casi destruyes el lugar con tu maldito don!— se quejo Bakugou poniéndose de nuevo de pie.

—Debiste ver a Bakugou tratando de calmarte— se burló Kirishima.

—¡CIERRA LA MALDITA BOCA PELOS DE INCENDIO!—

—Que extraño— dijiste a ignorando a tus amigos —mi cuerpo se siente más ligero—

—Es por esto— Recovery Girl volvió a la habitación y traía consigo la caja que dejó Dabi —no se por que te llevaron pero estoy segura de que no quieren que mueras—

—¿De qué hablas?— pregunto Eraserhead.

—Junto con estás dosis de medicamento me dieron información de las drogas que no pudimos identificar en su sistema y esto— señaló los frascos al interior de la caja —es una especie de antídoto para la droga y temo decir que sin el probablemente su corazón habría comenzado a fallar sin remedio alguno—

—¿Entonces su salud está en riesgo?— Aizawa te observaba preocupado.

—Mientras se le administré este medicamento correctamente estará bien— la anciana se acercó a ti y tomo de nuevo tus signos vitales —te mantendremos dos días más aquí y después podrás volver a los dormitorios—

—¡Eso es fantástico!— Kirishima te abrazo emocionado.

Los días siguientes no volviste a sentir dolor ni ningún tipo de malestar, tu salud mejoro a pasos agigantados. Después de clases recibías toda clase de visitas pero Bakugou y Kirishima permanecían a tu lado tanto como les era posible.

Finalmente llegó el día en que te darían el alta, ya no requerias medicamento constantemente pero aún así a tu tío le dieron algunas dosis por si te sentías mal de nuevo.

Al salir del hospital te pareció extraño que solo tu tío te acompañará, y al llegar a los dormitorios estos parecían vacíos. No negarias que eso te decepcionó un poco pero estabas feliz de volver.

Lo que ignorabas es que tus compañeros habían planeado una sorpresa para festejar tu regreso.

Entraste a tu habitación y observaste alrededor, todo estaba igual que no parecía que llevabas fuera más de dos semanas. Te sentaste y sacaste una libreta dónde comenzaste a escribir sobre lo que te dijo Shigaraki y lo que necesitabas averiguar del juicio de tu padre.

Fuera de los dormitorios los demás preparaban todo.

—Oye Bakugou, ve a la habitación de Hikari— le dijo Kirishima —asegurate de que la sorprendan los fuegos artificiales— el rubio no dijo nada y fue a buscarte. La verdad es que Kirishima hubiera querido ser el quien te buscará pero lo conocías tan bien que seguramente descubrirás qué ocultaba algo.

Bakugou llamo a tu puerta y segundos después abriste.

—¿Sucede.. algo?— preguntaste con la mirada en el suelo pero el rubio noto algo más en ti.

—¿Estabas llorando?— te sorprendiste al ser descubierta tan rápidamente.

—No...— intentaste cerrar la puerta pero Bakugou fue más rápido y entro a tu habitación.

La verdad es que cuando anotabas en la libreta comenzaste a pensar en los demás y en qué podían haber muerto por tu culpa. Si hubieran intentado salvarte seguramente sus vidas se habrían perdido. En ese momento no pudiste evitar sentirte de nuevo como un estorbo en la vida de los demás.

—¿Por qué lloras?— Bakugou se comportó tan dócil como su carácter le permitió.

—Ustedes estuvieron en peligro... por mi culpa— te sacaste las lágrimas —podrían haber muerto... Dabi pudo haberlos matado—

—¡¿DE QUE RAYOS HABLAS?!— Bakugou se molestó al escuchar aquello —¡¿NO TE HABÍA DICHO QUE NO LLORARAS POR TONTERÍAS?!—

—Si hubieran intentado salvarme...— no tuviste valor de terminar la frase.

—¡ES LO QUE CUALQUIERA HUBIERA HECHO! ¡LO QUE DEBÍ HABER HECHO!— el rubio aún se culpaba de no haber actuado correctamente aquel día y no soportaba ver qué te sentías culpable por eso. Así que sin pensarlo mucho te rodeo con sus brazos, te sonrojaste inmediatamente pero aquella agradable calidez te invadió nuevamente reconfortandote —¡SOMOS HÉROES! ¡NO OLVIDES ESO MALDITA ENANA!—

—Pero...—

—¡NINGÚN PERO! ¡A CADA UNO DE LOS EXTRAS DE ESTE DORMITORIO LES IMPORTAS! ¡A MI ME IMPORTAS!— soltó Bakugou y armandose de valor siguió hablando —¡MALDICIÓN! ¡A MI ME G...— una explosión los interrumpió.

Miraste fuera de tu habitación y un sin fin de luces iluminaban el cielo, fuegos artificiales. Te separaste de brazos del rubio y saliste al balcón.

—¡Esos idiotas!— murmuraba entre dientes el rubio.

—¡Es hermoso!— soltaste viendo los destellos en el cielo ya oscurecido, entonces te giraste hacia Bakugou —Disculpame... ¿que era lo que estabas diciendo?—

—¡NADA! ¡MALDICIÓN! ¡NADA!— de no ser por las luces de colores que bañaban el lugar seguramente te habrías percatado del sonrojo del rubio, quien estaba claramente molesto. Bakugou chasqueo la lengua y se colocó a tu lado para observar el espectáculo.

—Bakugou...— dijiste tímidamente y completamente sonrojada —tu también... también me importas...—

Tu luz más brillante [Bakugou y Tu] [Dabi y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora