Capitulo 125

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Bakugou se alejo un poco esperando una respuesta a su confesión, tu rostro estaba completamente rojo y te habías quedado sin habla al escucharlo, no sabías que responder. El rubio estaba por repetir sus palabras cuando un carraspeo de garganta los interrumpió. Dabi había llegado.

—El tiempo se acabó— dijo con un tono más brusco del que esperaba. Bakugou asintió y te tomo de la mano, te dirigió una brillante sonrisa que jamás le habías visto e inevitablemente le imitaste, estabas feliz como no te habías sentido en días.

Sin embargo, al girarte algo cambio. La mirada de Dabi desmoronó todo lo que se había logrado hace unos minutos, aquel tono azul se había vuelto un mar de angustia y dolor. El pelinegro no te dijo nada pero por algún motivo tenías la sensación de haber hecho algo mal.

Bakugou camino con seguridad llevándote con él hasta quedar frente a frente con Dabi. Algo dentro de ti te decía que debías soltar al rubio pero te sentías incapaz de hacerlo. El pelinegro te miro por un segundo que te pareció eterno antes de señalar con la barbilla las brillantes gotas detrás de ti, era momento de despedirse de tan luminosa creación. Asentiste y dejaste la lluvia fluir, cerraste los ojos esperando ser mojada pero por el contrario sentiste una calidez sobre ti. Dabi había extendido sus llamas sobre ustedes para evitar que se mojaran, ninguna gota logro atravesar aquel poderoso fuego.

—Ese portal te llevará a dónde te encontré— Dabi señaló a su derecha —No tengo que explicarte la importancia de no hablar de esto ¿O si?— miro a Bakugou con advertencia.

—No diré nada— el rubio estaba demasiado feliz como para que le importará el tono del pelinegro, entonces Bakugou se giro hacia a ti —Te estaré esperando— sonrió —arreglemos esto y entonces podrás regresar—

—Volveré, Dabi lo prometió, él encontrará la manera— respondiste, en ese momento aquella mirada color rubí choco con el par de zafiros que los observaban, un mutuo asentimiento, una promesa.

—Sera mejor que me marche antes de que alguien me eche de menos— por un momento pensó en acercarse y devorar nuevamente tus labios pero tú guardián seguro no lo permitiría y si quería verte de nuevo era mejor no tentar a su suerte. Así que, usando la mano que te sujetaba, la levantó y depósito un beso en el dorso de tu mano —No olvides lo que te dije— te sonrojaste al comprender a qué se refería. Te soltó alargando al máximo el tiempo que podía estar en contacto contigo y con una última sonrisa desapareció.

—Nosotros también debemos irnos— menciono Dabi, pero al girarte ya no estaba, se había marchado por el portal así que no dudaste y lo seguiste. Ese sentimiento de que habías hecho algo indebido no se alejaba de tu mente.

Bakugou apareció justo en el mismo lugar del que se había marchado. Llegó justo a tiempo pues solo un par de segundos después unos cuantos héroes aparecieron en su campo de visión. Kirishima estaba en el grupo junto con Fatgum, seguramente los llamaron de último minuto. El pelirrojo corrió al encuentro de su amigo.

—¿Pero que te paso?— Kirishima miro sorprendido la ropa parcialmente mojada del rubio.

—Me caí en un charco— respondió con una sonrisa que el pelirrojo inmediatamente comprendió.

—Tendrás que contarme cómo paso cuando estemos de regreso— le guiño un ojo. Pero ambos ignoraban que alguien más prestaba atención a su conversación y sospechaba de ella.

Mientras tanto, tu ya te encontrabas de regreso. Y a pesar de que habías entrado al portal solo un par de segundos después de Dabi, al cruzar no había rastro del pelinegro. Nuevamente ese malestar, sentías que te habían atrapado haciendo algo malo. Caminaste hacia la habitación que compartían con la esperanza de encontrarlo pero no había ni rastro de él.

De pronto tu cuerpo comenzó a sentirse muy pesado, el agotamiento te golpeó provocando que a penas pudieras mantener los ojos abiertos. Había usado demasiado tu don, sonreíste, salvaste a todos los civiles y lograste ver a Bakugou. Shigaraki cumplió su palabra.

Tu ropa estaba empapada pero no tenías fuerzas de cambiarte, te arrastraste hasta dejarte caer en la cama, solo necesitabas unos segundos, solo eso.

El resto de la liga había salido a festejar la victoria de esa noche, nuevamente su territorio volvía a crecer. Sin embargo, Dabi no se unió a aquella celebración, por el contrario había desaparecido. Abandono el lugar y volvió a la cabaña de su familia, el lugar que no volvieron a visitar desde el nacimiento de Shoto. Se sentó donde mismo y se dedicó a observar el cielo estrellado que se cernía sobre él.

Al ir a buscarte había visto y escuchado más de lo que debía pues llegó momentos antes de interrumpirlos. Su corazón le dolió como no lo había hecho en años al ver la escena que se desarrollo frente a él. Sabía que era lo mejor, necesitabas a alguien que pudiera estar a tu lado cuando volvieras, alguien que estuviera dispuesto a protegerte y te acompañará en tu camino de héroe. Y él no podía darte eso.

Más de una vez se había planteado la idea de convencerte y cambiar tus principios e ideales, pero no podía. Eso era justo lo que más amaba de ti. Además conocía bien su destino y no era algo que quisiera compartir contigo, tu merecías algo mejor. Sin mencionar que de ti dependía el futuro de todo y el tenía confianza absoluta en qué cuando llegara el momento tomarías la decisión correcta. No faltaba mucho pues Shigaraki le había asegurado que después de que completaras está misión con éxito te diría sus verdaderas intenciones. Aún así quería ser egoísta, al menos por una vez.

Después de un par de horas observando el cielo estrellado que se fundía con las luces de la ciudad a la lejanía, se dispuso a volver. Esperaba que te hubieras marchado con los demás así camino a su habitación para dormir y olvidar todo lo que lo estaba atormentando.

Pero al abrir la puerta todos sus sentidos se pusieron en alerta. Inmediatamente vio tu cuerpo en la cama pero había algo mal, tus respiraciones no eran regulares y soltabas pequeños quejidos. Rápidamente se acerco a ti y al tocarte tu piel quemó bajo su palma helada. Estabas ardiendo en fiebre. No lo dudo y te tomo en brazos mientras corría al baño para meterse en la regadera contigo, el agua helada comenzó a empaparlos. Te sujetó con fuerza mientras ignoraba el dolor que comenzaba a recorrer sus cicatrices.

Pronto el agua comenzó a teñirse de rojo.

Gracias por leerme ❤️
Nos vemos pronto ✌️

Tu luz más brillante [Bakugou y Tu] [Dabi y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora